La guerra entre Israel y Gaza ha vuelto a poner el foco sobre la energía. Petróleo y gas han anotado repuntes en sus cotizaciones internacionales desde el inicio de la semana. Así, el barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, acumula una subida del 5,8% hasta los 89,5 dólares, respecto a los 84,25 dólares en los que cerró la sesión el viernes pasado. Mientras, el gas se ha disparado en el mercado de referencia para Europa –el TTF holandés— un 40%, hasta los 53 euros por megavatio-hora (MWh).
En este caso, a la tensión geopolítica, los expertos añaden la ruptura de un gasoducto en Finlandia que podría no operar hasra principios de 2024, que habría impulsado semejante repunte después dos semanas de descensos.
El impacto se ha hecho notar precio de la luz, que acumula una subida semanal del 28% al situarse para este sábado en 135,13 euros por MWh, el precio más alto que registra desde principio de marzo. El precio de la electricidad se contagia del precio del gas porque el mercado eléctrico se rige por el sistema marginalista, según el cual la tecnología más cara es la que marca el precio para el resto y esta suelen ser los ciclos combinados, que queman gas, o las centrales hidráulicas, que utilizan a las anteriores como referencia.
Este repunte coyuntural, coincide, además, con el aviso de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que esta semana anticipaba un riesgo de subida de precios durante los próximos meses para esta materia prima. «El riesgo de volatilidad de los precios, especialmente en caso de un invierno frío, es motivo de preocupación. Los almacenamiento de gas de Europa entraron en la temporada de calefacción de invierno al 96% de su capacidad. Sin embargo, esto no es garantía de precios estables durante toda la temporada, especialmente en caso de tiempo excepcionalmente frío», afirmó el martes el brazo energético de la OCDE en un informe.
Final de las ayudas
Para evitar la traslación del precio del gas a la electricidad, el Gobierno diseño el denominado ‘tope al gas’ que limitaba el coste de esta materia prima para las centrales eléctricas, pero desde mediados de febrero no funciona al mantenerse el precio de la materia prima por debajo de esa referencia (si bien el tope comenzó siendo de 40 euros por MWh ha ido evolucionando hasta los 62,8 euros por MWh actuales).
Además, tanto la factura de la luz como del gas están de alguna manera intervenidas desde hace meses, con los impuestos al mínimo –por la rebaja tanto del IVA al 5%, como por el descenso del Impuesto Especial sobre la Electricidad, que grava al 0,5%, y la suspensión del impuesto del 7% sobre la producción eléctrica– y el incremento topado en el caso de los clientes con tarifa regulada de gas (TUR), pero todas estas medidas decaen el 31 de diciembre sin que el Gobierno haya anunciado todavía si las prorrogará.
Diferentes escenarios
El precio de la luz es el único que permanece más alto que cuando el Gobierno puso muchas de las medidas de ahorro en marcha porque fue al primero al que se le dio asistencia, a mediados de 2021. Entonces, marcaba un promedio de alrededor de 83 euros por MWh, mientras que en los que va de octubre se sitúa en 112 euros por MWh, y se decidió rebajar por primera vez el recibo, con un IVA que pasó del 21% al 10% y la suspensión del 7% a la producción.
Pero el caso del gas es distinto, si cuando se puso en marcha el tope al gas (mediados de junio de 2022) marcaba unos 80 euros por MWh, cuando se anunció la rebaja del IVA de la factura (en septiembre de 2022) se situaba por encima de los 200 euros por MWh.