Israel es, desde hace décadas, una de las mayores potencias militares y tecnológicas del mundo. Sin embargo, ese hito se ha cimentado en la violación del derecho internacional. Así lo denuncia Antony Loewenstein, periodista independiente destinado en Jerusalén Este entre 2016 y 2020 y autor de ‘The Palestine Laboratory’.

En su última obra, publicada en mayo por Verso Books y aún sin traducción al español, este investigador judío de nacionalidad australiano-alemana documenta cómo Israel ha usado la opresión de la población palestina para perfeccionar su industria de seguridad, un modelo de vigilancia que ha exportado al mundo. El libro ha sido avalado por intelectuales de la talla de Noam Chomsky o Avi Shlaim.

Loewenstein atiende a El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, en una conversación telefónica.

¿Qué supone el ataque de Hamás? ¿Ha logrado poner en jaque el aparato militar y tecnológico de Israel?

En cierto modo sí. El modelo de Israel fracasó el pasado fin de semana, no hay otra manera de verlo. Es una completa catástrofe. Sin embargo, mi sensación es que no les afectará en absoluto. Habrá alguna gran investigación en el próximo año, rodarán algunas cabezas y Netanyahu puede caer. Todo eso es posible. Pero en última instancia, creo que Occidente seguirá apoyando a Israel y a su industria armamentística. Tras la invasión rusa de Ucrania, Israel ha disparado su negocio de venta de armas. No veo ninguna indicación de por qué sus clientes dejarían de comprar su tecnología a pesar del grave fracaso de inteligencia.

¿Debilitará o reforzará el sistema de represión israelí?

Ambas cosas. Investigarán qué salió mal y por qué fueron sorprendidos con la guardia baja. Es muy pronto, pero creo que el error de Israel fue confiar demasiado en la tecnología a expensas de la inteligencia humana. Nos dicen que el futuro tecnológico será una utopía, pero es una gilipollez. Puedes utilizar toda la tecnología más sofisticada del mundo que Israel tiene y desplegó y aún así falló. Creo que volverán a recopilar información a la antigua usanza, basada en el contacto personal. Parece que así se comunicó Hamás o a través de una comunicación encriptada que Israel o EEUU no captaron. Creo que Israel se convertirá cada vez más en un gueto y que su sociedad, altamente militarizada, lo será mil veces más.

«El ataque de Hamás demuestra que el error de Israel fue confiar demasiado en la tecnología a expensas de la inteligencia humana»




En su libro habla del «laboratorio palestino» ¿A qué se refiere?

Durante 50 años, Israel ha mantenido una brutal ocupación de Palestina, la más larga de los tiempos modernos. Desde 1967, Israel ha desarrollado una enorme cantidad de herramientas y tecnologías para mantener esa ocupación: aviones no tripulados, programas espía, recopilación de datos biométricos, sistemas de reconocimiento facial, todo este tipo de cosas que se prueban primero en los palestinos. También me refiero a que ha vendido esa tecnología opresiva a un número asombroso de países, al menos 125, y lo han hecho diciendo que están supuestamente probadas en combate. Palestina es un laboratorio de represión que luego se exporta a todo el mundo.

Y lo que sucede en Palestina se aplica después en otros países

Esta es una de las razones por las que escribí este libro. Llevo 20 años informando sobre Palestina y he tenido acceso a filtraciones que revelan que varios países están dispuestos a usar el modelo de Israel. Ven a Israel como una inspiración porque también quieren reprimir a su población, a disidentes, periodistas o activistas de derechos humanos y tener la misma impunidad global de la que goza. Muchas naciones están celosas y por eso piden consejo a Israel. También me preocupa el creciente interés global por el nacionalismo, ese concepto que da prioridad a un pueblo sobre otro. En Israel es el pueblo judío sobre los palestinos. Pero también pasa en la India, la mayor supuesta democracia del mundo, que con Narendra Modi se está convirtiendo en un estado fundamentalista hindú. No hay duda que Israel es una inspiración masiva para la élite política y militar india, que ha elogiado abiertamente la ocupación de Palestina y ha dicho que quieren hacer algo similar en Cachemira, donde la mayoría de la población es musulmana. Israel está construyendo una coalición global de naciones de ideas afines, como la India o Hungría.

