El juego de la oposición democrática cambió, y lo hizo a lo grande. María Corina Machado, líder de Vente Venezuela, no solo arrasó en votos, sino con el Plan B que tenía la oposición aliada con el régimen y que apostaba al fracaso de las primarias. El votante venezolano ha hablado con contundencia y María Corina hoy es tan o más legítima que Joe Biden o Donald Trump. Me explico: el candidato demócrata para representar a la oposición en sus primarias sacó el 8,22 por ciento de los votantes registrados, mientras que el republicano logró el 7,83 por ciento. Machado superó ambas cifras habiendo obtenido una opinión favorable aún mayor al 10% de los electores registrados, 2,2 millones de votos.
La ganadora se midió contra casi todos los partidos de la oposición y ganó abrumadoramente, de eso no queda duda aunque nadie en Venezuela estaba preparado para lo ocurrido porque todas las apuestas post primarias, también han sido arrasadas. No se podría decir que las encuestas fallaron porque Benjamin Rausseo y María Corina llegaron a tener el 85% de intención de votos y entonces nada cambió mucho. Al marcharse el primero, todos los votos migraron al segundo y en contra del resto.
¿Por qué los partidos políticos optaron por la eutanasia? Simplemente porque ni siquiera son conscientes de su imagen. Podemos hablar de su pasado y de sus errores hasta el cansancio, pero lo más importante es haberse alejado del pueblo opositor porque para nadie es un secreto y así quedó demostrado, que todos esos partidos y candidatos les dieron la espalda a sus electores.
La oposición se opone, porque esa es su papel principal y las bases opositoras activas en Venezuela son, como lo demostraron el domingo pasado demoledoramente opositoras. No han cambiado un ápice, marchan cuando hay que marchar, votan cuando hay que votar y protestan cuando les convocan, y son íntegros políticamente hablando y además no tienen dobleces, mientras que no pocos lo hacen con el epigástrico y no es para menos.
Aguantaron horas en las colas para votar y se agotó el material electoral porque la frustración hizo que se superaran las expectativas
En esta Venezuela devastada por el chavismo vota comprometido el que lo ha perdido todo, el que ya no puede comer, al que se le fueron sus hijos y se siente solo, el que vivía de su sueldo profesional y ahora se le cae en pedazos su piso. Vota el que su coche ya no sirve porque la gasolina de mala calidad destruyó su motor, el que siente que es una burla recibir de pensión de tres dólares mensuales, el enfermo que no puede pagar al médico y no cuenta con hospitales públicos porque están en estado de abandono. Vota bajo un aguacero el profesional que ahora debe vender dulces para sobrevivir. En fin, que la mayoría movilizada de la oposición es furibunda e íntegramente opositora y con toda razón. Por eso aguantaron horas en las colas para votar y se agotaron los cotillones con el material electoral porque la frustración hizo que se superaron las expectativas.
Vota, como presencié, la señora a la que desde la calle le gritaban: «Vas a perder la bolsa». Y con una dignidad tan grande como el cielo, que arrancó aplausos entre los presentes, respondió, con no pocos improperios, que esa bolsa era un asco lleno de gorgojos, refiriéndose, claro está, a la bolsa de comida que les entrega el régimen.
Por otra parte, es opositor aquel que se fue y la clase media arruinada. El que extraña su tierra y a los suyos, el que lo perdió y arriesgó todo y ahora está afuera y quiere verle el hueso a quien considera responsable de todos sus males y los de su familia que vive aún en el inframundo, esos son furibundamente más opositores y con razón.
Y después está la mayoría que es igualmente opositora, pero que está desmovilizada. Hablamos de ocho millones que se han marchado, diez si añadimos a los que tenían doble nacionalidad de la región o europeos. Hablamos de millones que no votarán, y que de haber estado, las primarias habrían contado con seis millones de votantes. Pero a su vez, la FAO nos indica que otros ocho están desnutridos o se acuestan con el estómago vacío. Esos millones, están en las encuestas, representan buena parte del 80% del pueblo opositor, pero no ejercerán el voto en unas primarias opositoras.
Perdieron las viejas formas de hacer política y que trajeron a Hugo Chávez, la que apostó por el fracaso de las primarias y que sigue haciendo lo mismo que en 1998. La que cree que es mejor beber whisky en un restaurante a trabajar para organizar maquinarias, o presentar programas y proyectos o mejor aún, la que no se atreve a oponerse.
Perdieron quienes creen que la nueva forma de hacer política a través de redes sociales y que sus seguidores de Twitter son sus votantes. Los que habían sustituido la imagen de opositor, por el vale todo.
Perdieron aquellos que ni siquiera creían necesario saber el estado de sus votantes o si su partido existía todavía, porque su liderazgo fue diezmado, la mayoría está exiliada o que la gente que había allí, los cuadros formados durante años, se fueron por las trochas, la selva del Darién y los organizadores por avión.
