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Netanyahu no será una nueva Golda Meir

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Ahora que se cumplían cincuenta años de la Guerra del Yom Kippur, cuando Israel fue atacado por Siria y por Egipto el seis de octubre de 1973, el estado judío ha vuelto a ser atacado de nuevo por las fuerzas terroristas de Hamás, la Yihad Islámica y otros grupos afines. Después de un ataque, también por sorpresa en localidades cercanas a la Franja de Gaza, los grupos yihadistas asesinaron a más de 1.300 israelíes, hirieron a más de 3.400 y secuestraron a más de 100. 

Durante la operación Badr, el cruce del Canal de Suez y la conquista de la Línea Bar Lev por parte del Ejército Egipcio en los primeros días de la guerra del Yom Kippur, 950 soldados israelíes murieron, 2.000 fueron heridos y perdieron 400 carros de combate. Y pasó la misma cosa que ahora, hubo quien apoyó al gobierno, pero también quien empezó a pedir explicaciones al gobierno por tal desgracia. 

Fue el ataque a la Línea Bar Lev durante la operación Badr la que provocó la Comisión Agranat, formada por el presidente del Tribunal Supremo de Israel, Shimon Agranat, el juez Moshe Landau, el interventor del Estado Yitzchak Nebelzahl, el exjefe del Estado Mayor Yigael Yadin y el exjefe del Estado Mayor Chaim Laskov. Sí, el gobierno había ganado la guerra en octubre a los egipcios y a los sirios, consiguió devolver la paz a la región, pero en noviembre tuvo que comparecer a dar explicaciones en sede judicial para investigar las decisiones tomadas por los militares y los políticos, como también el rol de las Fuerzas de Defensa de Israel. La comisión judicial solo se centró en esto durante 140 sesiones, con 58 testimonios. 

Netanyahu en cambio, no tiene el aurea que tenía Golda Meir

Daba igual la trayectoria política de Golda Meir; de sus ministros entre los que estaba Moshe Dayan, general, héroe de guerra y estratega militar; y entre los militares donde David Elazar, quien ocupaba el cargo de jefe del Estado Mayor, y que tenia una gran trayectoria dentro de las Fuerzas Armadas. A pesar de sus brillantes currículums, el ataque simultaneo entre Siria y Egipto durante la operación Badr en el Sinaí, y la operación Sprawl 110 en los Altos del Golán pillaron por sorpresa a los israelíes, y esto era inadmisible para el propio Estado israelí. Y aún más para una sociedad israelí a quien el gobierno había garantizado seguridad después de la guerra de 1967. Seis años después estaban metidos en otra guerra. 

La comisión Agranat no se centró en la guerra, sino en como pudo producirse el ataque por sorpresa, y que falló para que sirios y egipcios lo llevaran a cabo.  Y fue esta misma investigación la que provocó una profunda crítica social contra el gobierno. En lugar de tener una sociedad alegre por haber ganado la guerra, teníamos una sociedad enfadada por haber tenido que ir a la guerra. Y al mismo tiempo decepcionada con el gobierno. En las elecciones de 31 de diciembre de 1973 la facción de Golda Meir bajó cinco escaños, el Likud, la oposición, subió 7 escaños. El gobierno perdió la mayoría parlamentaria, pero Golda Meir seguía como primera ministra. 

El informe breve de la comisión Agranat se publicó el 1 de abril de 1974, y fue acompañado de la dimisión de todos los responsables de la inteligencia militar, del general Elazar, también de los comandantes militares del sur de Israel, y Yitzhak Rabin también presentó su renuncia del gabinete ministerial. Los chismorreos se convirtieron en vox populi, y después en olas de protestas que pedían la dimisión de Golda Meir. El 3 de junio de 1974, Golda Meir dimitió y subió al cargo de primer ministro de Israel un miembro de su antiguo gabinete, Yitzak Rabin. Así terminó la carrera política de Golda Meir, quien desde 1948 ocupaba altos cargos políticos en el recién formado estado de Israel, desde embajadora en la Unión Soviética, a tres carteras ministeriales, y por último primera ministra. 

Netanyahu, en cambio, no tiene el aurea que tenía Golda Meir, y que se esfumó los dos primeros días de la guerra del Yom Kippur. 25 años en política que se lanzaron por la borda en 2 días. El actual primer ministro viene de un seguido de escándalos judiciales, de protestas masivas que piden su dimisión, de una reforma judicial que parece socavar la independencia judicial y otorgar una supremacía parlamentaria incluso para subvertir lo que diga el Tribunal Supremo de Israel sobre orden constitucional. Con un coste de vida en auge, y una escalada de conflictos sociales como el papel de los haredim en la sociedad y las subvenciones vinculados a ellos, y también seguir apoyándose en los partidos religiosos y su agenda para poder seguir gobernando. Lo último, el ataque de Hamás y otros grupos yihadistas al sur de Israel, y las muertes israelíes vinculadas a ello. 

La última encuesta realizada por Maariv apunta que el Likud pasaría de 32 escaños a 15 escaños, y la lista Unidad Nacional pasaría de 12 a 41 escaños. Recordemos que el parlamento israelí tiene 120 escaños. Aunque está hecha después del ataque terrorista, también es antes del gobierno de emergencia, donde Gantz ha entrado a formar parte, dejando el liderazgo de la oposición a Yair Lapid, de Yesh Atid. Esto va vinculado a que incluso algunos ministros del gobierno han sido reprendidos por la calle, casi golpeados al visitar un hospital, o incluso han presentado su dimisión. 

El pasado lanza una advertencia a Netanyahu. Recuerda que Israel investiga a quien pone a sus ciudadanos en peligro

Por otro lado, existe otra comisión de investigación en la historia de Israel, la comisión Kahan. Si la comisión Agranat fue para investigar responsabilidades políticas y militares por un ataque por sorpresa, la Comisión Kahan investigó el rol del Ejército Israelí en las matanzas de Sabrá y Chatila durante la guerra civil libanesa. En 1982, el primer ministro Menachem Begin, encargó al presidente de la Corte Suprema de Israel Yitzhak Kahan la comisión de investigación sobre el rol israelí en las masacres de palestinos libaneses. La comisión Kahan estaba formada por el juez de la Corte Suprema Aharon Barak y el general Yona Efrat. El informe dictaminó que si bien fueron los falangistas libaneses quienes cometieron los asesinatos en masa, consideró a Israel indirectamente responsable de los mismos. 

El pasado lanza una advertencia a Netanyahu. Recuerda que Israel investiga a quien pone a sus ciudadanos en peligro, dará igual que lleves toda la vida en política y sirviendo si te has equivocado un solo día; y recuerda que si eres responsable de atrocidades el mismo Estado tiene mecanismos para denunciarlo. No calló el Estado en 1973, y no calló el Estado en 1982, y sus calles tampoco. No solamente tendremos que seguir la incursión militar, que se espera cruenta, sino también tendremos que poner el termómetro a la sociedad israelí, y analizar sus reacciones. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.