Con el estreno del documental de David Beckham en Netflix hemos tenido la oportunidad de conocer una nueva faceta de Victoria. La que fuera la spice pija, y que marcó no solo la vida del deportista sino también su carrera y la sociedad británica, se abre como nunca ante las cámaras. Descubrimos a una mujer firme, a quien le cuesta sincerarse y que, sin embargo, admite tener mucho resentimiento.
Dolor causado por el frenesí de sus mejores años, que marcaron un antes y un después en el mainstream. Aquellos looks arriesgados y conjuntados, aquella histeria que les perseguía allá donde iban. Victoria y David tenían vocación de estrellas del pop, la hubieran tenido si se hubieran dedicado a cualquier otra cosa. Pero la suerte les sonrió por separado y se convirtieron en el mejor jugador británico de finales de los noventa y una de las integrantes del grupo musical más popular de Reino Unido en la misma época.
Victoria, la villana de libro que todos buscaban
Ese frenesí e histeria sin control empezó desde el principio. Los paparazzis pillaron su relación porque David le regaló un reloj de Cartier a Victoria. Sus familiares y amigos dicen que estaban todo el rato hablando por teléfono y que el deportista viajaba durante horas para verse un momento. Esto, sumado a una aparente mala racha del jugador del Manchester United, hizo arder Troya.
Su relación se convirtió en un lastre para el futbolista, al menos a los ojos del público. Lo que podría haber sido una historia de amor idílica se convirtió en, una vez más, la demonización de una mujer. Aprovecharon su personalidad más introvertida, contradictoria con su perfil de superestrella del pop. La tildaron de diva en el peor sentido de la frase. Su amor por cierto estilo y su manera de ser sirvieron para justificar el odio que se expresó contra ella. A la cantante la consideraron culpable de todas las malas jugadas de David Beckham.
Y que nadie piense que aquello quedó en el pasado, porque sigue ocurriendo: en los últimos años Edurne se ha llevado mensajes por los fallos de De Gea. También Sara Sálamo por los de Isco Alarcón. Por no hablar del acoso a Sara Carbonero en los últimos años de Iker Casillas en el Real Madrid. ¿Qué tienen en común todas estas mujeres? Que tienen una carrera más allá de su faceta como WAGs.
¿Qué es una WAG?
El término WAG, que significa wifes and girlfriends (esposas y novias), se inventó en 2006 durante el Mundial de Fútbol de Alemania. Victoria Beckham y Cheryl Cole formaban parte del grupo de mujeres que acudieron a Baden-Baden (Alemania), junto con otras tantas.
Los medios de comunicación se volvieron locos y corrieron las fotografías de sus escapadas de día para ir de compras y de noche para salir de fiesta. Se decía que se gastaban miles de euros en cada salida, en las que no faltaban los looks a plena moda (gafas de sol enormes, shorts diminutos, bolsos gigantes colgados del codo, extensiones y base de maquillaje bien espesa y cubriente).
Además, en 2002 se había estrenado un programa en la televisión inglesa titulado Footballers’ Wives que guionizaba con supuestos problemas de las mujeres de los futbolistas. El rechazo de los entrenadores a este protagonismo de las mujeres era tal que Fabio Capello, míster de la selección inglesa en ese Mundial de 2006, prohibió a las mujeres de los futbolistas acudir a más concentraciones.
Let me go watch that David Beckham documentary.
Here are Cheryl & Victoria (with Coleen Rooney behind them) in 2006 watching England vs Trinidad & Tobago.
I really need to rewatch Footballers’ Wives some day. That show was crazy! pic.twitter.com/0X1Yi34sWY
— Monika || depressed Chelsea fan (@monika_subasic) October 6, 2023
Ocurrió en la última época de los Beckham en Madrid, la que Victoria considera una de las peores de su vida y su matrimonio. Los fotógrafos les perseguían de casa al colegio de sus hijos, a los entrenamientos y, por supuesto, a cualquier plan social.
En cuatro años en España no habían conseguido más que chapurrear el idioma. Decían que la spice pija estaba aislada y deseando marcharse a otro país. Por eso, verla integrada con las otras mujeres de futbolistas se convirtió en un hito. Eso sí, decían que con la única con la que tenía una amistad era con Cheryl, que estaba en ese momento casada con el futbolista Ashley Cole.
3. Coleen Rooney. Joining the WAG army at just 20, Coleen even brought a tanning consultant to Germany to ensure she fit in. Some would say in 2019 she has now taken the title of queen of the WAGs, after her public takedown of Rebekah Vardy and impeccable detective work pic.twitter.com/4lnfMe53CC
— Joe (@joeefoster) October 9, 2019
David Beckham dice que lo que primero le gustó de Victoria es que era una mujer fuerte, que se sentía seguro a su lado, y que ella no quería ser una WAG. Tenía su propia carrera y no pretendía cumplir con el estereotipo que Sir Alex Ferguson (el entrenador del Manchester United) pretendía para sus jugadores. Iba a decidir sobre su propia vida e iba a hacer que su marido tuviera en cuenta sus deseos. Como hacen las parejas normales.
Pero el propio término de WAG es despectivo, ya que olvida por completo el resto de facetas que forman a la mujer en cuestión. Sobre todo cuando estamos hablando de estrellas de su propio campo profesional como son Victoria Beckham y Cheryl Cole. Sí, en el caso de la spice pija es cierto que, al igual que ocurrió con el resto de las Spice Girls, sin David su carrera podría haber ido muy diferente después de la separación del grupo.
Construir y tirar abajo un mito
Juntos, David y Victoria Beckham construyeron a un nuevo tipo de estrella del deporte, y fueron protagonistas de un cambio en los medios de comunicación. Fue la época más fea de las publicaciones de cotilleos, con mentiras y ataques constantes, sobre todo a mujeres. Los años del «AARG» de la Cuore y del Aquí hay tomate en España. De Perez Hilton y de The Sun totalmente fuera de control en Estados Unidos y Reino Unido respectivamente.
Un tiempo en el que, supuestamente, la revista Vogue publicó unas palabras de Victoria Beckham que ella asegura no haber dicho nunca. La mítica frase de «España huele a ajo», que dinamitó en gran parte la oportunidad de la cantante de adaptarse a la vida española.
Y sorprendentemente, Victoria Beckham ha sabido salir de ese hoyo. Aunque le ha costado muchos años convertirse en lo que es ahora, una diseñadora de éxito con su propia marca homónima. Su empresa de moda femenina, que incluso vistió a la reina Letizia en su visita a Reino Unido en la coronación de Carlos III, acumula deudas pero continúa creciendo año tras año. Sin duda la familia tiene un buen respaldo económico para expandir el negocio y darle tiempo y recursos a una firma fundada en 2008, antes de que David abandonara el fútbol.
Poco a poco, Victoria Beckham ha conseguido reformular su imagen. Aunque sigue teniendo esa fama de arisca o seca, su trabajo ha hablado por ella en los últimos tiempos. Sin duda, la serie documental Beckham (disponible en Netflix) ha participado a la hora de darle la vuelta a la tortilla. Se han hecho virales varios momentos de la diseñadora en su faceta más sincera y auténtica, incluso si no es especialmente favorecedor, como cuando dice que es de clase obrera y David le hace admitir que no es verdad.
¿Por qué nos hace desear un reality de los Beckham?