Lo que se anunciaba como un proyecto para concienciar sobre el cambio climático se ha convertido en un desastre y una fuente de críticas por el desperdicio de recursos y el impacto ambiental que ha supuesto el transporte del iceberg desde el Ártico hasta el sur de España. La expedición, liderada por un aventurero malagueño y compuesta por cinco jóvenes supervivientes de cáncer, pretendía traer un bloque de hielo de 15.000 kilos hasta la ciudad andaluza para mostrar al público cómo se derrite el Ártico por el calentamiento global. Sin embargo, el iceberg se rompió en pedazos durante el viaje y nunca llegó a su destino.
Para ser más precisos, el pasado 17 de julio, una expedición formada por seis españoles, entre ellos el aventurero malagueño Manuel Calvo y cinco jóvenes supervivientes de cáncer (Melanie, Julia, Nora, Alex y Edu), partió desde el aeropuerto de Málaga hacia Groenlandia con un objetivo: traer un iceberg de 15.000 kilos hasta la capital de la Costa del Sol para mostrar al público cómo se derrite el Ártico por el calentamiento global.
La iniciativa, denominada «Desafío Ártico. Operación Iceberg», contaba con el apoyo de la Fundación Dingonatura, dedicada al cuidado de las mascotas y el medio ambiente, y la Diputación de Málaga, que aportó 50.000 euros para su financiación. Además, tenía fines científicos y educativos, ya que se pretendía tomar muestras y realizar estudios del hielo en colaboración con la Universidad de Málaga y la Fundación Polar Española.
Sin embargo, lo que se presentaba como una acción de sensibilización ambiental se ha convertido en un fiasco y una controversia por el gasto energético y las emisiones de CO2 que ha supuesto el traslado del iceberg desde Groenlandia hasta España. Según los organizadores, la empresa de transporte contratada para llevar el bloque de hielo en un contenedor refrigerado a -22ºC sufrió un «accidente» en el trayecto y el iceberg se rompió en pedazos. Por tanto, nunca llegó a su destino previsto: la céntrica calle Larios de Málaga, donde se iba a exponer durante unos días para que los ciudadanos pudieran contemplar su deshielo.
Indignación entre los ecologistas
La noticia ha causado indignación entre los grupos ecologistas, que han criticado duramente el proyecto por considerarlo una «barbaridad» y una «irresponsabilidad» que va en contra de la lucha contra el cambio climático. Ecologistas en Acción ha denunciado que mantener el iceberg congelado durante el viaje ha supuesto un consumo eléctrico equivalente al de 140 hogares durante un año. Además, ha cuestionado la utilidad científica y educativa de la iniciativa, así como el destino de los fondos públicos empleados en ella. «Es como si extraemos decenas de hectómetros cúbicos de agua del pantano de la Viñuela y dejamos que se evapore en mitad de calle Larios, para concienciar de la importancia del agua. La tripulación está de vuelta en Málaga desde el pasado viernes 28 de julio», han denunciado.
Los responsables de «Desafío Ártico» han defendido su propuesta como una forma de «impactar» y «conmover» a la sociedad sobre la grave situación del Ártico, que se calienta casi cuatro veces más rápido que el resto del planeta. Asimismo, han asegurado que la empresa de transporte se hará cargo de los costes del traslado del iceberg y que no se ha destinado ningún dinero público a ese fin. También han anunciado que mantienen su compromiso de reforestar árboles para compensar la huella de carbono generada por la expedición y que realizarán una campaña de educación ambiental en centros escolares.
Mientras tanto, el iceberg que nunca llegó a Málaga se ha convertido en un símbolo del fracaso y la polémica de un proyecto que pretendía alertar sobre el cambio climático y que ha terminado contribuyendo al mismo.