TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

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De Alejandro Palomas. Dirección: Mario Gas. Reparto: Nuria Espert, Vicky Peña

El quinteto vive y muestra sus respectivos papeles. Hay argumentaciones, pero también se comunican experiencias emocionales al espectador. Si el texto dramático nace para ser escenificado, la teatralización de ideas literarias y la exposición de imágenes y personajes componen el universo de este drama con moderado interés.

Las actrices jóvenes y más mayores constituyen el aliciente esencial de «La isla del Aire», y la textualidad tiene un protagonismo por encima de otras maneras. Una cierta monotonía y algunos altibajos en un espacio notablemente cerrado, poético y con los medidos factores melodramáticos en la resolución de escenas que acogen a tres generaciones de mujeres de la misma familia.

Pensamientos, diálogos y discusiones, además de secretos que se descubren, pérdidas, ausencias o soledades. Desamores, miserias y traiciones familiares. Dolor como en la vida misma. Y la posibilidad de nuevos horizontes. La sobriedad y la contención son las dos herramientas utilizadas con maestría por el veterano Mario Gas, quien ha tenido la fortuna de dirigir a nuestra gran dama del teatro en la que puede ser su última obra.

El magisterio de Nuria Espert sigue en danza con voz limpia y el aplomo de superior actriz. La sencillez, la precisión y la autenticidad bien calculadas saltan la vista y a los oídos del numeroso público que acude a verla a ella sobre todo, sin menospreciar al resto del valioso plantel. Vicky Peña, Teresa Vallicrosa, Claudia Benito y Candela Serrat asumen verosímilmente el relato con sus evocaciones, conversaciones y ciertos monólogos en determinados casos. Espert, la matriarca, aborda el cometido de una abuela con evidente temperamento, ironía y escatológica vivacidad.

El escritor barcelonés Alejandro Palomas se ha basado en su novela del mismo título, de 2005. Un islote enfrente de la isla de Menorca y dos grandes rocas que sirven como pantalla de proyección. El dilatado y emotivo aplauso se convierte en veneración dedicada a la eterna Nuria Espert en el Principal de Alicante.