Funcas ha revisado al alza previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español en 2023 al 2,4%, lo que supone dos décimas por encima de sus anteriores estimaciones. Sin embargo, para 2024, ha rebajado la proyección de crecimiento hasta el 1,5%, lo que representa el recorte de una décima.
Como explican, la revisión al alza se debe al impulso económico de los dos primeros trimestres, mientras que la última parte del año registrará una desaceleración cuyo efecto arrastre llegará a 2024. Así, «el avance del PIB iría de menos a más en el transcurso de 2024, en la hipótesis de que no habrá nuevas subidas de tipos».
Creen que el crecimiento procederá sobre todo de la demanda interna y el ritmo de expansión superará la media europea. «Observamos que la economía española está aguantando bastante bien la situación económica internacional. Estos trimestres pasados hemos crecido más que la mayoría de los países europeos, aunque no somos inmunes a la evolución de la economía», ha señalado el director general de Funcas, Carlos Ocaña.
Respecto a la inflación, prevén que se mantendrá por encima del objetivo del Banco Central Europeo (BCE), pese a que el debilitamiento de la demanda relajará la presión sobre los precios. El deflactor del consumo privado registrará una ligera desaceleración, desde el 3,9% este año hasta el 3,6% en 2024. Por su parte, el incremento del deflactor del PIB pasará del 5,5% este año al 3,5% en 2024.
Por su parte, el déficit se situará en el 3,6% del PIB en 2024, frente al 3,7% de su estimación anterior, y la deuda pública en el 106%, por encima de los niveles prepandemia, frente al 108% que preveían anteriormente.
Sobre el empleo, el mercado laboral se mantendrá como uno de los principales factores de resistencia de la economía española. Calculan la tasa de paro se reducirá hasta el 10,5% a final de 2024, un nivel aún muy superior a la media europea.
En Funcas señalan que, a corto plazo, los principales riesgos son de orden geopolítico: una nueva disrupción de los mercados energéticos y el comercio podría dar lugar a un escenario de estanflación y el consiguiente endurecimiento monetario. Mientras, a medio y largo plazo, el principal factor de vulnerabilidad es la persistencia del elevado déficit público, especialmente en un contexto de reactivación de las reglas fiscales europeas y de retirada del apoyo del BCE.
«Estas previsiones parten del supuesto de que los tipos de interés se estabilizarán en el entorno del 4,5% y de que el BCE optará por enviar el mensaje de mantenerlos altos durante más tiempo de lo estimado en un principio. No obstante, esta hipótesis de estabilidad podría verse incumplida si las tensiones geopolíticas se intensifican y desencadenan una nueva disrupción de los mercados energéticos y los intercambios comerciales, generando un shock de estanflación que abocaría al BCE a un endurecimiento del ciclo monetario. Para Funcas esta es la mayor amenaza a corto plazo«, explican.
Añaden que a esto se suma el aumento de las rentabilidades, que implica un mayor pago de intereses en relación al PIB. «Sin medidas de ajuste, la deuda no cumpliría con los compromisos europeos. En un escenario central relativamente optimista (crecimiento del 1,9%, inflación del 2% y política monetaria normalizada), el déficit público no alcanzaría el 3% hasta 2028. Ese año, la deuda todavía se situaría por encima del 102%. Aunque de momento la prima de riesgo se mantiene estable, la situación podría cambiar drásticamente ante posibles perturbaciones en los mercados financieros. De ahí la importancia de aprovechar la ventana de oportunidad para emprender una senda de ajuste fiscal».