Israel refuta los informes sobre un cese al fuego y la apertura del cruce fronterizo de Rafah para ayuda humanitaria y evacuación en la Franja de Gaza.
El gobierno de Israel contradijo el lunes las afirmaciones de que había consentido un cese de hostilidades en el sur de la Franja de Gaza para facilitar la apertura del cruce de Rafah, a pesar de los indicios de un posible acuerdo en las negociaciones internacionales para abrir la frontera con Egipto, permitiendo así el ingreso de asistencia y la evacuación de extranjeros.
Una declaración sucinta emitida por la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró: “Por el momento no hay un alto el fuego para la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza y la salida de extranjeros”. Esta respuesta llega tras un reporte de la agencia Reuters, que, basándose en fuentes de seguridad egipcias, afirmaba que Israel había accedido a un alto al fuego desde las 9 de la mañana, en un arreglo con Egipto y Estados Unidos.
Israel declaró la guerra al grupo terrorista Hamás después de que oleadas de islamistas armados procedentes de Gaza cruzaran la frontera el 7 de octubre, asesinando a más de 1.300 personas en Israel, la mayoría de ellas civiles.
En represalia al ataque más letal en su historia, Israel inició una severa ofensiva aérea sobre Gaza, anticipando una operación terrestre para desmantelar a Hamás. Se instó a más de un millón de palestinos a moverse del norte al sur del enclave.
Miembros prominentes del Likud mostraron su rechazo hacia cualquier tregua. El ministro de Energía, Israel Katz, expresó su oposición a relajar el bloqueo por razones humanitarias, mientras la ministra de Cultura, Miki Zohar, enfatizó la falta de piedad hacia quienes perpetran atrocidades.
Las Fuerzas de Defensa de Israel extendieron por tercer día un pasillo seguro para la reubicación de civiles, informando que sobre 600.000 personas ya han dejado Gaza. Sin embargo, acusaciones apuntan a Hamás por obstruir la evacuación, acto condenado por el portavoz militar, contralmirante Daniel Hagari.
Pese a la escasez, Israel reanudó el suministro de agua al sur de Gaza, una decisión concertada entre el primer ministro Netanyahu y el presidente Joe Biden, para incentivar el desplazamiento civil.
Con fuerzas acumuladas en las fronteras de Gaza, Israel se prepara para un asalto integral. Mientras tanto, el Ministerio de Salud en Gaza, controlado por Hamás, reporta 2.670 muertos y 9.600 heridos en los contraataques. La cifra exacta de bajas por cohetes desviados dentro de la Franja permanece incierta.
El presidente Biden destacó la importancia de suprimir el extremismo, advirtiendo que una ocupación total de Gaza sería errónea. Esta situación tensiona aún más la región, con Irán y Hezbolá amenazando represalias ante una invasión, y Estados Unidos desplegando portaaviones en el Mediterráneo oriental como disuasión.
El conflicto ha desbordado a la frontera con el Líbano, obligando a Israel a evacuar civiles y enfrentando el desplazamiento interno de decenas de miles debido al continuo fuego de cohetes.