El Salman Rushdie que se asoma a la pantalla situada en el hall del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) deja ver las secuelas del atentado que el pasado año a punto estuvo de costarle la vida. Uno de los cristales de sus gafas está ahumado, pero algún ángulo deja ver su ojo sin vida. La boca está torcida. Su cuello muestra cicatrices. La mano derecha, con problemas de movilidad, apenas aparece en el campo de visión. Y, sin embargo, todo el aspecto del autor de ‘Los versos satánicos’ inspira fortaleza, resolución y un gran sentido del humor. Como si nada hubiera cambiado. Hace dos días recibió sin ningún miedo en Fráncfort el premio de la Paz de los Libreros alemanes, y este miércoles, desde su residencia en Londres, ha reiterado su defensa de la libertad de expresión en la sesión inaugural del Kosmopolis 2023, en la que fue presentado por la directora del CCCB Judith Carrera y la escritora y experta en Freud Lisa Appignanesi, vieja amiga del autor y expresidenta del PEN.
Aunque el escritor ya había escrito dos volúmenes de memorias, acaba de finalizar ‘Cuchillo’, el libro sobre el ataque sufrido, inspirado por la fetua declarada por el ayatollah Jomeini que le ha perseguido durante 33 años. “Es un libro breve y a diferencia de otras memorias mías esta está escrita en primera persona, porque cuando te clavan un cuchillo en el cuello se impone la primera persona. Eso hay que contarlo de la manera más directa posible. En realidad, no me ha interesado hablar de lo que ocurrió, pero sí reflexionar sobre ello, mostrar todo lo que ha pasado por mi cabeza en esas circunstancias”. Admite el autor, que ese libro, que ha escrito a un ritmo mucho más rápido de lo que suele escribir le ha ayudado a pensar en volver a escribir ficción en el futuro, algo que tiene previsto hacer.
Libertad de expresión y redes sociales
“Me resulta extraño y me parece absurdo tener que defender la libertad de expresión. Esa libertad es algo obvio, pero en algunos lugares del mundo quieren reprimir algo que es consustancial a todos los humanos: nuestra capacidad de expresarnos libremente”, defiende Rushdie con tanta convicción como valentía y pasa a hacer un diagnóstico de la situación, más allá de su propio caso, en el mundo. Para Rushdie la libertad de expresión ha sufrido grandes transformaciones en la última década. “Cuando yo era joven las fuerzas represoras eran los estados autoritarios y los actores políticos conservadores, gente más bien entrada en años, pero ahora la represión procede también de los jóvenes o de la gente de izquierdas que no quiere oír discursos desagradables. Es algo que no entiendo”, dice, al tiempo que subraya su incomprensión del mundo que le ha tocado vivir admitiendo que ha relajado su antaño prolífica participación en las redes sociales. “Ya no apetece hablar en algo que se llama X”, bromea.
A la espera de ‘Cuchillo’, que llegará a las librerías el próximo abril, el lector de Rushdie tiene a su disposición el libro ‘Los lenguajes de la verdad’, que reúne sus ensayos de los últimos 17 años y su última novela, terminada poco antes de su brutal atentado, ‘Ciudad Victoria’, un libro en el que se aúnan su vocación como historiador, eso fue lo que estudió en la universidad, y los cuentos y leyendas que forman el sustrato de sus narraciones, muchas veces asimiladas al realismo mágico, que tanto admira. “Me lo dicen constantemente, pero eso es porque no conocen la herencia cultural de las historias de hindús y musulmanes. Mi inspiración no es Latinoamérica”. Y trasladado allí en el pensamiento, se para a comentar la noticia de la aparición de la novela inédita de García Márquez -al que tantas veces se le ha comparado- el próximo año. “Me parece muy preocupante que los hijos hayan decidido que esa novela salga a la luz porque él había dejado dicho que no le convencía el resultado. Por favor, yo tengo algunos inéditos en la Universidad de Austin, en Estados Unidos, pero quiero dejar muy claro que no quiero que se publiquen”. El autor al que le unen muchos vínculos con España no en vano escribió sobre Al-Ándalus en ‘El último suspiro del moro’ y ‘Quijote’, prometió estar en Barcelona “en carne y hueso” en un futuro no muy lejano. Así, sin el menor temor.