A veces llega como puede, casi de milagro, casi sin argumentos, y ahí resucita. A veces desemboca en esa instancia porque no supo definir lo que generó, y en esa serie dramática celebra. Por un camino o por otro, Boca termina resolviendo sus situaciones siempre por penales y festejando. Ahora saltó a las semifinales de la Copa Argentina, sin necesidad de las manos de Sergio Romero y en forma merecida.

En la Copa Libertadores, bajó a Nacional de Uruguay en octavos, a Racing en cuartos y a Palmeiras en semis. En esta Copa Argentina, eliminó al modesto Almagro en octavos y anoche a Talleres en cuartos. Van cinco definiciones por penales en 2023 y Boca las ganó todas.

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En las cuatro series anteriores, había sido gigante Chiquito Romero con sus atajadas. En Mendoza, ante los cordobeses, después del 1-1 en los 90 minutos, el arquero no atajó ninguno, sus compañeros anotaron los cuatro y todo concluyó en goce porque Nahuel Bustos y Gastón Benavidez patearon por arriba.

Boca parece invencible en los penales. Después, las sensaciones resultan diversas, según cómo aterrice en ese momento. En el Malvinas Argentinas, de ningún modo los xeneizes debían sufrir tanto. Habían acumulado razones con la pelota para capturar una victoria durante el partido.

Se trató tal vez de la mejor producción del equipo de Almirón en los últimos tiempos. Es que expuso una nítida superioridad sobre un adversario como Talleres, difícil, atrevido, que suele dispararles amarguras a los grandes. Sin embargo, Boca lo minimizó.

Boca sacó dos o tres goles de diferencia porque chocó contra la seguridad de Guido Herrera y, en especial, porque Edinson Cavani, como si fuese un delantero inexperto y acosado por los nervios, falló por lo menos cuatro chances claras. Esta vez el equipo vaya si lo alimentó. De esas posibilidades, un Cavani en día normal seguro que al menos convertía por triplicado… Preocupa la sequía del refuerzo estrella: apenas 3 gritos en 15 juegos vestido de azul y amarillo.

Tan flojo el uruguayo estuvo en la definición que viaja a un segundo plano absoluto el penal del 1-1 que pateó con maestría, tras una infracción infantil que a él mismo le había cometido Juan Portillo.

Resultó llamativa la tarea oscura de Talleres, que no logró despegar ni siquiera después de ponerse en ventaja a los 22 minutos con un remate de Gastón Benavidez. Los cordobeses, que suelen proponer y lastimar, perdieron claramente la posesión y jamás lograron sorprender.

La Copa Argentina ya tiene definidos sus semifinalistas. De un lado, se cruzarán Boca – Estudiantes; y del otro, San Lorenzo – Defensa y Justicia. Claro que los xeneizes quieren ser campeones, pero lo que más les obsesiona es la Libertadores. En esa Copa tan especial, ya están en la gran final, el 4 de noviembre, contra Fluminense, en el Maracaná. A todo Boca llegó por la misma vía, por el camino de los penales. Con matices, pero siempre por penales.