Era una proposición y los cordobeses han aceptado, ansiando entregarse a las pasiones que, una vez más, la cantante cordobesa ha desatado sobre el escenario. En su vuelta a casa, India Martínez ha conquistado el Teatro de la Axerquía, teletransportando a los fans a otra realidad, la realidad de Nuestro mundo, su último disco.
El mundo de India Martínez es una pasión en continua metamorfosis. Guardando un espacio único para el flamenco, del que bebe desde la cuna, la cordobesa ha demostrado que no hay sonido que no refleje un sentimiento cuando existe una mano, una voz, un gesto que lo armonice.
De los clásicos a ritmos latinos
Flamenca, rumbera o, incluso, bachatera, alardeando de pop y baladas, India Martínez se ha salido, como era de esperar para aquellos quienes conocieran en profundidad su noveno trabajo discográfico (publicado a finales de 2022), de los límites de su más conocida figura.
Pero a nadie ha sorprendido ese camaleónico talento, que llega a cruzar las fronteras de la música. Quien la viera actuar en el papel de Lorca en un Gran Teatro abarrotado y levantado ante los dolientes quejíos del poeta, sabría que la cantante es más que una cantante. Sobre el escenario, lo demuestra.
Su último álbum, además, es el fruto de aquello que la cordobesa guarda en lo más hondo del alma, poesía armonizada y melodizada (el disco emplea letras de su libro Verdades a medias) para hablar… ¿De quién? ¿De qué mundo perdido o por descubrir? Eso solo ella puede saberlo.
Córdoba, un clamor
El público, en cualquier caso, ha sido cómplice de una arrebatada pasión, confesada en vivo, bajo la luna, para poner a arder una noche fría de otoño, en su tierra tan querida siempre. Y siempre acogedora. El clamor de los cordobeses que han asistido a la Axerquía para conocer la nueva creación de la artista, y recordar aquellos primeros temas tan amados, ha sido un regalo, una nueva postal de su Córdoba para que la artista lleve consigo al resto de su gira Nuestro Mundo Tour. Su próximo concierto será en Murcia. Hasta la vuelta.
Córdoba la esperará, como ha hecho siempre, aupándola para celebrar una evolución constante, un crecimiento imparable y, quién sabe, si además, deleitarse con un décimo trabajo. Sea como sea, queda clara una cosa: El mundo de India Martínez es nuestro mundo.
