Las imágenes en las redes sociales de jóvenes malheridos y ensangrentados siendo arrastrados como objetos y cargados en camionetas por combatientes recién llegados de Gaza han colocado en el imaginario colectivo a Hamás al nivel de Estado Islámico o Al Qaeda. Hamás -Harakat al Muqawamah al Islamiya, en castellano Movimiento de Resistencia Islámica- nació en los años 80 como una alternativa radical y de carácter islamista a un movimiento de liberación palestino dominado por fuerzas políticas laicas, nacionalistas e izquierdistas. Aunque su ideario original, en favor de la implantación de un estado gobernado por la sharia (ley islámica) y radicalmente opuesto a cualquier concesión al Estado de Israel, se mantiene a grandes rasgos, sus apoyos políticos han ido evolucionando, hasta convertirse en la actualidad en uno de los principales proxies (apoderados) de Irán en el conflicto árabe-israelí. Las capacidades militares del movimiento se han incrementado sustancialmente a lo largo de los años, en paralelo a la creciente importancia de sus padrinos.
1.Los orígenes
Hamás comenzó a hacerse sentir a finales de la década de los 80, coincidiendo con la primera intifada. Su líder era el jeque Ahmed Yasín, un hombre que permanecía en una silla de ruedas desde la adolescencia, cuando recibió un golpe en un partido de fútbol. Más tarde, pese a sus limitaciones físicas, estudió en la universidad Al Azhar de El Cairo, donde entró en contacto con los Hermanos Musulmanes. De hecho, en uno de sus artículos de su carta fundacional, Hamás se presentaba como la sección palestina de este movimiento transnacional islamista. Durante el levantamiento palestino contra Israel, no aunó fuerzas con Fatah y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y prefirió luchar de forma separada y por su cuenta. En 1991, Hamás fundó las Brigadas Ezzeldim Al Qassam, su brazo armado, emprendiendo acciones como el secuestro de miembros de las fuerzas armadas israelís, que llamaron por vez primera la atención de las autoridades y los servicios secretos del estado hebreo.
2.El divorcio con la OLP
Los acuerdos de Oslo de 1993, que implicaban el reconocimiento del Estado de Israel por parte de la OLP y el inicio de la cooperación entre el liderazgo palestino de Yasir Arafat y el Gobierno israelí, consolidaron definitivamente la ruptura entre las dos ramas principales del movimiento palestino. Las huestes del jeque Yasín, aferradas a la idea de un único Estado palestino confesional, se opusieron radicalmente al contenido de los pactos, y para sabotear el acercamiento entre israelíes y palestinos, protagonizaron innumerables acciones terroristas suicida en autobuses o centros comerciales que provocaron numerosas víctimas entre la población civil del Estado hebreo. Sus autores materiales eran por lo general gente sin expectativas de futuro, que malvivían en Gaza o en los campos de refugiados, y que llevaban a cabo sus acciones mediante el rudimentario método de los cinturones-bomba. Los atentados fueron mermando la fe de la opinión pública israelí en los acuerdos de paz, arrinconando progresivamente al Partido Laborista y allanando el camino a la derecha israelí encabezada por Binyamín Netanyahu y Ariel Sharon.
3.El enfrentamiento armado con Fatah
La muerte en 2004 del carismático Yasir Arafat, líder incuestionable del movimiento de liberación nacional palestino, en 2004 provocó un vacío de poder que los contestatarios de Hamás intentaron aprovechar. En 2006 se celebraron elecciones legislativas en Cisjordania y Gaza en las que Hamás obtuvo la mayoría absoluta en diputados, con 76 de los 132 escaños, aunque en porcentaje de votos las diferencias fueron de tan solo unas décimas, forzando al presidente de la OLP, Mahmud Abbás, a una cohabitación política con una facción que no creía en la solución de dos estados, cooperación que nunca logró materializarse. Más bien todo lo contrario. Al año siguiente, Hamás expulsó a Fatah de la franja de Gaza gracias al poderío de sus milicias armadas y se hizo con el control total del territorio, mientras que el jefe del Estado palestino formaba en Ramala un Ejecutivo que fue reconocido de inmediato por la comunidad internacional como legítimo representante del pueblo palestino. Pese a que siete años después, ambas facciones consiguieron formar un Ejecutivo de unidad, la desconfianza sigue muy presente.
4.La influencia de Irán
Hamás e Irán han mantenido relaciones desde los años 90, cuando desde Teherán se quería impulsar un polo palestino contrario al acercamiento entre la OLP y el Estado de Israel. Los contactos se matuvieron durante toda la década vía Hizbulá, la milicia chií proiraní en el sur de Líbano, y acabaron incluyendo el envío de armas a la depauperada franja palestina burlando la vigilancia de las fuerzas de seguridad israelí, ya fuese mediante contrabando a través del mar, ya fuese desde Sudán, atravesando la península del Sinaí. Durante la ofensiva militar israelí contra la franja de 2008 y 2009, bautizada como operación Plomo Fundido, fueron identificadas armas de procedencia iraní. En 2012, durante el transcurso de la denominada operación Pilar Defensivo, Hamás llegó a lanzar cohetes Fajr 5 con capacidad de impactar en Jerusalén y Tel Aviv.
Durante la guerra civil siria, las relaciones entre Hamás y Teherán se enrarecieron, ya que los primeros apoyaban a la oposición siria, principalmente suní, mientras que los segundos respaldaron al régimen de Bashar el Asad. En 2017, el nombramiento de Yahia al Sinwar puso fin a dicho alejamiento. El propio Sinwar admitió en agosto de ese año que el régimen iraní era la principal fuente de financiación de su movimiento. Según la inteligencia israelí, Irán entrega anualmente 100 millones de dólares a Hamás.