Poco ha cambiado a primera vista en la vida de Pablo Laso (Vitoria, 56 años) algo más de un año después de sufrir el infarto de miocardio que le obligó a alejarse de las pistas por un tiempo y que, al final, fue la razón esgrimida por el Real Madrid para prescindir de sus servicios. Se le ve algo más delgado (“igual he perdido un par de kilos”, admite). Cuida algo más su alimentación y se somete a algún control médico más de lo que hacía aquel 4 de junio del 2022, en el que empezó a sentir molestias en el pecho y fue trasladado a un hospital de Madrid. Pero en su día a día mantiene la misma dinámica.
“Estoy bien. De eso hace tiempo. Ni siquiera tuve miedo porque no tuve ningún dolor. Y lo único que intento es hacer una vida saludable y las cosas que me dice mi médico. Me dicen que me lo tengo que tomar diferente. Pero no tengo la sensación de que deba cambiar mi manera de ser. Si tengo que pegar una bronca, la pegaré igual”, asegura en una conversación con este diario, horas antes de visitar este viernes el Palau Blaugrana (20.30 horas, Movistar +) para enfrentarse al Barça en la Euroliga.
Después de un año sabático, tomando cierta distancia de las pistas, Pablo Laso ha vuelto a meterse en la piel de un entrenador aceptando la propuesta del Bayern Múnich. “Vuelvo a disfrutar, a pasarlo bien”, cuenta. “El baloncesto es mi vida. Empecé como profesional con 15 años. Han pasado casi 40. No entrenar te cambia una rutina casi de vida. He recuperado la adrenalina, la convivencia del vestuario, la preparación de los partidos… Lo había echado de menos. Pero esto año lo he podido aprovechar para viajar y para ver los partidos de otra manera…Xavi Pascual me dijo: ‘tómatelo con calma’. Y he seguido su consejo”.
Laso tenía varias ofertas para regresar al banquillo pero desgrana las razones que le llevaron a aceptar la oferta del Bayern. “Pensé dónde podía estar a gusto y crecer con el equipo, independientemente del dinero y la ciudad. La alemana es una liga que ha ido creciendo en los últimos años. El Bayern está haciendo las cosas muy bien. Hay una organización, una idea de crecer como club. Y al final estoy contento con la decisión”, remarca el flamante entrenador del conjunto alemán, que añade otro condicionante que fue clave, después de once temporadas en el Madrid. “Al final, prefería irme de España, eso sí”.
En los primeros días de su despido, Laso mostró su enfado con la decisión de la directiva del Madrid de apartarle del cargo para “priorizar su salud”, según comunicó el club. Pero, ahora con la distancia, el preparador vitoriano asegura que ha pasado página y solo mira hacia adelante sin cerrarse ninguna puerta, ni siquiera la del Barça. “Salí del Madrid pero no pienso mucho hacia atrás. Soy profesional. No hay resquemor. Ahora lo veo todo limpio: nuevo equipo, nuevos objetivos y ambiciones..”, apunta, aunque tiene muy presente el día de su regreso al Wizink Center. “Sé que es el 14 de diciembre. Pero no espero nada especial. Sinceramente solo espero que ganemos”.
Su reto ahora pasa por convertir al Bayern en un proyecto ganador. “Creo que nuestra aspiración tiene que ser ganar la Euroliga. Yo no entiendo otra cosa. Y queremos construir un proyecto en el que queremos ganar”, apunta Laso que este verano ha reclutado jugadores de primera fila como Serge Ibaka, Leandro Bolmaro, Devin Booker o Sylvain Francisco para dar un paso más en el crecimiento del cuadro bávaro.
El internacional español Serge Ibaka, precisamente, será una de las novedades este viernes en el partido frente al Barça, ausente hace tres días en Vitoria, donde el Bayern asaltó la cancha del Baskonia. “Lleva 10 meses sin jugar y hay que ir introduciéndolo poco a poco”, cuenta Laso, que habla con mucho respeto del Barça de Grimau. “He visto algo de sus tres últimos partidos. Y es un proyecto que va muy bien. Tiene jugadores nuevos importantes, gente como Willy recién llegado de la NBA, los fichajes de Darío (Brizuela), Parra…Al margen de ganar o perder, el equipo está aún verde. Pero es normal. Necesita tiempo”.