El efecto de la inflación sobre el bolsillo de los consumidores puede marcar la campaña de navidad y cambiar los patrones de gasto en unas fechas especialmente marcadas por las compras o los encuentros familiares y de trabajo.
“Sin duda, la situación de precios altos va a influir en el comportamiento de los consumidores en la actual campaña de Navidad, que ya ha empezado en los establecimientos», dice Patricia Daimiel, directora general de NIQ para el Sur de Europa, una de las principales consultoras sobre tendencias del mercado.
«Esperamos que los consumidores reorientarán de forma más calculada su gasto y podríamos ver así una mayor apuesta por las reuniones y celebraciones dentro del hogar, en detrimento de otros gastos más grandes como viajes, eventos y comidas fuera del ámbito doméstico», abunda.
De momento, el gasto de los españoles en la cesta de la compra en septiembre ha crecido un 10,9% frente al mismo mes de 2022, con un ascenso en volumen del 1,6%. Los precios, según los datos que maneja la consultora, registraron una subida del 9,2%.
La alimentación es la partida que más supone para con un incremento en las ventas en valor del 12,5%. Asimismo, es la categoría donde más crece la demanda, con un aumento del 2,5% de las ventas en volumen.
Droguería y perfumería, así como bebidas tienen subidas más moderadas en las ventas en valor de un 8,5% y un 7,8%, respectivamente. Las bebidas apenas se mueven en demanda, con una subida del 0,1%, droguería y perfumería incrementa sus ventas en volumen en un 2,1%.
Por productos, los aceites son los más elevaron su precio respecto a un año antes en septiembre. Los datos de NIQ constatan un incremento del 32,3%. A continuación está el azúcar, con un 30,2% más; las verduras congeladas, con un 20,7% más; los alimentos infantiles, con una subida del 19,2%; el arroz, con un incremento del 17,4%.
Por su parte, la parafarmacia de gran consumo, es un 16,2% más cara; los helados, un 15,7% más; el queso tradicional se anota una subida del 14,7% y los cereales para desayuno, ven incrementado su precio un 14,5%.
«Septiembre es un mes especial porque recoge aún datos de productos estivales y de la reposición de la despensa tras las vacaciones, y a pesar de la situación de precios altos, vemos como la demanda es mayor frente al año pasado», dice Daimiel.
«En general, y a excepción de la inusual situación del aceite de oliva, estamos observando como las subidas en las categorías más inflacionistas son más moderadas que en meses anteriores, mientras que ya se van observando algunas caídas de precios más significativas en ciertas categorías», añade.
Los datos de NIQ reflejan que quienes tienen menores crecimientos en su precio promedio respecto a hace un año son los detergentes de la ropa, que suben un 1,5% o los frutos secos y los quesos de bola, ambos con un incremento un 1,3%. Con apenas variabilidad se sitúan el queso fundido y el maquillaje, con un 0,6% de subida en ambos casos o las pastas que se incrementan un 0,1%.
Entre aquellos que bajan están los productos de higiene femenina, que registran un descenso del 1,5%; la margarina, un 1,8% menos; el queso rallado con un precio un 3,7% menor frente a un año antes, el tratamiento facial, un 6,4% menos y los complementos de lavado que ven como bajan su precio en un 7,0%.
El aceite repite en septiembre como el producto que más crece en precio, aunque en conjunto eleva su demanda en volumen un 5,5%. El aceite de oliva virgen se encarece un 75,2%, aunque su demanda se eleva un 28,2%. El aceite de girasol crece en volumen un 24,4% y su precio cae un 37,8% frente a hace un año. La guerra de Ucrania, gran productor de este cultivo, puso contra las cuerdas la disponibilidad de producto.
Ahora, es la sequía la que amenaza el cultivo de aceituna. Y la nueva campaña no augura un notable aumento de la producción, por lo que los precios se prevé que se mantengan elevados. En septiembre, el aceite de oliva cayó en ventas en volumen un 4,7%, mientras su coste se encareció un 68,2%. Asimismo, el de oliva virgen extra reduce su demanda en un 17,2%, tras estar un 76% más caro.
Respecto al avance de la marca blanca en este contexto de inflación, los productos de marca de distribuidor registran un aumento de las ventas en valor del 15,9%, frente a la subida del 7,2% de las marcas de fabricante. Pese a ese incremento de precio mayor en las primeras, las ventas en volumen se elevan en un 5,2% en las marcas blancas y disminuyen un 2,4% para las segundas.