La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha presentado este miércoles su último estudio económico sobre España, en el que ha revisado sus proyecciones sobre la economía. En concreto, ha elevado su pronóstico para este año al 2,5%, aunque ha bajado su estimación para 2024 al 1,5%. También pide al Gobierno «poner fin a las cuantiosas ayudas públicas» que se pusieron en marcha para mitigar la inflación.

La organización con sede en París estima que el crecimiento económico, aunque se desacelerará, «se mantendrá sostenido» gracias, sobre todo a la demanda interna. Y es que la OCDE estima que seguirá siendo el motor de crecimiento para España, mientras que se prevé un descenso de la demanda externa.

También el gasto público será importante en la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) español. Brindará apoyo al crecimiento a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. «España está haciendo progresos en su agenda de reformas gracias a la implementación de este plan», destaca el organismo, que pide que se mantenga el ritmo porque si se ralentiza eso podría acabar por frenar el crecimiento más de lo esperado.

Sin perder de vista, avisa también, los riesgos por la escalada de los conflictos geopolíticos, que podrían ensombrecer las perspectivas y empeorar las expectativas sobre la economía española.

En lo que respecta a otras magnitudes económicas, la OCDE cree que la inflación, aunque se ha moderado significativamente gracias al descenso de los costes energéticos y las medidas puestas en marcha para contener la escalada de los precios, aún sigue siendo elevada y seguirá así durante un tiempo. Según sus proyecciones, los precios se situarán en el 3,5% a finales de 2023 (sin cambios), mientras que eleva la cifra para 2024 hasta el 3,7%.

En su opinión, «se debe poner fin ya a las cuantiosas ayudas públicas que han ayudado a mitigar la crisis de inflación en las empresas y las familias», dice la OCDE, que estima que dado que el gasto sanitario y en pensiones «va a aumentar a largo plazo, se necesitan inversiones considerables para acelerar la transición ecológica y el Gobierno se ha comprometido a elevar al gasto en defensa», España debe acometer una «consolidación fiscal más fuerte y sostenida para mantener en una trayectoria descendente el elevado endeudamiento público».

Sus proyecciones apuntan a un deterioro de las finanzas públicas, con un déficit público del 3,8% del PIB este año y el 3,5% en 2024. En el caso de la deuda pública, cree que superará el 109% en 2023 y que será del 110% el próximo año. Esto, dice, «reduce el margen de maniobra para futuras políticas públicas».

De ahí que pida acelerar la consolidación fiscal que, «debería pasar por elevar los ingresos fiscales y mejorar la eficiencia del gasto«. En este proceso, la ODCE cree que España podría conseguirlo subiendo el IVA o los impuestos medioambientales, ya que según indica están por debajo de la media de la Unión Europea (UE). En concreto, aconseja ir eliminando gradualmente los productos con tipos reducidos, ya que «benefician desproporcionadamente a los hogares de mayores ingresos», y alinearlos con el IVA general.

Y también dedica un apartado especial a las pensiones. Avisa de que el gasto en esta partida sufrirá «un aumento considerable» en los próximos años debido a la reforma acometida por el Gobierno. Por eso recomienda, para garantizar la sostenibilidad del sistema, adoptar medidas que reduzcan la generosidad del mismo, como por ejemplo vincular la edad de jubilación legal a la esperanza de vida, o ampliar el periodo de cálculo para acceder a una pensión (cree, de hecho, que debería ampliarse hasta al menos 40 años para garantizar la sostenibilidad financiera).

MERCADO LABORAL

Por último, sobre el mercado laboral y la tasa de desempleo, la OCDE también hace una serie de consideraciones. Estima un descenso de la tasa de paro al 11,9% en 2023, y cree que en 2024 se mantendrá la tendencia, al situarla en el 11,5%. «El alto desempleo refleja, en gran medida, problemas estructurales, incluidos bajos incentivos para regresar al trabajo para los desempleados, desajustes de habilidades y políticas activas del mercado laboral insuficientemente efectivas», dice.

En su opinión, pese a los progresos que se han producido gracias a las últimas reformas, que han reducido la temporalidad, especialmente entre los jóvenes, persisten los desafíos. Así, España sigue teniendo la tasa de paro más alta de la OCDE. «La falta generalizada de trabajo refleja problemas estructurales que requieren la continuación de las reformas actualmente en marcha», concluye.