La ley de vivienda entró en vigor en España el pasado 26 de mayo y nació para abaratar el precio del alquiler y mejorar una oferta que, al menos en Castellón, hace años que evoluciona cuesta abajo y pone contra las cuerdas a todos aquellos, especialmente a los jóvenes, que buscan un arrendamiento. Esa era la teoría de una norma no exenta de polémica y que el Gobierno pactó con ERC y EH Bildu. La realidad, sin embargo, es muy distinta. Cinco meses después de su aplicación, según las inmobiliarias, una de cada cuatro ofertas de alquiler estable de la provincia se ha retirado del mercado y los precios de los pisos, lejos de bajar, han continuado su escalada.
La Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) y la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval) publicaron este lunes una encuesta en la que, entre otras cosas, se concluye que en Castellón la oferta de alquiler habitual ha descendido un 23,84% desde la entrada en vigor de la ley, un porcentaje que en el conjunto del territorio valenciano se sitúa en el 31%. Y como la oferta de pisos disponibles va a menos, el precio evoluciona todavía más al alza: arrendar una vivienda cuesta en la provincia un 13,26% más que hace un año, convirtiendo el alquiler en toda una carrera repleta de obstáculos.
A Cristina Carmona, delegada en Castellón de Asicval, los datos que revela el sondeo no le sorprenden y recuerda que nada más aprobarse la ley, el sector ya avisó que muchos pisos se esfumarían del mercado de alquiler. «El propietario de una vivienda en arrendamiento se siente mucho menos protegido que antes, por lo que ha decidido sacar el inmueble del mercado y venderlo o destinarlo al alquiler turístico, unos segmentos en los que cree que va a tener menos problemas», describe. Y mientras la oferta mengua, la demanda sigue al alza: un 19% más en un año en Castellón.
Entre los puntos de la ley que causan más recelo en los propietarios está la intervención de los precios (en 2024, por ejemplo, el alquiler no puede subir más de un 3%) y los cambios introducidos en los casos de desahucios (si el inquilino que no paga es vulnerable, el proceso se alarga). «La norma tiene el efecto contrario del previsto y la realidad es que a las familias que de verdad lo necesitan les está costando más encontrar un alquiler», dice la propia Carmona.
Impacto en las inmobiliarias
La normativa también está teniendo un impacto, y no menor, en las agencias inmobiliarias. Como consecuencia de la falta de oferta, las operaciones de gestión de alquiler habitual han caído en la provincia un 30,7%. Y otro apunte más: la cartera de viviendas de alquiler se ha desplomado un 52,94%, lo que muestra la desaparición de este tipo de inmueble.
Los contratos de arrendamientos se han frenado en seco y eso ha provocado que casi el 18% de las inmobiliarias de Castellón haya decidido renunciar al negocio del alquiler, una decisión que ya ha tenido consecuencias: una de cada diez ha reducido plantilla, mientras que el 6,67% apunta a una subida de las operaciones de compraventa en su agencia.
«Sin oferta de alquiler, con una demanda en aumento, y con una ley que no ofrece protección jurídica a los propietarios, no va existir un cambio de tendencia en el mercado de alquiler habitual. Tampoco van a bajar los precios y, en el mejor de los casos, solo podemos esperar que no sigan subiendo», explica Nora García, presidenta de Asicval, que reclama al futuro gobierno estatal y también al de la Generalitat «una nueva ley consensuada con el sector».
Casi 700 euros al mes por un piso en la capital de 90 metros cuadrados
Si necesita una vivienda de alquiler va a tener que echar mano de la calculadora. Los precios en la provincia siguen sin dar tregua y lo que hace un par de años costaba 400 euros, hoy vale 600. «La oferta, que en Castellón siempre ha sido muy reducida, va todavía más a la baja y, como la demanda es muy alta, los precios no hacen más que subir», apunta Cristina Carmona, delegada en Castellón de Asicval.
Aunque en alza es generalizada en prácticamente todos los municipios de la provincia, donde más se nota es en la capital. Castelló empezó el año con un precio medio de 7 euros el metro cuadrado y en estos momentos (cifras del mes de septiembre) ya está en 7,3 euros. Y eso significa que un piso de 90 metros cuesta 660 euros, una cantidad que no todas las familias pueden permitirse. Con los alquileres por las nubes, una opción que gana enteros es el arrendamiento por habitaciones, una opción mucho más económica (entre 300 y 350 euros al mes).