«Muchos países como la India o Hungría ven una inspiración en Israel porque quieren reprimir a su población y gozar de la misma impunidad»


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Cuya misión es levantar un Estado étnico…

Exactamente. Por eso muchos grupos de extrema derecha en Estados Unidos, Europa e incluso España se inspiran en Israel. El Estado judío no ha tenido ningún problema en asociarse con partidos y grupos con vínculos neonazis, lo cual es una locura. El Gobierno de Netanyahu lo hace para construir una coalición de países que apoye su ocupación de Palestina. Me parece absolutamente peligroso, indignante y estúpido. A menudo en los mítines de extrema derecha antisemita se ve la bandera israelí. No les gustan los judíos, pero sí les gusta la alegría supremacista judía de Israel porque quieren crear en su propio país un estado similar, pero para los cristianos. Podemos pensar que esto nunca va a pasar, y tal vez ahora sea cierto. Pero si Trump vuelve a ser presidente habrá una aceleración masiva de la idea de unos Estados Unidos cristianos, pro-Israel, de línea más dura y antimusulmanes. Es aterrador.

Además de una contradicción histórica.

Como alguien que es judío de un pueblo que escapaba de los guetos en Europa, donde muchos fueron asesinados en el Holocausto, incluso familiares míos, hay algo notablemente triste y trágico para mí que la única manera que Israel piensa que puede sobrevivir es convertirse en un gueto.

«A la extrema derecha no le gustan los judíos, pero sí la alegría supremacista de Israel porque quiere reproducir en su país la idea de ese Estado étnico, pero cristiano»


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Entre los clientes de la tecnología israelí también figuran la Unión Europea y España…

La UE es el único lugar del mundo donde se coqueteó con regular los programas espía como Pegasus, aunque no ha sucedido nada serio. Se están usando drones israelíes para vigilar el Mediterráneo y buscar migrantes. La UE hace años que tomó la decisión de que iba a permitir que la gente se ahogue y los drones de Israel son parte de esa estrategia. Lo que ven lo mandan a Frontex, que a menudo envía barcos de rescate y a menudo devuelve ilegalmente a la gente a campos de tortura en Libia. Esa tecnología fue antes testada en Palestina.

¿Falta una regulación en torno a los programas espía?

Sí, y en cierto modo debería ser como las regulaciones que la comunidad internacional encontró para las armas químicas. Aún se utilizan, pero al menos hay un marco legal claro.

¿Qué rol ha jugado EEUU y sus empresas tecnológicas en el desarrollo de la vigilancia israelí?

Google y Amazon, por ejemplo, tienen un contrato de miles de millones de dólares con el Gobierno israelí para proporcionar servicios en la nube a los militares. EEUU apoya a Israel con enormes cantidades de ayuda militar, oficialmente unos 5.000 millones de dólares. Gran parte de ese dinero se utiliza para desarrollar armas, muchas de las cuales se prueban con los palestinos. Israel no es el único que testea armas nuevas en el campo de batalla; EEUU lo hizo en Irak y Afganistán y lo hace ahora en Ucrania. La diferencia es que Israel lo hace con una población ocupada, controlada y sin libertad de movimiento. El papel de EEUU es vital en el apoyo diplomático, financiero, armamentístico y de inteligencia. Tienen una relación muy cercana y son buenos amigos, pero desconfían el uno del otro. Cada día, cerca de 400 funcionarios de la NSA se dedican a espiar a Israel. Y estoy seguro que Israel hace lo mismo.

