España es el quinto país de la Unión Europea con más casos de sífilis por habitante, y el primero entre los de gran población: de los cuatro que reportan mayores tasas, solo Irlanda supera el millón de habitantes pero no llega a los cinco.

Los datos, correspondientes al año 2021, acaban de ser publicados por el Centro Europeo para el Control de Enfermedades. La tasa media de sífilis en Europa fue de 7 casos notificados por 100.000 habitantes, mientras que España alcanzó los 11,1, siendo la primera vez que reporta más de 5.000 infecciones en un solo año.

Malta (32,2 casos), Luxemburgo (29,1), Irlanda (14,3) e Islandia (13,6) son los países con mayores tasas. En el lado opuesto de la tabla, con menos de 3 casos por cada 100.000 personas, se encuentran Croacia, Estonia, Letonia, Liechtenstein, Rumanía y Eslovenia.

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En números absolutos, España es el segundo país de la Unión Europa o el Espacio Económico Europeo (que incluye también a Islandia, Liechtenstein y Noruega), tras Alemania: 6.715 casos por 5.277. El resto de países notificaron menos de 2.000 casos.

Aunque no son datos consolidados, en los 10 meses que llevamos de 2023 el número de casos de sífilis en nuestro país es mucho mayor: 6.443, según el último informe semanal de vigilancia epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III.

La última década ha estado marcada por un incremento en las infecciones de transmisión sexual (ITS), solo interrumpido en 2020 por el impacto de la pandemia en la población de alto riesgo, así como la reducción en el acceso a la atención especializada.

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En 2021, el número de casos en Europa ha vuelto a aumentar, aunque no supera los de 2019: se notificaron 25.270 infecciones frente a las 35.258 de aquel año, cuando Reino Unido formaba parte de la UE. Sin contar con los datos británicos, la cifra sigue superando la actual: 26.520 casos.

La mayoría de casos se dan en hombres: por cada mujer infectada por sífilis hay nueve hombres. El riesgo de esta enfermedad —causada por la bacteria Treponema pallidum y caracterizada por erupciones en la piel y mucosas— en mujeres es su posible transmisión al bebé durante el embarazo.

No obstante, no es el único riesgo de la sífilis. Aunque se trata de una enfermedad de tratamiento relativamente sencillo con antibióticos, las infecciones latentes pueden causar, con el paso de los años, daños vasculares y neurológicos, así como problemas de fertilidad.

El éxito de la PrEP

El incremento en los casos de esta ITS en la última década se ha dado sobre todo entre hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. En 2021, el 77% de los casos en que había información de la transmisión formaba parte de este grupo poblacional.

De este grupo, es más que notable el aumento entre aquellas personas VIH negativas. Entre 2015 y 2021, han crecido un 87% (no obstante, esta cifra se basa solo en datos de los ocho países que han reportado este tipo de información de forma continuada).

En la población heterosexual, las tasas de notificación se han mantenido estables. Entre los factores de riesgo para este grupo está la realización de conductas sexuales de riesgo, el trabajo sexual, el abuso de sustancias y pertenecer a grupos socialmente vulnerables: personas pobres, sin hogar, migrantes, refugiados o minorías étnicas.

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Luis Buzón, jefe de Medicina Interna del Hospital Universitario de Burgos y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), desgrana varias cuestiones para explicar este aumento de casos en España y en Europa.

«La cuestión tiene varias aristas», comenta a EL ESPAÑOL. «No diagnosticas lo que no buscas. España es uno de los países europeos con mayor implementación de la estrategia PrEP, que conlleva adherirse a un programa de seguimiento donde cada tres meses se realiza un cribado sistemático de ITS, entre las que está la sífilis. Como eres más sistemático buscando diagnosticas mucho más».

Se llama profilaxis preexposición o PrEP al uso de medicamentos contra el VIH antes de la infección en población que realiza prácticas sexuales de riesgo. Se realiza con antirretrovirales de probada eficacia para tratar la infección de VIH y han demostrado eficacia para evitar su transmisión: este uso se aprobó en el último tercio de 2019 y desde entonces se han implantado programas para distribuirla en población de riesgo, siempre con un seguimiento.

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«Los sistemas de PrEP pueden contribuir a que detectemos de forma más frecuente y de manera muy incipiente ITS», explica Buzón. «Reino Unido tiene implementado un programa de PrEP espectacular y por eso notifica mucho. Rusia, por el contrario, no tiene un sistema altamente implemantado, a lo que se suma la situación altamente estigmatizante y de persecución contra el colectivo gay, con lo que la notificación es muy inferior. En Polonia tiene un programa de PrEP en curso pero no hay financiación pública, por tanto, mucha menos gente se adhiere al programa y son menos para cribar».

El éxito de esta estrategia ha tenido una cara menos amable: un incremento del resto de ITS, sobre todo gonococo, clamidia y sífilis, producto la pérdida del miedo al VIH y el consiguiente descenso en el uso del preservativo. En España, la incidencia de ITS en conjunto ha alcanzado un máximo histórico de los últimos 25 años.

Perder el miedo al VIH

Buzón es consciente de la diferencia entre el VIH y el resto de infecciones de transmisión sexual. «En sus orígenes, [el VIH] era mortal y altamente estigmatizante. Lo primero ha mejorado notablemente con la medicación; lo segundo sigue sin resolverse. Además, es una enfermedad más compleja: las otras se curan de manera relativamente sencilla con unos días de antibióticos«.

Dicho esto, subraya el peligro de infravalorar el resto de enfermedades, «cuando un porcentaje puede producir complicaciones graves agudas y, sobre todo, otro tipo de complicaciones a largo plazo en forma de esterilidad o alteraciones reproductivas».

El especialista añade un punto más para explicar la explosión de casos: el aumento de prácticas sexuales de altísimo riesgo como el ‘chemsex’, que consiste en consumir drogas para mantener relaciones (normalmente, con más de una persona) y en la que también se suele prescindir del preservativo.

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«Puede ser un factor adicional para explicar ese incremento crudo de notificaciones», subraya, recordando que el condón es un método «extraordinariamente efectivo» para prevenir las infecciones de transmisión sexual.

Julián Domínguez, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, considera que el éxito de la PrEP continuará desincentivando, lamentablemente, el uso del preservativo, «que evita no solo las ITS más conocidas sino otras no tan populares pero que pueden llegar a ser dolorosas e incapacitantes».

Con todo, para explicar las diferencias entre España y otros países europeos considera que habría que ir indagar con estudios específicos que vayan a las causas. No todo se debe a la PrEP pero sí mucho a la pérdida de miedo al VIH. «Llevamos dos décadas de continuo aumento, y esto es un reflejo del comportamiento humano. La sensación de banalidad en la infección, por una parte, los nuevos hábitos que se generan con la baja percepción del riesgo…»

Advierte de que, más allá de las notificaciones, haya un peligro adicional en los problemas no resueltos de la atención primaria tras la pandemia. «Ante las dificultades para encontrar cita, puede que no insistamos si tenemos molestias. Y eso puede llegar a cronificar la enfermedad y llegar a una sífilis secundaria».