Agua para beber y enseñanza. Los alumnos del CEIP Orobal, de Santidad de Arucas, aprenden las bondades para la salud del consumo cotidiano del agua, siguiendo el modelo de un equipo deportivo de élite como el Spar Gran Canaria de baloncesto. El centro lleva a cabo desde hace un año un protocolo que tiene ahora más relevancia con la suspensión de las clases por la ola de calor que se registra en estos días, de la mano del investigador de Hidrología y Climatología Médica de Canarias de la Universidad Fernando Pessoa Canarias, profesor de educación física del centro, y entrenador del segundo equipo del citado club y colaborador del primer equipo, Cristóbal Navarro, alcanzando unos resultados que califica de «excelentes», porque mejoran el rendimiento, evitan el decaimiento y combaten el consumo de bebidas estimulantes que pueden poner en riesgo su salud, y que lleva aparejado el diseño de espacios que aporten sombra.

Educación, pero asociada al agua. El colegio público emprendió en 2022 la puesta en marcha de un protocolo interno para fomentar su consumo responsable, cuyos resultados comienzan a tener sus frutos. Y, lo ha hecho tomado como base un equipo de la máxima categoría de baloncesto femenino. El trabajo desarrollado en el centro tiene todavía más relevancia si cabe ahora que se han suspendido las clases en toda Canarias, precisamente por las altas temperaturas, que han causado problemas físicos en algunos alumnos y profesores, como reconoció la consejería de Educación del Gobierno de Canarias.

«Esta situación viene para mantenerse y nos tenemos que acostumbrar; por eso hay que fomentar y educar en el consumo de agua, y ya en el currículum se habla de dosificar el esfuerzo y la toma de agua». Cristóbal Navarro es un experto en la materia, y ha asociado sus conocimientos en el mundo del deporte a su faceta como maestro en Arucas, en un centro con más de 300 alumnos de educación infantil y primaria.

«El agua es innegociable, y la de Canarias tiene nivel de Liga de Campeones»




El protocolo de actuación recoge que los niños deben llevar bidones (botellas similares a las que usan los ciclistas) de 750 mililitros, además de que se está estudiando ahora la posibilidad de incluir una fuente de agua para que el alumnado pueda reponerla en el centro. El objetivo es que los niños se acostumbren a la toma, y no solo en las clases de gimnasia en los que la temperatura corporal sube. También se anima a refrescarse la nuca, las muñecas y la cabeza ante altas temperaturas, como las que se viven ahora.

Navarro recuerda que la toma hídrica es importante, al margen de que se consuman zumos y lácteos. «El agua es innegociable, y la de Canarias tiene nivel de Liga de Campeones», defiende, por su riqueza en minerales y origen volcánica. Y recuerda que al igual que el vino coge la tonalidad en barricas, aquí lo hace en un suelo rico en propiedades, que no tienen que envidiar en nada a ninguna que venga de fuera. Aunque todas son beneficiosas, recomienda algunas marcas de menos mineralización para los más pequeños.

El profesor, que dio una charla hace unos meses precisamente sobre este tema por el Día Mundial del Agua en la Universidad Fernando Pessoa, señala que los resultados han sido visibles en el Orobal, comparándolos con los niveles del equipo de baloncesto del que también forma parte, y que ya tiene unas rutinas afianzadas para mejorar su rendimiento.

Ayuda a combatir el nerviosismo en los exámenes


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Entre los objetivos logrados por la incorporación de estos nuevos hábitos escolares está que se bebe más en horario de mañana, ya que lo habitual es hacerlo más abundante por la tarde, y a demanda, sin llegar a abusar, permitiéndose dentro de las aulas. Con esto se evita la fatiga, la somnolencia, se rompen los desequilibrios térmicos, bajan los biorritmos y se satisface la demanda del cerebro para seguir más activo en situaciones también de nerviosismo, equilibrando la tensión y manteniendo la actividad. Todos estos factores conducen a una mejor convivencia en las aulas, según el experto en hidrología.

«Los niños pequeños están en un momento de construcción de su estructura corporal y el agua aporta a los procesos biológicos ante un gasto energético importante, porque el cuerpo está formado en tres cuartas partes por agua y se necesita reponerlo».

El consumo recomendable entre los 2 y 3 años es de 1.300 mililitros


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Cristóbal Navarro recomienda al menos seis vasos de agua al día, y lo que apetezca a demanda, ya que las condiciones no siempre son las mismas. Además, se consigue que el alumnado evite el consumo de bebidas estimulantes y edulcorantes, que tanto se promocionan ahora, y que pueden derivar en problemas de salud a sus consumidores. Por citar algunos parámetros, el consumo recomendable entre los 2 y 3 años es de 1.300 mililitros; que se aumenta a 1.600 entre los 4 y 8 años; y cuando se pasa de 14 años, en los adolescentes se propone ingerir 2.500 mililitros, y en las niñas es de 2.000.

El plan promociona el fomento de la rehabilitación en agua para aminorar el riesgo de problemas de espalda o escoliosis, y se complementa con la plantación de árboles que habiliten zonas de sombras.