Es, a los efectos de comprenderlo, como si en una guerra los generales ni siquiera supieran cuántos oficiales tienen, ni si tienen tropas o si las que poseen están dispuestas a combatir. En el ejército opositor ganó una generala que sabía de qué iba el asunto y que no estaba precisamente de fiesta ni bebiendo whisky en los restaurantes de Caracas. Estaba ocupada organizando.
Todos contra las primarias
La carta del partido opositor Acción Democrática, presentada a última hora para suspender la fiesta que ellos habían propuesto, es importante para dar luces sobre los generales y la guerra. Cuando María Corina postuló más miembros de mesa que la suma de los principales partidos políticos, el resultado no podía ser más demoledor.
Ninguno de los restantes partidos había logrado presentar miembros para el 100% de las pocas mesas de las primarias (8% de las de una elección) y había algunos, que otrora habían sido los más grandes, que ni siquiera alcanzaban para la mitad de las mesas. Aquello era un indicativo del estado del arte de las maquinarias opositoras.
Así, que llegada la mitad de la campaña, todos se vieron las caras. Con una María Corina que había alcanzado en algunas encuestas el 68% de la intención de los votos, y con el resto atomizado, con votos insuficientes para ganar siquiera como concejales de un municipio, lo obvio para unos fue renunciar y para otros arrasar desde adentro con las primarias.
Fue, si se quiere, una guerra de exterminio interna, solicitando que el organismo electoral en manos del régimen, se hiciera cargo de la elección, mientras abiertamente la campaña cambió para generar dudas y miedo a los votantes.
Por segunda vez en la historia -la primera fue en la campaña de 1998 en la que ganó Chávez- la oposición usaba todos los medios posibles para minar a una mujer -la primera fue Irene Sáez– y desencantar a todos los votantes. A partir de la segunda mitad de la campaña todo el lenguaje y las acciones políticas buscaron el desánimo, la siembra de no servir para nada el voto a los inhabilitados y la inutilidad de las primarias.
Hay que añadir la gigantesca campaña amenazadora del régimen en los medios digitales y masivos explicándole a los votantes que habría una nueva lista Tascón, es decir que los votantes quedarían expuestos a las represalias y que hizo que al menos, buena parte de mis conocidos pensaran en abstenerse y que no pocos se quedaran en sus casas. Pero también les estalló en la cara, junto a su Plan B o Plan Barbados, creado entre el régimen y algunos opositores.
¿El fin del Plan B?
María Corina no solo arrasó, sino que el votante opositor además destruyó el Plan B de un sector opositor. Arrasó en votos porque, además de haber trabajado para ganar y tener credenciales, representa la sindéresis de la oposición. El asunto es cartesiano, la oposición se opone y no es como pretenden algunos partidos, no existe tal cosa como oponerse a medias. Nadie va a una batalla a medio combatir.
Pero, además, en Venezuela hay un dicho que reza: «Quedaron detrás de la ambulancia». Viene de la hípica, donde una ambulancia recorre la pista detrás de los caballos por si algún jinete se cae y es necesario auxiliarlo. Por lo tanto, un caballo que llega detrás de la ambulancia, es casi un borrico con ínfulas de purasangre. Y esto es importante para entender lo que también sucedió con el Plan B de un sector de la oposición.
El plan B no era otro que, con la inhabilitación de María Corina y habiendo apostado por el fracaso de las primarias, lo más sensato era avanzar sobre el plan electoral contemplado en el acuerdo de Barbados con el régimen. Este Plan B necesitaba que fueran a votar unos 500.000 y que María Corina apenas sacara el 60%.
De esta manera, los que quedaron detrás de la ambulancia, estarían en condición de delinear la ruta electoral contemplada en el acuerdo recién firmado. Para ellos es que estaban diseñados algunos artículos que excluyen a los molestos inhabilitados y para ellos habría financiamiento electoral, espacio en los medios y garantías electorales.
Con una María Corina con unos pocos cientos de miles de votos, pero altamente activa y con la oposición dividida y un candidato opositor despreciado por la oposición, el juego del régimen estaba servido para ganarlo aún con condiciones. Así que tres planes cayeron tras las primarias.
Si algo es increíble mientras escribo este artículo, es el silencio sepulcral. Pues todo el discurso que estaba preparado tuvo que ser lanzado a la basura: «La abstención fue la ganadora», «tenemos que comprender que las primarias fueron un fracaso electoral», «las primarias no han llenado las expectativas de la comunidad internacional», «la candidata está inhabilitada», «tenemos una oportunidad que jamás habríamos tenido», «hemos logrado las condiciones y viene hasta el Centro Carter» o «hay que encontrar un candidato en común que sea potable para el chavismo» y esta lista podría seguir y ser muy larga.
