Irán se ha convertido en el centro de la atención internacional tras los atentados de Hamás contra Israel.

Irán ha surgido como la figura central en la esfera internacional después de los ataques de Hamás contra Israel, desencadenando respuestas contundentes que incrementan el temor a un nuevo conflicto en Oriente Medio. Cualquier confrontación en esta región representa un riesgo potencial para la seguridad en la entrega de petróleo. Y si un productor de la magnitud de Irán se ve inmiscuido, las repercusiones en los mercados petroleros globales podrían ser aún más severas.

Tras divulgarse los ataques, rumores sugerían que Irán, aliado de Hamás, tenía un papel en su organización. Aunque Teherán lo desmintió, Israel y su principal socio, Estados Unidos, manifestaron no contar con evidencias claras sobre la participación de Irán. Pese a esto, destacados políticos estadounidenses como el senador Lindsay Graham y la candidata presidencial Nikki Haley abogaron por una intensificación de las acciones contra Irán, llevando a predicciones de que el precio del petróleo podría superar los 100 dólares el barril.

Otro escenario contempla a Irán desempeñando un rol más protagónico. “Irán podría jugar un papel clave en el conflicto debido a su cercanía con el vital paso marítimo conocido como estrecho de Ormuz”, indicó Clay Siegle de Rapidan Energy Group a Bloomberg. El estrecho de Ormuz, ubicado en aguas iraníes, es un punto neurálgico en el tráfico petrolífero mundial. Diariamente, circulan aproximadamente 17 millones de barriles de petróleo por esta vía, lo que se traduce en el 17 % de la demanda global de petróleo para este año y cerca del 90 % del petróleo que Oriente Medio exporta por el Golfo Pérsico.

Este punto estratégico gana notoriedad en los medios cuando Irán amenaza con bloquearlo, especialmente en momentos de alta tensión con el Occidente. El verdadero desafío surgiría si Irán decidiera cerrar el estrecho y Estados Unidos optara por mantenerlo operativo, lo que podría desencadenar un enfrentamiento directo con consecuencias impredecibles. No obstante, por el momento, este panorama parece lejano.

Curiosamente, los precios no mostraron un alza significativa tras los sucesos entre Hamás e Israel. A pesar de un aumento inicial, los índices se ajustaron cuando el Instituto Americano del Petróleo reportó un incremento considerable en los inventarios de petróleo, corroborado posteriormente por la EIA.

Aun así, el potencial de interrupción del suministro sigue siendo significativo. El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, declaró esta semana que podrían abrirse “otros frentes” en la guerra, lo que sugiere que la escalada es sin duda una opción.

Al mismo tiempo, el presidente de Irán habló con el príncipe heredero saudí, ya que Arabia Saudí ha asumido el papel de moderador, tratando de desescalar la situación. Según un informe del FT sobre la conversación, Ebrahim Raisi dijo que tanto Irán como Arabia Saudí “deben defender a la nación musulmana y oprimida de Palestina en este momento crítico”.

Arabia Saudí, que ha estado trabajando recientemente en un acuerdo para establecer relaciones diplomáticas con Israel, se ha abstenido de tomar partido. Sin embargo, Estados Unidos acaba de detener la transferencia de 6.000 millones de dólares a Irán como parte de un acuerdo de canje de prisioneros, y es muy probable que eso enfurezca a Teherán.

“El dinero pertenece legítimamente al pueblo de Irán, destinado al Gobierno de la República Islámica de Irán para facilitar la adquisición de todos los requisitos esenciales y no sancionados para los iraníes”, declaró la misión iraní ante la ONU, citada por el Wall Street Journal.

Ese podría ser el primer paso de una posible escalada, sobre todo si los halcones del Congreso toman la sartén por el mango. Incluso la Agencia Internacional de la Energía se ha pronunciado sobre el conflicto y su posible impacto en los mercados del petróleo.

“Aunque no se ha producido ningún impacto directo en el suministro físico, los mercados permanecerán en vilo mientras se desarrolla la crisis”, afirma la AIE en su Informe sobre el Mercado del Petróleo de octubre. La agencia añadió que estaba preparada para actuar en caso de perturbación del mercado. La naturaleza de las medidas no se dio a conocer.

El año pasado, la AIE, junto con EE. UU., retiró una gran cantidad de petróleo de los inventarios para frenar la escalada de los precios. Como resultado, la reserva estratégica de petróleo de Estados Unidos cayó a su nivel más bajo en 40 años, equivalente a unos 17 días de consumo, lo que hace improbable que se repita la liberación del año pasado.

Una implicación iraní en la guerra entre Israel y Hamás tendría un efecto importante en la seguridad del suministro mundial de petróleo. Tal vez sea la conciencia de este hecho lo que ha motivado la prisa diplomática por poner fin a los combates antes de que se recrudezcan.