A su modo, era el elegido de la familia. «Yo lo esperaba, pero no tan pronto«, dijo Annabella Azín, la madre de Daniel Noboa, en su noche triunfal. «Fue muy astuto, muy inteligente al advertir que podría ser su tiempo», aseguró sobre su decisión de lanzarse a pelear la presidencia y, contra todo pronóstico, imponerse en el segundo turno a la correista Luisa González.
Si la madre no pudo disimular su alborozo, debe haber sido su esposo y padre del vencedor, Álvaro Noboa, de 72 años, quien, a su modo, también se sintió ganador de esta contienda. Dueño de un imperio económico que incluye la exportación de banano, las finanzas y otros rubros de la economía, Don Álvaro intentó en cinco oportunidades acceder al Palacio Carondelet por medio del voto. Y perdió siempre, la última vez frente a Rafael Correa. Por lo tanto, la victoria de su hijo frente a una «hija política» del exmandatario tiene un valor simbólico añadido. El apellido, que había comenzado a sonar fuerte a partir de la acumulación de capital del primer Noboa, durante la primera mitad del siglo XX, ha encontrado este domingo su mejor vindicación en el tercer representante del linaje. Un nieto que, en la actualidad, tiene 35 años.
«Siempre fue un adulto desde niño. Las etapas las superó muy rápido», sostiene su madre. Al hijo nunca le faltó nada. Tuvo una juventud despreocupada, rodeado de comodidadesy beneficios. Siempre supo que tenía un mandato: expandir la frontera de lo posible a favor de los Noboa. Primero intentó en un ambiente natural, los negocios. Además de haber ocupado un cargo importante en la Corporación paterna, el candidato de Alianza Democrática tiene acciones en numerosas empresas. A la intuición del abuelo para multiplicar las ganancias, le añadió la experticia que ofrecen las casas de altos estudios. Curso Administración de Negocios en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, y Administración Publica en Harvard Kennedy School. Realizó a su vez una maestría de Gobernanza y Comunicación Política, en la Universidad George Washington.
Del anonimato al primer plano
En 2021 dio su salto a la política .Fue electo legislador nacional. No se destacó por la actividad parlamentaria. Por eso, cuando Guillermo Lasso convocó a elecciones anticipadas para evitar una moción de censura, Noboa hizo una apuesta que descolocó a propios y extraños, como reconoció su propia madre. Decidió participar de los comicios al frente de una coalición ignota. El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio estremeció a Ecuador y mostró hasta qué punto el narcotráfico se había constituido en un poder paralelo.
Noboa participó del debate presidencial. Muchos ecuatorianos, acostumbrados al significado del apellido, conocieron su rostro por primera vez. El joven aspirante observó con sigilo cómo los otros contendientes se despedazaban retóricamente entre sí. Blindado con un chaleco antibalas, como si el estudio televisivo pudiera convertirse en escenario de una batahola, apostó por la prescindencia. Sus intervenciones fueron mesuradas y llamaron la atención. Esa doble jugada –una astuta equidistancia y la impostación de un lenguaje de líder- lo benefició al punto de sacarlo del anonimato y llevarlo al segundo turno con el 23% de los votos.
El lenguaje de TikTok
Las redes sociales fueron determinantes. El joven Noboa era subestimado por el mundo analógico. El universo digital, en cambio, lo tenía como un activo protagonista. Su esposa, la infuencer Lavinia Valbonesi, con quien tiene un hijo y espera un segundo, lo preparó para la gran batalla de la visibilidad. TikTok fue su plataforma principal. Las mieles de su vida privada valieron más que un programa de Gobierno y un rosario de promesas. Se mostró en la playa, bebiendo agua de coco, de parranda en una disco, realizando ejercicios físicos, tocando la guitarra y cantando «Save tonight», del sueco Eagle-Eyed Cherry. Hábitos y preferecias de un ciudadano común.
«Candidato de cartón«, lo llamó Irene Torres, columnista del diario El Universo, por su decisión de instalar figuras de tamaño real en distintos puntos de las principales ciudades. «Debe ser triste ser derrotado por un muñeco de cartón. Pero los estrategas de González no tuvieron respuesta para contrarrestar la avalancha de imágenes de tamaño real que causaron furor en las redes sociales. ¿Frívolo? Puede ser. ¿Divertido? Por supuesto. Y eso lo ayudó a sostener su narrativa de presentarse como alguien positivo, tranquilo y afable», consideró el diario Primicias.
Su estilo informal, y con algunos arrebatos de tolerancia cultural, se ponen en entredicho en boca de su compañera de fórmula. La candidata a vicepresidenta, Verónica Abad, es una furibunda antiabortista. «Hoy en día las mujeres pretenden ser feas, y esa es otra realidad, ahí tiene que ver mucho el marxismo«, llegó a decir durante la campaña.
Un horizonte de problemas
«Las oportunidades llegan cuando llegan», meditó en voz alta la señora Azín. Y la oportunidad llegó. «Debe seguir siendo como es y confiar siempre en Dios». El hijo dilecto asumirá la presidencia el 25 de noviembre. Aunque gobernará apenas 16 meses, los que restan del mandato de Lasso, quiere sentar las bases para volver a ser reelecto en febrero de 2025. Noboa ha prometido el oro y el moro durante la campaña. Se ha presentado como el hombre capaz de llevar a la política su eficacia de empresario joven y próspero. Lo esperan temas acuciantes, entre ellos nada menos que el de la seguridad, pero también asignaturas sociales pendientes que en su momento pusieron en jaque a Lasso, quien, al igual que su antecesor, el impopular Lenin Moreno, enfrentó fuertes protestas. Lasso salió ileso de una moción de censura porque sacrificó su propio Gobierno al convocar a comicios anticipados. El gran ganador de las elecciones, estandarte de una estirpe de ganadores, debe pensar que a un Noboa no podría nunca sucederle lo mismo.