La Unión Europea (UE) se enfrenta a una grave crisis diplomática por su posición ante el conflicto entre Israel y Palestina, que llevaba más de tres décadas en un interesado y segundo plano y que ha vuelto a la palestra tras el recrudecimiento de las hostilidades después del ataque de Hamás el pasado sábado 7 de octubre y la posterior respuesta israelí asediando y arrasando la Franja de Gaza.

En este sentido, mientras que el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, ha intentado mantener una postura equilibrada y crítica con ambas partes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha mostrado un apoyo incondicional a Israel, llegando a calificar el atentado de Hamás como «el peor ataque contra judíos desde el Holocausto» y prácticamente ofreciendo carta blanca a Israel para que responda cómo, cuándo y dónde quieran.

Esta diferencia de criterios entre los dos principales representantes de la política exterior europea ha generado una gran confusión y división entre los Estados miembros, que no han logrado consensuar una declaración conjunta sobre la situación. Algunos países, como Irlanda o España –que ha anunciado que aumentará su ayuda humanitaria para Gaza-, han expresado su preocupación por la escalada de violencia y han pedido el cese inmediato de las hostilidades y el respeto al derecho internacional humanitario. Otros, como Hungría, Polonia o República Checa, han respaldado la respuesta de Israel y han acusado a Hamás de ser el único responsable de la crisis.

Asimismo, en esta suerte de colapso en la que ha entrado Europa –y que no deja de ser un caldo de cultivo para que la extrema derecha siga campando a sus anchas-, países que en otrora fueron ejemplos de democracia y libertad de expresión como Alemania, Francia o Reino Unido han optado por restringir las manifestaciones en apoyo a Palestina, llegando incluso a dar órdenes a sus agentes de seguridad para detener a cualquier persona que ose ondear la bandera palestina. Una barbaridad democrática que solamente seremos capaces de contextualizar con el paso del tiempo.

La controvertida postura de Von der Leyen

En medio de toda esta deriva, la postura de Von der Leyen ha sido especialmente controvertida y criticada por varios sectores, tanto dentro como fuera de la UE. La presidenta de la Comisión Europea ha obviado las violaciones del derecho internacional cometidas por Israel, como el bloqueo de Gaza, el corte del suministro de agua y electricidad, o los ataques indiscriminados contra civiles y objetivos humanitarios -por obviar, incluso ha obviado que cuando habla no habla por sí, sino que representa a los 27 países que conforman la UE-. Además, ha equiparado al pueblo palestino con Hamás, ignorando las aspiraciones legítimas de los palestinos a tener un Estado propio y a vivir en paz y dignidad. Von der Leyen ha dado así un cheque en blanco a Israel para que continúe con su ofensiva militar, que ya ha causado más de 1.500 muertos y 3.000 heridos en Gaza, según las últimas cifras de Naciones Unidas –unos datos que no paran de aumentar con el paso de las horas-.

“Ante esta tragedia indescriptible, sólo hay una respuesta posible: Europa está con Israel. Pretenden erradicar la vida judía de la tierra, y han pasado a la acción. Este es el ataque más atroz contra los judíos desde el Holocausto”, afirmaba este viernes la jefa del Ejecutivo europeo en una declaración junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Por el contrario, Borrell ha tratado de ejercer un papel mediador y constructivo en el conflicto, apelando al diálogo y a la solución de dos Estados. El Alto Representante ha condenado los ataques terroristas de Hamás, pero también ha recordado a Israel que tiene que actuar con proporcionalidad y respeto al derecho internacional: “Defendemos el derecho a Israel de defenderse pero como cualquier derecho tiene unos límites, que son los de las leyes internacionales y humanitarias”.

Así, Borrell ha defendido la necesidad de aumentar la ayuda humanitaria a los palestinos, especialmente a los habitantes de Gaza, que sufren una situación dramática por el asedio israelí. Además, ha instado a Hamás a liberar a las personas secuestradas y a cesar los ataques contra civiles israelíes. Un Borrell que este sábado ha recordado a la propia Von der Leyen que la política exterior de la UE «la fijan el Consejo Europeo y el consejo de ministros de Exteriores”: “La política común exterior es una política intergubernamental, no una política comunitaria”.

Europa vuelve a evidenciar su falta de coherencia y unidad

La disparidad entre Von der Leyen y Borrell refleja la falta de coherencia y unidad de la UE en materia de política exterior, así como su debilidad e irrelevancia en el escenario internacional. La UE no ha sido capaz de ejercer una influencia positiva en el conflicto entre Israel y Palestina, ni de defender sus propios valores e intereses. Al contrario, ha dejado el protagonismo a Estados Unidos, que es el único actor que puede mediar entre las partes y lograr un alto el fuego. La UE debería revisar su estrategia y su papel en Oriente Medio, y adoptar una posición más firme y equitativa que contribuya a la paz y la seguridad en la región.

Además, esta crisis diplomática se produce en un momento clave para el futuro político de la UE, ya que en junio de 2024 se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo. Estas elecciones determinarán la composición del órgano legislativo europeo para los próximos cinco años, así como la elección del próximo presidente o presidenta de la Comisión Europea. Los ciudadanos europeos, con los valores del Viejo Continente más en duda que nunca, tendrán la oportunidad de expresar su opinión sobre las políticas comunitarias y sobre el papel que debe desempeñar la UE en el mundo.