«La enorme ayuda militar que EEUU presta a Israel sirve para testar nuevas armas con los palestinos»


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Biden puso a NSO Group, fabricante del popular software espía Pegasus, en la lista negra.

Aunque parece una buena noticia, no creo que EEUU lo haya hecho porque Pegasus es una amenaza para los derechos humanos, sino porque teme que Israel le supere y que su industria de espionaje ya no sea dominante. Lo que Biden esperaba era neutralizar algunas grandes empresas de vigilancia israelíes para a dar más tiempo a las estadounidenses para desarrollarse.

En el libro habla de la privatización de Israel. ¿A qué se refiere?

En las primeras décadas de existencia, Israel se llamaba a sí mismo un país socialista. Cuasi lo era para los judíos, pero no para los palestinos, que vivían bajo la ley marcial. La industria armamentística era entonces propiedad del Estado, pero se privatizó a partir de los años 70. Ahora, gran parte de la industria tecnológica y militar privada está profundamente ligada al Estado, que usa las empresas y la represión como una forma de diplomacia global para ganar apoyos.

«La industria tecnológica y militar privada de Israel está profundamente ligada al Estado, que usa las empresas y la represión como una forma de diplomacia global para ganar apoyos»


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En los últimos 15 años, con Netanyahu de primer ministro, el Mossad a menudo iba a muchos países que no eran particularmente cercanos a Israel como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Ruanda o la India. Usaron Pegasus como diplomacia. Decían: «Estamos encantados de venderles esta increíble tecnología que les permite vigilar a sus personas no deseadas, pero a cambio nos gustaría conseguir más apoyo diplomático». Esa es probablemente la forma en que Israel hace amigos. Por eso un país diminuto es el 10º mayor exportador de armas del mundo.

¿Esa visión de la ocupación en términos económicos ha acelerado la deshumanización de la población palestina?

Así es. No creo que haya muchas empresas militares israelíes tan perversas como para probar armas sólo para hacer daño y ganar dinero. Sin embargo, hay una gran cantidad de ejemplos de la utilización de los palestinos como conejillos de indias para probar nuevas armas. Así que se trata de masoquismo o simplemente de capitalismo. No hay duda de que la deshumanización de los palestinos ha sido horrible durante décadas, pero se aceleró con la ayuda financiera de EEUU en su guerra contra el terrorismo. Israel vende su tecnología de represión no sólo para obtener apoyos, sino también como una póliza de seguro para que no la critiquen.

¿Garantiza la dependencia tecnológica su impunidad?

En los últimos días ya hemos visto la impunidad de la que goza Israel, que no tiene precedentes a nivel mundial. Temo que en los próximos años y meses Israel lleve a cabo una campaña mundial de asesinatos contra sus enemigos, como solía hacer en los años 70 y 80, cuando mataba a muchos dirigentes palestinos en todo el mundo. El ataque de Hamás se ha enmarcado como el 11-S de Israel. EEUU reaccionó al atentado con sed de sangre, de venganza. Israel no invadirá Irak o Afganistán, por supuesto, pero temo que el conflicto desangrará más allá de Gaza.

«Mi trabajo ha hecho que mi familia haya perdido a muchos de sus amigos judíos»


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¿Le ha pasado factura denunciar las políticas de Israel?

Pagas un precio por ello. Soy un judío secular, no es mi religión, pero sí mi cultura. Israel dice hablar en nombre de todos los judíos y mi trabajo ha hecho que mi familia haya perdido a muchos de sus amigos judíos. Recibo muchos correos de odio, pero también recibo mucho apoyo. Lo hago porque existe la sensación real de que si eres judío y criticas profundamente a Israel, a menudo eres rechazado por tu propia comunidad. Y eso me preocupa. Sé que la clase dirigente y la diáspora judía han sido profundamente cómplices durante décadas de lo que hace Israel. El lobby israelí en EEUU es un buen ejemplo. Escribir es una oportunidad para tratar de influir en esas comunidades y no esconder la cabeza en la arena.