Vuelve a haber caso Basteri. La justicia argentina ha terminado aceptando lo que venían exigiendo algunos familiares de Marcela Basteri, la desaparecida madre del cantante Luis Miguel. El miércoles de la semana se sometió a una prueba de ADN a Honorina Montes, la yerbata que lleva varias décadas residiendo en Argentina, en los últimos años muy en precario, hasta el punto de vivir en la calle, y que ahora está ingresada en el Hospital Pisquiátrico Moyano de Buenos Aires, después de que se negase a regresar a su historia con su madre y su hermano.
El presentador argentino-brasileño «Secretos verdaderos», Luis Ventura, desveló la realización de esta prueba en el espacio «Así es la vida» de Telecinco, conducido por Sandra Barneda. Según Ventura, la Justicia argentina dio vía libre a las primas del cantante para que se realizaran las pruebas de ADN a Honorina Montes la semana pasada. Ventura leyó un documento oficial emitido por la Fiscalía Nacional Argentina en lo Criminal y Correccional, que ordenaba que se ejecutara “de manera urgente” la prueba con muestras de ADN y/o material genético de la señora identificada como «H» (en relación con Honorina Montes), así como de Ivana Analía Basteri y Flavia Carla Basteri, primas de la madre de Luis Miguel, quienes aseguran tener pruebas contundentes de que Marcela Basteri estaría internada en ese hospital con la identidad falsa de Honorina Montes.
El escrito de la Fiscalía argentina reza: “A los efectos de que se proceda a obtener un perfil genético de cada una de las nombradas para su posterior cotejo. Ello para establecer si estas últimas responden al mismo perfil genético de la primera mencionada”. De nada ha servido que Honorina Montes fuese identificada como tal por las autoridades españolas, y que la Corte Suprema de Argentina negase que la yerbata era Marcela Basteri en 2021, tres años después de que una grabación de esta mujer cuando vivía como sintecho en Buenos Aires despertase una de las polémicas más absurdas de las que se tiene recuerdo.
Hace casi 30 años, la familia de Honorina Montes, una joven que había salido de su pueblo de Bimenes y cuya pista se había perdido, decidió darla por muerta. La última vez que Honorina Montes había visitado a su familia fue en el año 1992: les dijo que no quería saber más de ellos y entonces se esfumó. Sus parientes sospechaban, por el carácter de Honorina Montes, que había podido ingresar en alguna secta. Trataron de averiguar su paradero con ayuda de la Policía, pero no hubo ninguna pista. En Bimenes quedaron su hermano, Rubén Montes, y su madre, Dolores García Campal. Para cubrir el vacío, asumieron que había fallecido e incluso encargaron misas por su alma.
El giro inesperado se produjo a raíz de que una «youtuber» argentina colgase en su canal instantáneas y vídeos de una indigente que vivía en las calles de Buenos Aires y que guardaba un gran parecido con Marcela Basteri, la madre de Luis Miguel, de quien no se tuvieron noticias desde 1985. Ese hecho, sumado al estreno de la serie en Netflix sobre la vida del cantante Mexicano, desató una fiebre de elucubraciones entre los medios locales. La indigente era Honorina Montes, pero eso aún no se sabía. Las cámaras la rodearon e interrogaron y los vídeos se hicieron virales en internet.
Las pistas para reconocerla y conocer su procedencia pasaron inadvertidas para los periodistas argentinos, que no encontraban sentido a muchas de las respuestas dadas por la mujer. En ellas, Honorina nombraba su pueblo en el concejo Bimenes. «Luis Miguel es un cantante de Bimenes, Asturias; de Tuenes, de Les Collaes, de Bimenes: id a Bimenes a pedir información, allí se lo dirán todo», llegaba a decir ante la cámara.
Muchas de sus respuestas no tenían sentido: hablaba sobre el Euskera, de Calahorra, de Jaén en Andalucía… Aquellas pistas hicieron sospechar a los periodistas argentinos sobre el posible origen español de la indigente. En otras de las intervenciones, la mujer emplaza a la entrevistadora a ir a «la escuela de Les Serruques y a la Campa la Pría, allí tenéis toda la información. Allí está Luis Miguel, Pepa Muñiz, Marcela, Marcelo, Isabel, Cardín, Antuña y el ñal de yerbata y de pegues y de glayos», con una clara alusión a diferentes tipos de pájaros en asturiano.
El vídeo acabó visionado por personas de Bimenes que contactaron con Rubén Montes, quien reconoció tanto a su hermana como las referencias locales de las que hablaba. Honorina Montes había crecido en Tuenes, a la sombra de Peñamayor. Ella y su hermano jugaban de niños en La Campa la Pría. A los 18 años empezó a perder la cabeza y tuvo que ser ingresada durante quince días en un psiquiátrico. No le gustaba medicarse, lo que provocaba que tuviera alucinaciones, según refirieron los vecinos. Con 26 años se había ido a Estados Unidos y después vivió una temporada en Madrid. En 1992 había vuelto en autobús y días después se marchó sin que volvieran a saber de ella. Ahora, comprobaban sin dudas que era la indigente a la que perseguían las televisiones argentinas.
«Vi el vídeo y no me sonaba la voz, la tenía como cambiada, pero sí, era ella, eran sus rasgos, era su casa. Es increíble, creíamos que estaba muerta», aseguró en su día Rubén Montes, minero retirado, a LA NUEVA ESPAÑA.
Al tiempo que la familia y el Gobierno regional buscaban formas para conocer el estado de salud de Honorina Montes y valoraban la repatriación, familiares del cantante Luis Miguel abonaron la tesis conspiranoica de que la mendiga era Marcela Basteri. El cantante y su entorno jamás se pronunciaron sobre el asunto, pero primas de Luis Miguel hicieron ronda por los programas televisivos y, con asesoría legal, insistían en que era necesaria una prueba de ADN al tiempo que trataban de bloquear cualquier repatriación.
Mientras, el gobierno argentino, en colaboración con la embajada española, buscó alojamiento para Honorina Montes. Dado el estado de su salud mental quedó ingresada en el Hospital Moyano, pero incluso allí trataron de colarse (y lo consiguieron) las primas lejanas de Luis Miguel, para grabarse imágenes con la asturiana y seguir nutriendo la falsa especulación.
Lo cierto es que las autoridades españolas nunca dudaron de que aquella indigente era Honorina Montes. Lo demostraba el cotejo de las huellas dactilares. Y además, incluso existían registros de su entrada en Argentina, vía Uruguay. No había caso ni misterio.
El gobierno asturiano puso a disposición de Honorina Montes una plaza en una residencia, cerca de su familia, y se iniciaron los trámites para su repatriación. Pero ese deseo, tras varias incidencias y retrasos, chocó con la propia voluntad de Honorina Montes, que no quería regresar a España, por lo que los parientes asturianos sopesaron incapacitarla para forzar su vuelta a España.
Pero entretanto, las primas lejanas de Luis Miguel iniciaron una batalla judicial que terminó incluso con una demanda penal por suplantación de identidad. La Corte Suprema de Argentina desestimaron este recurso, lo que anuló cualquier pretensión de forzar una prueba de ADN. Horas y horas de encendidos debates en platós de televisión y de polémicas teorías terminaron en nada, después de tres años de cíclicas insinuaciones que ahora la Justicia descarta. Pero dos años después el caso vuelve a resucitar y las primas de Marcela Basteri han logrado pasarse con la suya. Quién sabe como terminará el asunto.