La extinción de la especie humana, que por ley natural ocurrirá algún día, puede precipitarse por la acción humana y los científicos han estimado cuándo podría ocurrir. Asumiendo que su diagnóstico está lleno de incertidumbre, consideran que nuestro futuro depende de las responsabilidades que decidamos asumir.

¿Cuánto tiempo de vida le queda a la especie humana? La magnitud de la crisis presente ha traído hasta nuestras mentes la certeza, muchas veces olvidada, de que nuestra especie, como muchas otras que en el mundo han sido, también se extinguirá.

Independientemente de lo bien o mal que gestionemos nuestra civilización, nuestra especie durará como mucho mil millones de años: se extinguirá cuando la envoltura del Sol se expanda y caliente el planeta hasta un estado similar al de Venus.

También hemos calculado que dentro de mil millones de años la atmósfera de la Tierra contendrá muy poco oxígeno, por lo que es probable que los microbios anaeróbicos, en lugar de los humanos, sean los últimos terrícolas vivos, sentencia Scientific American.

Cuatro escenarios apocalípticos

Pero lo que nos estamos planteando en estos momentos no es si viviremos mil millones de años más, porque por la paleontología sabemos que especies de mamíferos similares a la nuestra suelen vivir un millón de años. Cuando el Sol nos haga la vida imposible por el calor y no haya suficiente oxígeno para la vida, nosotros ya no estaremos sobre la Tierra.

Esa constatación nos lleva a plantearnos otros escenarios que nos pueden llevar a la extinción antes de esa fecha y al menos cuatro se perfilan en el horizonte: el catastrófico impacto de un gran asteroide, una devastadora pandemia de alcance global, una guerra nuclear mundial o sucumbir a los estragos causados por la emergencia climática o por erupciones volcánicas.

Responsabilidad humana

Eso significa que nuestra especie ha añadido al menos dos factores de extinción más a los que podríamos esperar por las eventualidades de la naturaleza y del universo: que haya o no guerra nuclear, o que el calentamiento global acabe con nosotros, eso es responsabilidad (o irresponsabilidad) de nuestra especie.

Que una devastadora pandemia nos aniquile, una posibilidad que a todas luces parece más remota por el desarrollo biotecnológico que hemos alcanzado, puede depender también de nuestro comportamiento porque es posible que un patógeno escatológico podría emerger como consecuencia de la crisis de la biodiversidad que hemos provocado.

Las probabilidades de nuestros futuros posibles ya están calculadas. Generador de imágenes de la IA de BING para T21/Prensa Ibérica, desarrollada con tecnología de DALL·E.


Cálculo de probabilidades

De todas formas, los científicos han hecho sus cálculos sobre las probabilidades de ocurrencia de todos estos escenarios y consideran que la amenaza de un gran asteroide es más que plausible, aunque lo difícil es ponerle fecha.

Si pensamos en uno del tamaño del que terminó con los dinosaurios, que tenía más de 10 kilómetros de diámetro, sabemos que golpean la Tierra una vez cada 250 o 500 millones de años. Como la última vez que ocurrió fue hace 65 millones de años, la estadística dice que de momento podemos estar tranquilos.

No obstante, no demasiado tranquilos: sabemos que el asteroide 1950 DA, descubierto el 22 de febrero de 1950, observado durante 18 días y luego perdido durante 50 años, tiene una probabilidad entre 50.000 de impactar contra la Tierra el 16 de marzo de 2880 (es decir, dentro de 857 años).

Tecnologías salvadoras

Aunque este asteroide tiene un diámetro de más de un kilómetro (1.300 metros), nada comparable con el que acabó con los dinosaurios, los científicos piensan que tenemos algunas posibilidades tecnológicas de superar el reto de enfrentarnos a cualquier asteroide potencialmente peligroso, aunque todavía no sepamos de su existencia. Recordemos que el año pasado conseguimos desviar de su ruta al asteroide Dimorphos, que no representaba ningún peligro de colisión con la Tierra.

