-En economía doméstica se aplica la sencilla regla del 50/30/20. Es un método de administración que reparte los ingresos en tres categorías: el 50% para el alquiler, la hipoteca, los recibos, el transporte; el 30% para salir a comer, compras, ocio; y el 20% restante para ahorrar o amortizar las deudas. ¿Existe un equivalente para una PYME? ¿Cuál sería tu recomendación?

Para una adecuada gestión de la PYME es necesario que ésta no solo genere ingresos que superen los costes o gastos, sino que los cobros de los ingresos se realicen en plazos adecuados para hacer frente al pago que la mayor de los gastos suponen. Para ello, es lógicamente necesario que los precios de venta de los bienes o servicios que presten cubran el coste de producción de los mismos y generen un lucro, objetivo básico de cualquier empresa mercantil o con ánimo de lucro, pero además que se realice una adecuada gestión de cobros y pagos con una periodicidad mensual para evitar que el cobro a los clientes se produzca en el momento adecuado para realizar los pagos a proveedores, personal, suministradores, devolución de pasivo o pago de los costes financieros. Esa previsión de liquidez a corto plazo evitará que en algún momento determinado la empresa no tenga liquidez suficiente para hacer pagos de los gastos de actividad (proveedores, suministradores, trabajadores, etc.) que generaría una ruptura del ciclo de explotación de la empresa.

-Se habla de generar un colchón para imprevistos, para hacer frente a gastos inesperados. Pero, ¿de cuánto tendría que ser?

Es complicado saber cuál sería el colchón de tesorería que debe tener la empresa para en una fecha determinada si surge un gasto y en consecuencia un pago no planificado, podría atender al mismo. Como indicaba anteriormente, a través de una planificación adecuada a corto plazo de cobros/pagos podría determinarse qué medios líquidos precisa tener una empresa para hacer frente a un gasto no planificado, se precisa un “stock” mínimo de liquidez (liquidez que debería estar invertido a corto plazo en productos financieros líquidos para que, en la medida de lo possible, se obtuviera una rentabilidad de la misma). Por indicar un dato, tener un 20% del importe anual de los gastos siempre disponible en medios líquidos, podría ser suficiente.

-¿Recomienda respaldarse en créditos bancarios? ¿Qué tipos de interés serían los más asumibles?

Por supuesto, cualquier empresa precisa financiación ajena, no se puede financiar siempre con recursos propios, y que una PYME acuda a entidades financieras sobre todo para financiar inversiones fijas (maquinarias, elementos de transporte, patentes, etc.) es lo mas normal. La actividad de la empresa en principio se debería financiar con los ingresos obtenidos por la propia actividad pero también en algún momento determinado podría precisar de financiación ajena. Evidentemente a la hora de financiarse con entidades financieras debe tenerse cuidado de dos aspectos básicos: el plazo de devolución de la deuda (siempre acorde con la recuperación de donde se inviertan los fondos) y el coste de la misma. Actualmente y debido a la subida de los tipos de interés es complejo establecer si es mejor ir a tipos fijos o variables. En mi opinión, actualmente siempre que se pueda obtener un tipo fijo razonable evita el riesgo de tipos de interés y una mejor planificación financiera de la empresa.

-¿Cómo debemos actuar en el caso de que nuestra empresa posea activos financieros adquiridos como inversión? (Me refiero a tener acciones, obligaciones, bonos, etc., y que llegado el cierre del ejercicio aún estén en nuestro poder).

En caso de tener activos financieros como inversión, es necesario conocer cuál es la rentabilidad de los mismos y el riesgo que se corre con ellos. Lógicamente si son inversiones de poco riesgo (por ejemplo deuda pública) tampoco la rentabilidad obtenida será muy elevada, pero siempre es aconsejable no soportar mucho riesgo, porque esas inversiones realizadas por la empresa es algo “ajeno” a su actividad, por lo que es aconsejable no soportar mucho riesgo aunque la rentabilidad obtenida no sea alta. Por otra parte, si existen estas inversiones y a su vez la empresa tiene financiación ajena con coste, debe valorar si no es más conveniente hacer líquidas esas inversiones y amortizar la deuda. No merece la pena estar endeudado por ejemplo a 4% anual, y por otra parte disponer de activos financieros donde la rentabilidad obtenida sea inferior al 4%, en esos casos sería mejor enajenar las inversiones y amortizar pasivo, sería la mejor forma de rentabilizar dichos activos.