Ilgaz estaba entre la espada y la pared: tenía que hacer caso la cabeza o a su corazón. La mafia de los Balcanes se lo dejó claro: Si no liberan a Salim, su hermana morirá.

El fiscal Kaya es un mar de dudas ya que sabe que sabe que no es correcto ni lo más justo dejar en libertad a Salim, pero no está dispuesto a que le hagan daño a su hermana así que… ¡acaba aceptando!

Para que nadie se entere de que van a saltarse las normas de la justicia, Pars e Ilgaz deciden llevar a cabo un plan y que Salim salga por la puerta de atrás sin ser visto, pero Yekta y Omer descubren los planes de la fiscalía para dejar en libertad a Salim a cambio de Defne y se lo comunican a la prensa.

A Pars entonces no le queda otro remedio y planifica una nueva idea para llevar a cabo su objetivo: un agente, con peso y altura similar a Salim, se hará pasar por él para que crean que el joven va directo a prisión mientras el verdadero Salim será puesto en libertad.

El supuesto agente que se va a infiltrar no aparece y Ridvan, la mano derecha de Pars, se presta a ocupar su lugar: ¡él se hará pasar por Salim!

El verdadero Salim se dispone a salir, pero Ilgaz decide ponerle un chip de geolocalización en su chaqueta para seguir su rastro y ver si… ¡les puede llevar hasta Defne!

Con lo que ninguno contaba es que los hombres que protegen a Salim descubrirían… ¡el chip! En ese momento, los secuestradores dan por roto el pacto con la policía y deciden… ¡matar a Salim!

Los secuestradores llaman a Ceylin y le dicen que Defne está en un edificio y que si van allí la encontrarán. Van hasta allí, pero solo encuentran el cadáver de Salim y no hay rastro de Defne. ¡Todo era una trampa! ¿Dónde estará Defne?