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El ataque de Hamás desnuda las incoherencias del establishment marroquí

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El ataque de Hamás a Israel, el mayor desafío contra el Estado hebreo en medio siglo, ha dejado al descubierto en Marruecos el escaso apoyo social e incluso político a la normalización de relaciones que ha emprendido la monarquía alauí. El ataque gazatí y la respuesta israelí, aún en curso y con impredecibles dosis de venganza mutua, son un acontecimiento de onda resonancia en todo el mundo árabe que, en el caso de Rabat, amenaza con desnudar las contradicciones de un régimen que presume del reciente apoyo israelí a la marroquinidad del Sáhara a cambio de un reconocimiento altamente impopular.

En la cúspide de la incoherencia se halla el partido islamista de la Justicia y el Desarrollo, que dominó la escena política marroquí entre 2011 y 2021. El secretario general de la formación, Abdelilah Benkiran, dice haber seguido “con gran orgullo los acontecimientos que tienen lugar en la querida tierra de Palestina, tras el anuncio por parte de la resistencia palestina de la Operación “Inundación de Al Aqsa”. En un comunicado, el partido califica el ataque del grupo islamista palestino que controla la franja de Gaza de “heroica operación llevada a cabo por la resistencia palestina”.

Islamistas: «Es una heroica operación»

“Es una reacción natural y legítima a las violaciones cotidianas practicadas por el enemigo sionista y a la política racista extremista del gobierno sionista, al asalto y profanación de la bendita Mezquita de Al Aqsa por parte de los colonos y los funcionarios sionistas frente al silencio y la complicidad del mundo”, establece la formación. Se da la circunstancia de que fue durante el mandato del primer ministro de su partido, Saaddine El Otmani, cuando Marruecos e Israel firmaron el histórico acuerdo de normalización de relaciones. Sus dirigentes declararon entonces que no podían negarse a rubricar el pacto porque se trataba de “un asunto de Estado”.

El partido, con lazos con Hamás al compartir ideario del islam político propugnado por los Hermanos Musulmanes, denunció el acuerdo pero se mantuvo al frente del Ejecutivo. Ni siquiera provocó una crisis de Gobierno. La Justicia y el Desarrollo perdió el poder en las elecciones de septiembre de 2021, cuando la formación se dejó el 90 por ciento de los escaños logrados en 2016. Cosechó 13 frente a los 125 que había firmado un lustro antes.

En el comunicado a la luz de los últimos acontecimientos en Gaza, los islamistas marroquíes -cuyo respaldo a Mohamed VI ha servido para legitimar el régimen y alimentar la supervivencia del majzen- llaman a todas las facciones palestinas a “unificar sus posiciones en esta etapa crítica para apoyar de Hamás frente a la ocupación sionista” y a los pueblos árabes y musulmanes a “adoptar posiciones estrictas que disuadan a la entidad sionista”. “Resistir a la ocupación, en todas sus formas, es un derecho legítimo garantizado por las leyes divinas y los convenios internacionales, y que el verdadero terrorismo es el practicado sin cesar por la ocupación racista sionista a la vista del mundo y con el apoyo de los principales potestades”.

El partido se ha sumado a las manifestaciones que desde el sábado se han celebrado en el reino alauí en solidaridad con los palestinos. En realidad, las protestas han sido una constante desde que la élite política marroquí -con el monarca a la cabeza- firmara el reconocimiento de Israel en una acción ligada también a la normalización con Israel protagonizada por Emiratos Árabes Unidos o Bahréin. Un clamor que cuestiona el rumbo político en un país que persigue ferozmente cualquier ejercicio de disidencia mientras el Estado estrechaba lazos con Tel Aviv en materia militar o económica. Los islamistas marroquíes, así como otros sectores del país, exigen el derecho de los palestinos a contar con un Estado independiente con Jerusalén como su capital.

Los socialistas lo achacan al «extremista» Netanyahu

Consciente de que cualquier aproximación hacia Israel resulta antipopular y es considerada como “una traición” por amplias capas de la sociedad marroquí, la Unión Socialista de Fuerzas Populares -el partido marroquí hermanado con el PSOE- también ha responsabilizado al “gobierno extremista” que lidera Benjamin Netanyahu de “la actual escalada militar a la que ha conducido a tal situación”. “La negación por parte del estado ocupante de los derechos de los palestinos, el cierre del horizonte para un acuerdo político, la destrucción de las esperanzas de paz y la arrogancia de las fuerzas de
ocupación y los colonos al imponer medidas unilaterales, ampliar los asentamientos y las anexiones y atacar ciudades y campamentos….las incursiones diarias, los asesinatos, los arrestos y las violaciones diarias de la santidad de los lugares sagrados religiosos cristianos e islámicos, especialmente en Jerusalén, han llevado a la región al borde de un volcán cuya explosión era inevitable”.

Los socialistas marroquíes -que el pasado julio instaron a los marroquíes con nacionalidad española a votar por Pedro Sánchez- llaman a la comunidad internacional a “evitar cualquier escalada o entrada en una espiral de venganza que llevaría a toda la región a un infierno seguro”. El partido socialista alauí, que cuenta con 37 diputados y se halla en la oposición desde 2021, es un firme defensor del rey y de la ocupación del Sáhara Occidental, un territorio con amplias similitudes con los territorios palestinos.

Exteriores marroquí «condena los ataques contra civiles dondequiera que se encuentren»

Oficialmente el reino alauí ha tratado de mantener un equilibrio y una equidistancia casi imposible. El ministerio de Asuntos Exteriores expresó el sábado su preocupación por “el deterioro de la situación” y “condenó los ataques contra civiles dondequiera que se encuentren”. “El diálogo y las negociaciones siguen siendo la única vía para alcanzar una solución global y duradera a la cuestión palestina, basada en las resoluciones de la legalidad internacional y en el principio de los dos Estados, tal y como se acordó a nivel internacional”, recalcó en una nota.

La cooperación entre Marruecos e Israel no es nueva a pesar del reciente establecimiento de relaciones oficiales entre ambos países. Hasán II se sirvió de la experiencia israelí para la construcción del muro de 2.720 kilómetros que separa los territorios del Sáhara ocupados por Rabat y los liberados por el Frente Polisario. Y a cambio Rabat espió las reuniones de la Liga Árabe al servicio de Tel Aviv. El pasado julio la Casa Real marroquí ventiló una carta de Netanyahu en el que reconocía la soberanía marroquí sobre el territorio en disputa del Sáhara Occidental, antigua colonia española y considerada por la ONU como «territorio no autónomo» pendiente de descolonización. Ahora las imágenes de violencia que llegan de Israel y la fronteriza Gaza colocan al régimen alauí en una complicada tesitura.