El PSOE y Sumar se encuentra limando los últimos flecos de su acuerdo para reelegir a Pedro Sánchez y formar un nuevo Gobierno de coalición. La investidura continúa sin estar despejada, a falta del pacto con los soberanistas catalanes, vascos y gallegos (en especial con Junts, el partido con el que el entendimiento está resultando más complicado), pero Sánchez y Yolanda Díaz han optado por no esperar más y pisar el acelerador para sellar las líneas generales del futuro Ejecutivo si finalmente echa a andar.
Ambos partidos han dado este lunes por la noche por seguro que el pacto se anunciará este martes. De hecho, tanto el PSOE como Sumar confiaban en haber cerrado el lunes el acuerdo. Sin embargo, la reducción de la jornada laboral, que es la cuestión de fondo que ha ejercido de escollo durante las últimas jornadas, seguía sin despejarse a última hora, así que ambas partes han decidido continuar las conversaciones de madrugada. La coalición de Díaz defiende una iniciativa de este tipo. Los sociali manifestado reservas, pero estaban dispuestos a aceptarla, siempre que se lleve a cabo en el marco del diálogo social. Es decir, contando con la patronastas hanl y los sindicatos.
Sánchez y Díaz se reunieron en el Congreso de los Diputados el pasado 4 de octubre. El presidente y la vicepresidenta segunda en funciones se comprometieron entonces a que el pacto, que nunca ha estado en peligro, estaría listo antes de que acabara este mes de octubre. Pero no han querido apurar los plazos. Si el acuerdo se cierra hoy, y ambos partidos dieron por hecho que se cerrará, todo pasará a depender de ERC, Junts, EH Bildu, el PNV y el BNG, el resto de grupos a los que Sánchez necesita para ser investido y evitar la repetición electoral.
Los obstáculos
El principal obstáculo entre los socios de coalición era la negativa de los socialistas a aceptar una reducción de la jornada laboral, un asunto que en Sumar consideraban «imprescindible» y que ha condicionado el acuerdo hasta el último minuto.
Los socialistas daban por inminente el pacto desde primera hora de la mañana de este lunes, pero en el equipo de Díaz enfriaban los tiempos, alegando que la reducción de la jornada, que Díaz reclama bajar a 37,5 horas semanales sin que el salario de los trabajadores se vea mermado, no estaba incluida en la última propuesta trasladada por el PSOE. Sin esta medida, explicaron los colaboradores de la vicepresidenta segunda en funciones, no se firmaría el acuerdo.
Desde las elecciones generales del pasado 23 de julio, ambas fuerzas han mostrado su intención de volver a reeditar la coalición, pero Sumar ha puesto una serie de condiciones encima de la mesa que han alargado las conversaciones. A la reducción de la jornada laboral se añade el desarrollo de un impuesto a la banca, ahora de carácter temporal, y el encarecimiento del despido, que Díaz quiere ahora recuperar mediante el modelo de despido «restaurativo», adaptando la indemnización a las circunstancias personales de cada trabajador.