El sindicato estadounidense Trabajadores de la Automoción Unidos (UAW, por sus siglas en inglés) y Ford han alcanzado este miércoles un acuerdo provisional «histórico» para acabar con la huelga iniciada a mediados de septiembre en todas las plantas de Ford, General Motors y Stellantis.
Este nuevo acuerdo «pondrá cuatro veces más dinero» que los anteriores acuerdos de 2019, según han asegurado representantes el sindicato en un vídeo publicado su cuenta de la red social X, antes Twitter.
El pacto incluye aumentos salariales del 25 por ciento hasta 2028, fecha en la que expira el contrato provisional, y también ajustará estos aumentos al coste de vida para «proteger a los trabajadores de la subida de precios».
En ese sentido, se espera que los trabajadores reciban incrementos salariales del 30 por ciento o más durante la vigencia del acuerdo; también se ha logrado recuperar una serie de beneficios que se perdieron durante la crisis económica de 2008, según ha explicado la cadena CNN.
Sin embargo, el pacto deberá ser ratificado por todos los miembros de UAW de las plantas de Ford, que se cuentan por miles; el inicio de la huelga fue secundada por unos 10.000 trabajadores en las plantas de las tres mencionadas compañías, cifra que ha ido ascendiendo gradualmente hasta los 40.000 huelguistas.
La convocatoria se produjo después de que los tres fabricantes no ofrecieran lo exigido por el sindicato, que pedía recuperar beneficios perdidos «hace más de una década, cuando las empresas carecían de liquidez y estaban al borde de la quiebra».
Así, UAW rechazó aumentos salariales de dos dígitos con la intención de materializar sus «ambiciosas reivindicaciones» respecto a los salarios, prestaciones y protección de empleo en un contexto en el que los ‘Tres Grandes’ han registrado enormes beneficios.
El sindicato automovilístico convocó una huelga en todas las plantas de Ford, General Motors y Stellantis, tornándose así en la primera vez en la historia en que se convoca una huelga a la vez en las fábricas las tres principales empresas automovilísticas de Estados Unidos. General Motors, por su parte, informó hace unos días de que la interrupción parcial de la producción le ha hecho perder unos 200 millones de dólares (unos 190 millones de euros) semanales.
La repercusión de la misma ha sido tal que incluso el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó a participar en un piquete, convirtiéndose así en el primer mandatario en activo en formar parte de este tipo de manifestaciones.
El tipo de huelga ‘Stand Up’ es, según define el propio sindicato en su página web, «un nuevo enfoque huelguístico» que consiste en convocar algunos parones locales e ir sumando cada vez más, lo que proporciona «máxima influencia y flexibilidad en la lucha por conseguir un contrato justo en cada uno de los tres grandes fabricantes de automóviles».