Su consumo se asocia a irritabilidad, insomnio, cefaleas, ansiedad, falta de concentración y patologías metabólicas y cardiovasculares, como taquicardia o aumento de la presión arterial, recuerdan
Los pediatras españoles aplauden la decisión de la Xunta de Galicia prohibir el consumo de bebidas energéticas en los menores. Este viernes, el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (CNYLM-AEP) ha apoyado esa decisión porque, dicen, los estudios ponen en evidencia que su consumo se asocia a irritabilidad, insomnio, cefaleas, ansiedad, falta de concentración y patologías metabólicas y cardiovasculares, como taquicardia o aumento de la presión arterial. Y, además de generar tolerancia con su consumo continuado, pueden producir adicción. Por tanto, no deben ser consumidas en la edad pediátrica.
La Asociación Española de Pediatría se remite al anuncio de la Consellería de Sanidade de la Xunta sobre un futuro proyecto de ley de prevención de adicciones en menores que pretende equiparar las bebidas ‘energéticas’ con el alcohol y limitará la venta y consumo de estos productos a menores de 18 años. De hecho, se trata de la primera comunidad en regular su consumo. Los especialistas lo consideran más que adecuado porque el consumo de estas bebidas es negativo en la edad pediátrica y, también, en adultos.
El consumo de estas bebidas abre la puerta a la ingesta de otras sustancias tóxicas, advierten los especialistas
La Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), integrada en la AEP, recuerda, además, de que el consumo de estas bebidas abre la puerta a la ingesta de otras sustancias tóxicas y a la promoción de adicciones, ya que es habitual que los adolescentes mezclen las bebidas energéticas con alcohol.
Envases de medio litro
«Muchas de estas bebidas se venden en envases de medio litro y la cantidad de cafeína que contienen equivale a más de dos cafés expresos, además de implicar un elevadísimo aporte de azúcares simples», indican los pediatras en un comunicado.
Las principales causas de morbi-mortalidad en el mundo guardan relación con estilos de vida no saludables, resaltan, y todas las medidas que contribuyan a la adherencia a los estilos de vida tradicionales «van a ser de gran ayuda en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad y otras patologías. Sobre todo, en periodos de la vida de especial vulnerabilidad, como la infancia y la adolescencia».
Mejor el agua
La bebida por excelencia para el niño y el adolescente es el agua, recalcan los pediatras. Y añaden: «Las azucaradas se deben evitar, forman parte del vértice de la pirámide alimentaria y, por tanto, se deben consumir en cantidades muy pequeñas y esporádicamente«. En el caso de las bebidas energéticas, además de azúcares, cuya ingesta, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica, en los niños no debe superar el 5% del valor calórico total de la dieta, aportan cafeína, cuyo consumo no es recomendable en ningún caso en la edad pediátrica.
«Es de vital importancia que exista un adecuado etiquetado nutricional para que las familias puedan hacer la elección más saludable», indican los especialistas
«Es de vital importancia que exista un adecuado etiquetado nutricional para que las familias puedan hacer la elección más saludable en lo que respecta al consumo de alimentos y bebidas de sus hijos. Asimismo, es necesario introducir en el currículum escolar una materia de estilos de vida saludables donde los niños aprendan a cocinar, a planificar su menú, a hacer la mejor elección para su salud, unido a la práctica de actividad física y disminución de la inactividad. Los estilos de vida saludables adquiridos en la edad pediátrica son un seguro de salud durante todo el ciclo vital«, indica la AEP.