La tecnología avanza muy deprisa. Hace 25 años pocos imaginaban que nuestro teléfono móvil se iba a convertir en nuestro centro de operaciones. Recibir mensajes, hacer transferencias bancarias, trabajar a través del dispositivo y, por supuesto, hablar son algunas de las tareas más cotidianas que realizamos día a día. El aumento de capacidades en los smartphones es gracias al desarrollo y el diseño de las redes. Prueba de ello es que hace poco más de 12 años los móviles se enganchaban a la red 2G y 3G. Una década después ya estamos a las puertas del 6G para tener mayor bando de ancha y que tengan mayores prestaciones los gadgets.
Pero como sucede en el resto de nuestro mundo, el espacio es finito. Para que nuestros ordenadores, televisores, teléfonos o tablets puedan conectarse a las nuevas redes han de desaparecer otras. Y esto es justo lo que va a pasar en los próximos meses. La Unión Europea, así como otras regiones mundiales, decidieron apagar el 2G y 3G. España es uno de los países donde el apagado del 3G va con más retraso. Inicialmente estaba programada para finales de 2020, pero se decidió retrasar a 2022-2024. Los meses han ido pasando y, por tanto, deberá ser el año que viene el fin de dichas redes.
El ocaso de estas redes, no obstante, puede ocasionar problemas con dispositivos que están conectados a éstas. Es el caso de las alarmas. El 2G y el 3G fueron los canales preferidos por los diseñadores y empresas dedicadas al sector de la seguridad en hogares y empresas para que los dispositivos estuvieran conectados. Fuentes del sector explican a este periódico que se escogieron debido a su menor coste y, sobre todo, se utilizaron en las alarmas instaladas de los primeros años de los 2000 ya que no había otra forma de conectar dichos dispositivos.
“A nivel mundial, la mayoría de los operadores han estado eliminando gradualmente las redes móviles 2G y 3G heredadas y cambiando a los usuarios a redes 4G/LTE, que tienen ciertas ventajas sobre las redes heredadas. Para la industria de la seguridad, significa que miles de sistemas de seguridad, que están instalados en locales residenciales y comerciales y utilizan radios y redes celulares 2/3G, dejarán de funcionar si no se actualizan a redes LTE de próxima generación, interrumpiendo los servicios a sus clientes”, explican desde la multinacional Alarm.com en conversación con este periódico.
Retrasos en las implantaciones
Desde el sector de las telecomunicaciones admiten este problema. Las fuentes consultadas explican que hay “miles de alarmas enganchadas a las redes 2G y 3G” y que existe “cierto retraso en el cambio de tecnología en los aparatos de las alarmas. Las mismas voces recalcan que por esta razón y otras similares, Telefónica y Vodafone decidieron postergar el apagón de las redes. Además, la pandemia del coronavirus provocó que la introducción de la nueva tecnología en las alarmas y otros dispositivos que puedan quedar obsoletos se retrasara.
La empresa Alarm.com arguye que la mayoría de los sistemas de seguridad instalados en Europa funcionan en redes 2/3G o tecnologías analógicas más antiguas. Esto se debe al hecho de que la mayoría de los sistemas de seguridad heredados están conectados a una estación de monitoreo ya sea en la red PSTN o 2/3G.
Las empresas especializadas en acometer los cambios técnicos afirman, en conversación con este periódico, que en los últimos meses se ha disparado la demanda del hardware y software que permitan que las alarmas no queden obsoletas y no tengan una brecha de seguridad y queden inutilizables.
Con todo, tal y como explican desde la multinacional, tanto proveedores como clientes tienen un problema ya que de no no actualizar los sistemas de los usuarios a una red de próxima generación puede conducir a fallos en el servicio que esperan. “Es fundamental que, especialmente los sistemas de seguridad heredados, se actualicen a redes LTE si utilizan conectividad celular”, remarcan.
La tecnología LTE es un estándar de comunicaciones móviles desarrollado por la 3GPP, la asociación que desarrolló y mantiene GSM y UMTS. El interfaz radio (nivel físico) del sistema LTE es algo completamente nuevo, así que LTE es una nueva generación respecto a UMTS (tercera generación o 3G) y a su vez GSM (segunda generación o 2G).
Este problema ya está suponiendo problemas también en Estados Unidos. Según el gigante de las telecomunicaciones AT&T, el 15% de sus clientes podría dejar de tener conexión en alguno de sus servicios o dispositivos. Los Angeles Times en un reportaje publicado señala que los automóviles también estarían afectados por este apagón.
En concreto, revela que algunos de los servicios que ofrecen los nuevos coches están conectados con 2G y 3G como el sensor de movimiento, los asistentes de emergencias o las cámaras traseras. “Algunos vehículos solo necesitan una actualización de software o hardware, pero otros, incluidos varios de Chrysler, Dodge, Hyundai, Jeep, Lexus, Nissan, Ram y Toyota, perderán sus conexiones de forma permanente”, explica un estudio realizado por Consumer Reports. BMW afirmó que cerca de un millón de autos modelo 2018 y anteriores serán afectados.
Negocio en auge
España es el cuarto país del mundo con más alarmas en los hogares, con tres millones, solo por detrás de Estados Unidos, China y Japón. En España existen 1.387 empresas de ámbito nacional (a noviembre de 2022), de las cuales 1.119 corresponden al segmento de instalación y mantenimiento. Entre todas ellas, hay constituidas 383 dedicadas a la vigilancia, 130 a la gestión de alarmas, 84 a la protección de personas y seis al transporte de fondos,según datos del Instituto Nacional de Estadística. En términos absolutos, el mercado nacional supera los 2,8 millones de unidades en el parque de alarmas.
El aumento de la criminalidad, el miedo a ser okupado o vigilar las segundas residencias ha hecho que sea el negocio de las gallinas de huevo de oro. Para hacernos una idea del negocio, las dos empresas que más facturan en España (Securitas Direct y Prosegur) alcanzaron unos ingresos por valor superior a los 7.000 millones.
De hecho, el año 2022 fue uno de los mejores años de la historia para el sector. En concreto, Securitas Direct disparó su beneficio un 80%. La compañía de seguridad Prosegur cerró el mismo período con un beneficio neto de 65 millones de euros, lo que significa un 57,8% más que en 2021, cuando ganó 59 millones de euros.
Empresas del sector de las telecomunicaciones como MásMóvil o Telefónica llegaron a acuerdos con otras empresas de alarmas para impulsar el negocio.