En cada idioma hay frases que se ajustan a un significado tan exacto que son intraducibles. Si algo o alguien fa mirera, es que apetece contemplarlo y no te cansas. No se me ocurre equivalente en castellano. Pues lo mantengo así, en mi otro idioma.

Viene a cuento porque creo que es un notición para nuestra ciudad, que hayamos sido capaces de sacar a la luz un elemento bonito, bien restaurado y muy bien adaptado a la visita como es el Aljub de la Misericòrdia. Y sí, fa mirera. Hice una hora y media de cola para poder contemplarlo y me valió la pena. Estos días se puede seguir viendo sin ninguna complicación y sin aglomeraciones y son 600 las personas que pasan por allí cada día. Lo que no sé es si en el futuro inmediato seguirá abierto al público en horario amplio o no; eso depende de si el Consell quiere poner personal para hacerlo posible. Ya veremos.

El Ayuntamiento de Palma es propietario de un depósito de agua de unas características similares al protagonista de este artículo, pero mucho más espectacular porque su tamaño es impresionante. Es el conocido como Aljub de Palau Reial y se podría practicar con facilidad un acceso desde las escaleras que hay junto al Palau March. Hace años que le proponemos a Cort su adecuación para la visita aportando ideas muy parecidas a las que se han aplicado en la rehabilitación del de la Misericordia. Deseo que el consistorio actual acoja con ilusión estas propuestas porque a la vista está que el éxito está garantizado.

Rehabilitar patrimonio es apuesta segura.

Palma no puede solo sufrir los inconvenientes de ser una ciudad turística y sacar pocas ventajas de ello. No podemos correr con los gastos de limpieza, de vigilancia, de transporte, de mantenimiento y de gestión y no generar beneficios que reviertan en tener una ciudad con muchos más recursos bien invertidos. No podemos sentirnos una población acosada y además soportar que nuestro Patrimonio se abandone. Hay que cambiar la dinámica.

No solo hay que poner límites al número y a las formas para disminuir la invasión excesiva, también hay que rentabilizar las ganancias que tanta administración y particulares sacan. La ciudad debe recibir más y gestionar mejor. La ley de capitalidad no basta, la tasa turística no llega o se destina mal y los fondos europeos ni se sabe. Es necesario cambiar el ritmo.

El Temple, Can Serra, el túnel ferroviario que une el Parc de la Mar con la Plaza Mayor, el refugio antiaéreo de la calle Confraria de Sant Miquel y un largo etcétera, nos están esperando. Saquémosle el lustre a todo y dará gusto verlo. Eso es, ahora he encontrado la traducción más aproximada: dará gusto verlo.