Agentes de la Policía Nacional han detenido al recepcionista de un hotel de Benidorm que simuló un robo durante su turno de trabajo para apropiarse de más de 10.000 euros en efectivo de la caja de seguridad de la recepción.
Los agentes han concluido una investigación tras desmontar la coartada que se había preparado gracias al minucioso análisis de las cámaras de seguridad del interior del hotel.
Todo comenzó hacia mediados del verano, cuando el director de un hotel de Benidorm interpuso una denuncia en la comisaría dando cuenta de que habían sustraído el dinero en efectivo de la caja de seguridad de la recepción del hotel, resultando un total de 10.123 euros, correspondiente a la recaudación de todo el fin de semana, según fuentes policiales.
Según versaba la denuncia, mientras que el recepcionista se ausentaba por un momento de su puesto, debido a una llamada telefónica que recibió de madrugada durante su turno de noche, vieron por las cámaras cómo un varón vestido de negro y con una gorra y una capucha puestas, llegaba a la recepción desde las escaleras interiores y sin dudar se dirigió al armario donde estaba emplazada la caja de seguridad.
Sin apreciarse manipulación alguna de la caja, puesto que estaba abierta aunque no debería, se llevó el dinero marchándose de nuevo por las mismas escaleras por las que llegó, en las cuales no hay cámaras de grabación, todo en menos de un minuto.
El momento del supuesto robo del dinero
Seguidamente y sin que se le viera sospechar nada de lo ocurrido, escasos tres minutos después, se incorporó de nuevo a su puesto de trabajo el recepcionista, quien acabó su turno, según dijo por la mañana, sin incidencia alguna, exceptuando el incidente de la llamada telefónica. De hecho, quien descubrió la falta del dinero fue la recepcionista del turno de mañana cuando abrió la caja para realizar un pago y no lo halló dentro.
Según relató en su relevo, dijo que había recibido una llamada de teléfono exterior de un vecino de enfrente que le decía que estaba viendo desde su vivienda cómo una clienta del hotel estaba aparentemente atrapada en el exterior de una de las terrazas de la cuarta planta y que se dirigió hacia el lugar indicado para comprobarlo, si bien no escuchó ni observó nada parecido.
En cuanto al dinero, según parece, el empleado, cuando llegó a su puesto de trabajo, lo primero que hizo fue el arqueo de caja, viéndose por las cámaras perfectamente todo el proceso, si bien no rellenó el parte correspondiente hasta después del presunto robo, lo que hizo sin comprobar de nuevo si estaba dentro.
Hasta aquí todo indicaba que «alguien» había llamado deliberadamente a la recepción del hotel para hacer que el empleado abandonase la recepción y aprovechar este momento para hacerse con el botín de la caja de seguridad de modo que ni siquiera el propio recepcionista se percatase de ello.
En estos términos, fue cómo los agentes del Grupo 5º de Policía Judicial de la Comisaría de Benidorm comenzaron sus pesquisas. Primeramente, solicitaron una copia de la grabación de todas las cámaras de seguridad del hotel, puesto que, según fue escenificado el delito, el presunto autor procedía del interior del hotel y, tras el robo, se dirigía de nuevo por las escaleras interiores hacia la zona de las habitaciones por un acceso por donde no hay cámaras.
Tras el análisis minucioso de las imágenes y después de unir todas las piezas y tomar declaraciones, los investigadores, llegaron a la conclusión de que el presunto autor de los hechos era el propio recepcionista y que todo había sido orquestado por él para hacerse con el dinero de la caja simulando un robo.
En primer lugar, resultaba muy extraño el inusual modo en el que el empleado actuó esa noche. Las imágenes revelaban cómo el recepcionista accedía antes de incorporarse a su puesto de trabajo por una puerta de proveedores llevando una mochila colgada al hombro, curiosamente a oscuras y utilizando la linterna de su teléfono como luz, dirigiéndose hacia una zona fuera del alcance de las cámaras, donde debió ocultar la mochila.
Posteriormente, se incorporó a su puesto de trabajo en la recepción y desarrolló su trabajo con «normalidad», hasta el momento clave de la llamada telefónica, según las mismas fuentes.
Cuando el recepcionista recibió la llamada, se dirigió hacia una zona donde supuestamente había dejado su mochila y, poco después, apareció el supuesto autor, sin embargo, se comenzaba a vislumbrar que se trataba del recepcionista, quien se había cambiado de ropa y se trataba de ocultar su rostro con la gorra y la capucha.
Tras el supuesto robo, descamisado y apresurado se vio de nuevo al recepcionista con la mochila dirigirse hacia un lugar libre de cámaras. Minutos después, se reincorporaba a su puesto sin la mochila y con la camisa por dentro del pantalón. Supuestamente, venía de comprobar si había alguna persona atrapada en la terraza del cuarto piso. Sin embargo, y como era de esperar, tal hecho manifestó en su relevo que finalmente no se había producido.
En este punto, los investigadores pudieron probar, que incluso la llamada telefónica que se recibió en la recepción procedía de un número de teléfono cuyo titular era del entorno del arrestado, desconocedor de ello por completo.
La llamada
Otro curioso extremo en el que los investigadores se fijaron, fue el momento en el que abandonó el hotel tras su jornada laboral. El recepcionista, cuando acabó su turno de trabajo, antes de abandonar el hotel, se dirigió hacia el lugar libre de cámaras donde había dejado la mochila para recogerla y marcharse a continuación, no sin antes mencionar a su relevo como única incidencia, el asunto de la llamada telefónica, siendo esta la pieza clave de la débil coartada que se había preparado.
Los cabos sueltos de la débil coartada orquestada por el empleado se sumaban y cada vez le implicaban más en el suceso. De hecho, incluso el propio director del hotel cuando visionó las imágenes, manifestó a los investigadores que las características físicas y modo de moverse del individuo que aparecía en el video llevándose el dinero, eran las mismas que las del empleado. Para más inri, en su primera declaración en dependencias policiales, en este caso como testigo de los hechos, entró en serias contradicciones.
Finalmente, con todos los indicios probatorios, los agentes minuciosamente pudieron desmontar pieza a pieza la coartada del recepcionista, motivo por lo cual establecieron un dispositivo orientado a la localización y detención del mismo como presunto autor de un delito de apropiación indebida.
El detenido, de 37 años de edad y nacionalidad española, fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción de guardia de la misma localidad.