Poco después de que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, señalara que la «herencia lamentable» recibida del Gobierno del Botànic va a suponer un lastre a la hora de configurar los presupuestos, los dos partidos mayoritarios del anterior Ejecutivo autonómico, el PSPV-PSOE y Compromís, salieron a rebatir su tesis. Por parte de los socialistas, su secretario general, Ximo Puig, hizo hincapié en que todos los indicadores económicos y sociales de la Comunidad Valenciana son ahora mejores que en 2015, año en el que el PP cedió el Gobierno a la izquierda. Por su parte, desde la coalición valencianista se acusó a Mazón de emplear una coartada para realizar «recortes intencionados» que afectarán a los servicios sociales.
Puig consideró que el PP y Vox elaborarán sus presupuestos sobre la base de «una posición política que ha expresado que los servicios fundamentales no es lo que les preocupa». Para el socialista es evidente que «bajar los impuestos a los que más tienen» supone «problemas a la hora de abordar las políticas retributivas». Por su parte, la portavoz adjunta de Compromís en las Cortes, Isaura Navarro, calificó como «indignantes» las declaraciones de Mazón y aseguró que el Botànic redujo la deuda autonómica del 18% al 4%.