Rym Sheermohammadi es una iraní afincada en España que sigue muy de cerca la actualidad de su país. Constantemente en contacto con activistas encarcelados quiere poner de manifiesto las múltiples injusticias a las que son sometidos quienes se atreven a alzar la voz allí.
¿Cómo es hacer activismo a día de hoy en Irán?
Ha habido un antes y un después en el activismo del país desde hace un año. Hasta ahora se reunían. No existe ahora por ahora una activismo como tal porque el clima es de control absoluto. Alzar la voz es ponerse en la diana y la protesta se lleva a cabo de otras formas, con un perfil más bajo. Es muy peligroso. A diario son encarceladas decenas de personas cuyo delito es simplemente protestar o alejarse de la línea oficial. Es el caso por ejemplo del activista de Arash Sadeghi, que fue encarcelado por protestas a las que ni siquiera ha acudido, o del matrimonio de médicos filántropos Gharehhassanloo condenados él a 15 y ella a 5 años en exilio solo por atender médicamente a un manifestante herido. Ni siquiera sus hijos pueden apenas visitarles porque están a más de 1.000kms de distancia. Las palizas, torturas y el maltrato son habituales en las prisiones del país.
¿Qué clase de maltrato?
Hace apenas unos días falleció un preso de una infección por no haber podido seguir el posoperatorio en el Hospital y Sadeghi, por ejemplo, ha perdido el 40% de la audición y parte de la movilidad de un brazo por una paliza. Le rompieron el brazo cuando le detuvieron y tras operarle, tuvo que hacer la recuperación esposado a una cama. La herida se infectó ante la falta de condiciones de higiene, y le ha derivado en un condrosarcoma de huesos. La vida en la cárcel iraní es muy dura.
¿Aún así la gente protesta?
Debido a la represión que se aplicó, ahora las protestas han cambiado. Ahora se han convertido en una desobediencia civil y quienes la están liderando mayoritariamente son las chicas jóvenes y las mujeres saliendo a la calle sin velo sabiendo los castigos que les esperan. Eso me hace sentir muy orgullosa de mis compatriotas.
¿De qué se les suele acusar?
Pues hay de todo, desde atentar desde contra la seguridad del Estado en algunos casos a ‘corrupción y alentar a las mujeres a la prostitución’, como es el caso de Mehdi Yarahi, un cantante detenido que lleva siete años cantando canciones de protesta y cuya canción “quítate el velo” fue un himno de las protestas. En el caso de los miembros de la comunidad bahà’ís que daban clases de refuerzo a niños con necesidad, les acusan de reunirse para crear disturbios, entre otros cargos.
¿Cómo es su vida cuando salen de prisión?
Cuando salen bajo fianza, la policía secreta les cita y les llama cada pocos días. Les interrogan sobre todo lo que han hecho, con quién se reúnen y de qué han hablado. Les citan en casas privadas y les tienen durante horas para obligarles a colaborar con el Estado. Esto no es más que una estrategia para crear desconfianza entre ellos.
¿Qué hay del velo?
Iran está tratando de promulgar una nueva ley de velo y castidad pasadas tan solo unas semanas del aniversario del asesinato de Mahsa. Esta ley va a endurecer todavía más las condiciones de vida de las mujeres. El gobierno iraní pretende dar el poder de las autoridades a la gente, es decir, quieren que los iranís se confronten entre sí y que se denuncien unos a otros de modo que si no es la policía quién te pare y te reprenda, pueda hacerlo cualquier persona. Te pueden meter a la fuerza en un coche para llevarte a comisaría. Según la nueva ley, además, si se incurre en el delito, la acusación será ya por corrupción en la tierra, cuya sentencia es la pena de muerte.Por ejemplo, si tu dejas entrar en tu clase o atiendes en una consulta o en el banco a una chica sin velo te conviertes en cómplice. Este plan de enfrentar a la gente libera a las autoridades iranís de usar directamente la violencia porque simplemente la fomentan entre los ciudadanos.