Inicio International Visitando a los fantasmas del Parador de Mérida con Javier Pérez Campos

Visitando a los fantasmas del Parador de Mérida con Javier Pérez Campos

41
0

El Parador de Mérida, construido sobre las ruinas de un antiguo templo romano, comenzó a funcionar como alojamiento turístico en el año 1933. Pero antes de eso fue un convento, una cárcel, un hospital, un manicomio y una escuela. Un edificio, en definitiva, histórico, que ha acogido a reyes y artistas, y donde se han celebrado también importantes cumbres políticas.

Pero a lo largo de su historia casi centenaria no son pocos los huéspedes que aseguran que allí suceden cosas extrañas. Algo que también corroboran algunos trabajadores del edificio. Apariciones, ruidos, objetos que se mueven solos… Las historias paranormales son variadas, aunque se concentran en varios puntos específicos del edificio: las escaleras, el pasillo de la segunda planta y, sobre todo, la habitación 205.

Daniel de Lamo, director del parador, es muy escéptico con todo esto. Pero no esconde que estas historias se han convertido en un reclamo. «Hay gente que viene buscando ese tipo de experiencias. Y a los que no creen en estas cosas, sencillamente les da igual», explica, al tiempo que detalla que incluso sus propios hijos le aseguraron siendo pequeños que veían a otro niño -que nadie más podía ver- rondando por el edificio.

Precisamente por esto el periodista Javier Pérez Campos, reportero del programa Cuarto Milenio, decidió que el Parador de Mérida era el lugar perfecto para presentar su nuevo libro. Immaturi (Editorial Planeta) es un trabajo de investigación en torno a la muerte de los niños, a cómo las diferentes culturas han tratado estas tragedias a lo largo de la historia y como, en algunas ocasiones, esto significaba el origen de las historias de fantasmas infantiles.

Fantasmas de niños en España

«En la Antigua Roma los inmaturi eran los que morían antes de tiempo. Eran los fantasmas más temidos, y en España hay muchas representaciones de este tipo de figuras», relata Pérez. «El libro no es para gente que cree en fantasmas. Es para todos aquellos que tienen curiosidad e interés por las creencias que nos han acompañado desde hace siglos. He entrevistado, con todo el respeto, a personas que aseguran haberse encontrado con ellos. Y también he viajado para conocer lugares, tradiciones y leyendas. Se trata de que el lector se haga preguntas, pero no ofrece respuestas», añade.

Entre las historias que se cuentan en el libro destaca la de Augusto, la leyenda más antigua del fantasma de un niño que hay registrada en España. Ocurrió en el siglo VI en el monasterio de la Virgen Eulalia, también ubicado en Mérida. «Es una ciudad que aparece en muchos de mis libros, porque aquí tengo una buena amiga que siempre que encuentra historias así se acuerda de mí. A Mérida le tengo un cariño especial, y la he visitado mucho. Pero en general en Extremadura hay mucho patrimonio intangible que ha ido pasando de generación en generación. Aquí hay historias que no se parecen a ninguna otra en el mundo», asegura Pérez.

Pero a parte de la de Augusto, en Immaturi hay muchos relatos más que tienen lugar en cementerios y carreteras, pero también en edificios y casas corrientes. Aunque eso es sólo la última parada. Por el camino, Pérez trata de explicar por qué históricamente las muertes de los niños no se han tratado como el resto. Y han sido siempre acontecimientos tristes, pero también terroríficos.

«Hemos dejado de lado la poesía, la filosofía y el arte. El cientificismo lo ha arrasado todo. Pero durante siglos otras disciplinas nos han acompañado, y nos han hecho más humanos. Por eso creo que es importante no dejar caer la balanza todo el rato en el lado de la fe ni tampoco negarlo todo por sistema. Mis libros son eso. Un equilibrio entre lo que cuentan los testigos, mis dudas, mis viajes, lo que me pasa y lo que creo, con un respaldo histórico para ver el origen y la explicación de estas creencias», relata el autor.

«A finales de los años 90 el misterio sufrió un desprestigio a nivel popular. Determinados medios hacían un circo. Cosas muy extrañas que hicieron que la sociedad tuviera una visión muy negativa sobre todo esto. Pero creo que con la llegada de Milenio 3, Cuarto Milenio y otros programas con periodistas licenciados esto empieza a cambiar, y el misterio se empieza a tratar de una manera seria, estudiando desde el arte a la arqueología. Al final es una vía para estudiar la antropología de las creencias», remata Pérez.