Poco antes de que los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional los desarticularan, unos nazis del grupo Combat 18 increparlon, insultaron y patearon a un mendigo marroquí en la vía pública en Barcelona. Y el pasado 12 de octubre, faltando menos días aún para el golpe policial, toda la cúpula de la trama participó en la manifestación ultra que se congregó en Montjuic.
Acudieron a la concentración extremista el presidente, el vicepresidente, la tesorera y al menos otros cuatro miembros de la banda, a la que las Fuerzas de Seguridad consideran el brazo armado de la organización ilegal supremacista blanca Blood & Honor. Palizas a inmigrantes y proselitismo político, acción y reclutamiento, era la doble actividad en la que estaba enfrascado el primer capítulo español de un nacionalsocialismo armado visto hasta ahora.
Los policías les han intervenido de momento armas de imitación, pero han reunido evidencias de que estaban averiguando cómo conseguir las de verdad. También manejaban un manual para la elaboración doméstica de explosivos, e iban a iniciar la compra de precursores con que fabricarlos.
El objetivo, como ya informó EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, era atentar contra personas y entidades vinculadas a intereses judíos y musulmanes en España, y también contra figuras de la izquierda y del activismo LGTBI. Pero en sus reuniones habían expresado además su odio contra formaciones del independentismo más radical catalán, al que fuentes policiales próximas a la operación consideran también como uno de los objetivos futuros de la banda.
Obrero nazi
El comportamiento de los detenidos no era tan evidente como el de los antiguos skinheads, movimiento del que proviene una parte de los integrantes de Combat 18: había empezado a hacerse más discreto.
El líder de la banda es un hombre de 35 años cuya identidad no ha querido confirmar aún ninguna fuente policial pese a las conjeturas publicadas. No tiene pareja estable ni hijos. Detrás «tiene callo», describe una fuente próxima a la investigación. Se refiere a un largo historial de militancia en la extrema derecha. Se considera a sí mismo «un obrero nacionalsocialista», y de la misma manera calificaba a los integrantes del grupo.
En esta fase de implantación del capítulo español de Combat 18 -las cifras del nombre corresponden a las letras A y H, de Adolf Hitler-, el principal problema del líder y su staff era obtener fondos para funcionar. Y en ese flanco han contado los detenidos con la ayuda de la rama francesa de Blood and Honor, que están investigando las fuerzas de seguridad.
Durante la vigilancia al grupo ha quedado constancia de diversos viajes a Francia, y también de amigos franceses a territorio español, para organizar la ayuda. El apoyo financiero de los franceses se pedía en encuentros que han tenido lugar no demasiado lejos del tramo catalán de frontera pirenaica, y no en ciudades, sino en localidades de extrarradio.
La Policía sospecha que la banda, además, había comenzado a explorar la posibilidad de financiarse mediante la venta de drogas. De ahí que se les haya intervenido algunas plantas de marihuana que irían, por su cantidad, destinadas a algo más que el autoconsumo.
Mossos y policías se han apuntado el tanto de desarticular esta organización criminal cuando ya estaba en camino de convertirse en banda armada, y antes de perpetrar los objetivos de violencia y desestabilización que se habían marcado. Pese al pase a disposición judicial de los detenidos, se sigue considerando abierta esta operación a la espera del análisis de todo el material intervenido, parte de él con más valor que los meros folletos de propaganda y hagiografías de Hitler y el nacionalsocialismo.
Organización criminal
De momento, el delito principal que les atribuyen las fuerzas de seguridad a los 16 detenidos en la operación que trascendió el pasado martes -once de ellos en Catalunya- es el de pertenencia a organización criminal. La acusación deriva del hecho de ser -y así mismo se consideraban- la fuerza armada de una entidad entidad nazi, Blood & Honor, con presencia en diversos países de Europa y América, y que en España ilegalizó el Tribunal Supremo tras la detención de 14 de sus integrantes en 2010.
Como entonces, en esta operación también han sido detenidos antiguos integrantes de la formación neofascista Movimiento Social Republicano, o MSR. Se trata de un fenómeno de “multimilitancia“ típico de las formaciones de extrema derecha, explica una de las fuentes policiales consultadas.
Ha trascendido ya que en el seno de la organización había una estructura jerárquica de rangos, con el presidente y el vicepresidente en la cúpula y distintos grados de nomenclatura militar: sargento mayor de armas, sargento, teniente… En realidad no se trata de rangos militares, sino de denominaciones que se derivan del mundo de las bandas moteras americanas, pero sí implican un orden jerárquico de funcionamiento..
El grado de sargento se lo iban dando los jefes asentados en Barcelona -la sede del núcleo duro de esta trama- a los delegados que fueron captando en Arganda del Rey (Madrid), una pedanía de Talavera de la Reina (Toledo), Lugo y Málaga,. A estos sargentos, jefes de célula, se les encargaba reclutar a otros soldados para el grupo. .
El proselitismo se llevaba a cabo en los ambientes en los que puede fructificar la tentación de un nazi sobre otro nazi: conciertos de grupos de rock afines, movidas moteras, movilizaciones políticas y noches de copas que a menudo acababan en pelea o en razzias contra los migrantes que tuvieran la desgracia de cruzarse en su camino.