Los diamantes han ejercido siempre una extraña fascinación sobre el ser humano, pero hay algunos ejemplares especialmente singulares. Uno de ellos es el llamado diamante azul de Okavango, una piedra de 20,46 quilates, descubierta en 2019 en una mina de Botswana y que es el más espectacular dentro de esta clase.
La pieza fue encontrada en la mina de Orapa, situada en el este del país y considerada la explotación de diamantes más extensa del mundo. En bruto, era una gema de 41,11 quilates pero, una vez pulida, quedó en 20,46 quilates.
Tiene forma ovalada y fue bautizada con el nombre de ‘Okavango Blue’, en homenaje a uno de los paisajes más famosos del país: el Delta del Okavango.
«Desde el primer momento en que vimos el diamante, estaba claro que teníamos algo muy especial entre manos. Todo el mundo que ha visto el diamante pulido de 20 quilates se ha maravillado por su color único», explicó Marcus ter Haar, director de operaciones de Okavango Diamond Company, la empresa responsable del descubrimiento.
Un color debido al boro
La piedra debe su color a la inclusión a nivel molecular de un mineral poco frecuente, el boro. Éste se encontraba en las rocas de los océanos, pero por la tectónica de placas acabó en el interior de la Tierra, hace entre 1.000 y 3.000 millones de años, cuando se formó el diamante.
La pieza se habría formado a unos 668 kilómetros de profundidad, desde donde llegó, a través de los años, a la cota superficial en que fue hallada en la citada mina.
«Solo un puñado de diamantes azules similares han salido al mercado en la última década. De ellos, el Okavango Blue es por derecho el más espectacular», consideró Ter Haar.
Botsuana es el segundo productor más importante de diamantes del mundo, solo por detrás de Rusia. La economía de este país austral africano depende en gran medida del sector minero y de la exportación de diamantes en particular.
Desde las entrañas de la Tierra
Se cree que el boro pudo llegar a las profundidades de la Tierra (donde se habría originado este diamante) como resultado de la colisión de placas tectónicas. Como consecuencia de este choque de placas, una de ellas habría penetrado en el interior de la Tierra llevando consigo el boro del océano. Todo esto ocurrió hace unos 3.000 millones de años. Es un proceso conocido como subducción y que permite formar gemas raras y peculiares como el diamante azul del Okavango.
Como piedra en bruto, pesaba 41,11 quilates, pero como diamante tallado, ahora está clasificado como Tipo llb “Fancy Deep Blue” y Corte Oval Brillante, una de las clasificaciones de color pulido más altas que se le pueden otorgar a un diamante azul.
Los diamantes de colores son raros y representan aproximadamente el 0,01 por ciento (uno entre 10.000) de los diamantes extraídos en todo el planeta. El azul, el rosa, el verde, el violeta, el naranja y el rojo son los más raros de todos, mientras que el amarillo y el marrón son un poco más comunes.
Sin embargo, según informa el portal IFLScience, el título del diamante más caro del mundo puede estar a punto de pasar a un trozo de carbono rosa llamado ‘Lulo Rose’. Al igual que el diamante de Okavango, proviene de una mina donde se han descubierto otras piezas del mismo tono, pero en este caso es como resultado del estiramiento continental y de ocasionales diatremas que las arrojan a la superficie.
……………..
Contacto de la sección de Medio Ambiente: [email protected]