Si usted salió a votar, no solo hizo que ganara María Corina, también ayudó a enterrar a la falsa oposición, arrasó con el plan Barbados y puso a muchos a llorar
Visto eso, apostaban a que el gobierno de EEUU no estuviera dispuesto a pelear por la inhabilitación de la ganadora y se enfocarán más en sacar aspectos tangibles y ver si un candidato distinto puede ganar en las elecciones. Las primarias ponen contra las cuerdas toda esa postura. Así que, si usted salió a votar, no solo hizo que ganara María Corina también ayudó a enterrar a la falsa oposición, arrasó con el plan Barbados y puso a muchos a llorar. Entonces el esfuerzo valió la pena.
Lo que viene
Lo que viene es un gran deseo de cambio para Venezuela que se materializó con una avalancha de votos y esa debe ser la motivación para superar todos los obstáculos que a partir de ahora se van a presentar. Ahora hay que exigir una única condición que es la eliminación de la amenaza de la inhabilitación, porque la segunda ya el régimen la firmó en el acuerdo para garantizar la observación internacional y la depuración de los registros electorales.
Lo que viene es una retórica absurda que buscará distraer la celebración de la elección de la candidata presidencial y sembrarán dudas en la gente argumentando que se necesitaban más votos para ser legítima y entonces comenzará la eterna explicación para que entiendan que Machado tiene la misma legitimidad de Joe Biden o Donald Trump.
Tratarán de argumentar, y ya comenzaron, que acudieron menos votantes que en las primarias de 2012 ,o que todo ha sido una farsa, y como tienen jaurías compradas inundarán las redes sociales de dudas y articularán una gran manipulación.
A quienes lo argumenten hay que callarlos porque ese sería un comentario cruel, ya que también existen menos miembros en su familia o como a muchos ya no les quedan amigos en Venezuela, porque al menos la mitad, siendo generosos, se han tenido que marchar. «¿Todos tus familiares y amigos que se fueron son chavistas? ¿Por quienes votarían?» Con eso los callarás rapidito. Decir eso en un país que ostenta el mayor éxodo en las estadísticas de Acnur, no sólo es insensato sino injusto. De estar aquí, las primarias habrían tenido el triple de personas furiosas votando.
Pero, sobre todo, a quien sostenga esa idiotez, hay que decirles. Bueno, si es así entonces, ¿cuál es el peligro de habilitarla y de que compita? Allí seguro cambiará su discurso a uno falsamente principista, porque la verdad es que detrás de esa línea discursiva, están aterrorizados de medirse.
Por otra parte, los zombies. Porque caminan y están muertos, pero no enterrados del Plan Barbados, tratarán de seguir con la línea discursiva de que María Corina debe ceder su lugar a un segundo, que ya tampoco será el segundo por su nivel de descrédito y quedó desautorizado por su propio partido. Por lo que ese plan es simplemente inviable.
Así que ya veremos, la nueva retórica del Plan de Barbados, encabezada por aquellos que no fueron a las primarias y que como suponemos y seguramente no nos equivocamos, están de la mano del régimen. Ellos tendrán acceso a financiamiento y a los medios, lo que no es sino la reedición de lo que ocurrió en 2018 con una falsa oposición. Si en esa ocasión además los dividieron en dos grupos, en este caso es posible que los veremos en tres secciones, para evitar que hasta en el peor escenario, le ganen al régimen.
Esto no nos debe molestar en absoluto, porque como hemos visto, la oposición es opositora y el sentimiento contra el régimen hará lo mismo con esos candidatos que con los viejos politiqueros de la oposición. Por lo tanto, terminarán como bagazos.
Todo dependerá de si EEUU y Europa están dispuestos a buscar una verdadera democracia en Venezuela
En este escenario, el régimen no se va a medir. Todo dependerá de si Estados Unidos y Europa están interesados y dispuestos a buscar una verdadera democracia en Venezuela y se emplean a fondo para buscar que habiliten a María Corina, o si el pragmatismo de un mundo en guerra, por ahora en dos continentes y contando, los hará preferir a un buen dictador.
A María Corina, vaya el consejo de una amiga incondicional. En tiempos de los romanos, a los generales que entraban victoriosos a Roma, les colocaban en sus carruajes a un siervo, que, frente a la enorme multitud y vítores, le susurraba al general: «Recuerda que eres solo un hombre». Celebremos el momento y el triunfo, pero que las aclamaciones y alabanzas no nos hagan descuidar de lo que llegará a continuación y de que la lucha que viene; es la más difícil.
Maria Corina memento quod tu es iustus femina.
Thays Peñalver es abogada y periodista. Es autora de La conspiración de los 12 golpes, Diálogos impertinentes y El último títere.