El éxito de esta misión (DART) rebaja las probabilidades de catástrofe, pero un científico francés llamado Jean-Marc Salotti calculó el año pasado las probabilidades de un impacto a nivel de extinción de un bólido de 10 km de diámetro descubierto 6 meses antes del impacto, que ocurriría en el próximo siglo, y las sitúa en torno a 1 entre 300 millones.

No es el único: en 2020, el filósofo de Oxford Toby Ord publicó un libro llamado The Precipice (El Precipicio), en el que estima el riesgo de extinción de la humanidad por asteroide de 1 entre 1 millón. Ambas estimaciones contienen un alto nivel de incertidumbre.

Riesgos de extinción

Ord clasifica los riesgos según su origen: natural (como los asteroides o las erupciones volcánicas), antropogénico (como las armas nucleares o el cambio climático) o desconocido (como la inteligencia artificial o los patógenos sintéticos). Para cada uno de estos tipos, Ord asigna una probabilidad subjetiva basada en su propia evaluación y juicio.

Por ejemplo, para el riesgo natural, Ord considera varios escenarios posibles y les asigna probabilidades individuales. Luego suma estas probabilidades para obtener una probabilidad total de 1 entre 10.000.

Para el riesgo antropogénico, Ord utiliza un método diferente, basado en la idea de que la humanidad ha sobrevivido durante unos 2.000 años sin extinguirse, y que este período es representativo de la probabilidad de extinción en el futuro. A partir de ahí, deduce una probabilidad de 1 entre 200.

La probabilidad total de extinción humana en el siglo XXI de 1 entre 6. Generador de imágenes de la IA de BING para T21/Prensa Ibérica, desarrollada con tecnología de DALL·E.


Extinción total: de 1 entre 6 probabilidades

Finalmente, para el riesgo desconocido, Ord utiliza un razonamiento todavía más especulativo, basado en la idea de que hay muchas cosas que no sabemos y que podrían ser peligrosas para nuestra supervivencia, Ord asigna una probabilidad de 1 entre 30 a este tipo de riesgo.

Sumando estas tres probabilidades, Ord llega a una probabilidad total de extinción humana en el próximo siglo de 1 entre 6. Sin embargo, reconoce que este número es muy incierto y que depende de muchos supuestos y conjeturas. Además, admite que hay otras formas de estimar la probabilidad que podrían dar resultados muy diferentes.

Riesgos a asumir

Steven Stern, profesor de Data Science en la universidad australiana de Bond, en un artículo publicado en The Conversation, reflexiona sobre estas eventualidades y señala que lo más sensato es ver estos escenarios y probabilidades como una forma de llamar la atención sobre los riesgos existenciales y la necesidad de prevenirlos o mitigarlos.

Concluye que no es cuestión de considerar las probabilidades estimadas de extinción como algo cerrado, sino más bien como un punto de partida para una discusión más amplia y profunda sobre los riesgos existenciales y las responsabilidades que, como especie y civilización, debemos asumir porque la posibilidad de destruir a la humanidad todavía existe y es real, advierte François Diaz-Maurin, editor del Bulletin of the Atomic Scientists.

Referencias

Humanity extinction by asteroid impact. Jean-Marc Salotti. Futures, Volume 138, April 2022, 102933. DOI: https://doi.org/10.1016/j.futures.2022.102933

Don’t Forget To Look Up. Philip Lubin, Alexander N. Cohen. arXiv:2201.10663v4 [astro-ph.EP]. DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2201.10663

The future lifespan of Earth’s oxygenated atmosphere. Kazumi Ozaki & Christopher T. Reinhard. Nature Geoscience volume 14, pages138–142 (2021). DOI:https://doi.org/10.1038/s41561-021-00693-5

The precipice: existential risk and the future of humanity. Toby Ord. UK Time Warner 2020. ISBN:9780316484916