En unas negociaciones de investidura una semana puede ser un mundo. El viernes pasado las relaciones entre el PSOE y ERC parecían estar al borde del abismo por la resolución del Parlament que condicionaba la investidura de Sánchez a unos avances «para la celebración de un referéndum» y, siete días después, la negociación parece encauzarse de nuevo. Uno de los factores determinantes que explican este cambio es que los dos partidos han encontrado un punto en común donde todo el mundo puede encontrar encaje a sus posiciones: la mesa de diálogo. Defendida a capa y espada por ERC, denostada por Junts y aceptada a regañadientes por el PSOE, este espacio podría tener una segunda vida.
El proceso de apaciguamiento lo empezó el lunes la secretaria general de ERC, Marta Rovira, cuando precisó qué significaba para su partido conseguir avances hacia un referéndum. No era otra cosa que recuperar el pacto de investidura con el PSOE de 2019 que preveía la creación de una «mesa de diálogo, negociación y acuerdo entre gobiernos» para abordar el «conflicto político». Ahí empezó a quedar claro que la resolución del Parlament no era un órdago inasumible para el PSOE, sino una forma de presionar para que el pacto de investidura no girara en su totalidad en torno a la amnistía, y que dejara una puerta abierta a seguir hablando de la autodeterminación.
Un acuerdo con tres patas
Fuentes republicanas consideran que el acuerdo con los socialistas aún está lejos, pero celebran que los últimos días haya empezado a quedar claro que el pacto debe tener como mínimo tres patas: la amnistía, la autodeterminación y Rodalies. Es mucho más de lo que los republicanos tenían hace tres semanas, cuando los focos solo apuntaban a Junts y a una eventual ley de amnistía. A partir de aquí queda mucho por negociar, pero lejos queda la sensación de vértigo con la que las dos partes -republicanos y socialistas- se fueron de fin de semana el viernes pasado. Por contra, en Junts tienen la mosca detrás de la oreja y ya han dejado caer que defenderán a capa y espada su rol determinante y no permitirán que quede diluído si Coalición Canaria entra en juego. Lo suyo será un «todo o nada», un ‘sí’ a Sánchez, o un ‘no’ rotundo, sin dejar lugar a una abstención.
Ahora está por definir como será esta segunda vida de la mesa de diálogo y si mantendrá este nombre. La premisa innegociable de ERC es que tiene que seguir siendo de «gobierno a gobierno». Eso es lo «normal», argumentan, cuando se negocian «conflictos políticos». Sin embargo, no descartan explorar alguna fórmula para encontrar la manera de incorporar a Junts como la que se usó en la primera cita, en febrero de 2020, a la que también acudieron dirigentes de los dos partidos independentistas. El propio ‘president’ Pere Aragonès así lo explicaba hace pocas semanas en una entrevista con El Periódico de Cataluña, del grupo Prensa Ibérica. «Nosotros estaremos abiertos a que pueda haber una representación mayor», dijo entonces. Aquel planteamiento no ha cambiado porque para él es clave llegar a las elecciones catalanas con avances en la carpeta del referéndum y no solo en la de la desjudicialización.
Si Rovira empezó el apaciguamiento, el líder del PSC, Salvador Illa, ha terminado por encarrilarlo este jueves en una entrevista en ‘Catalunya Ràdio’. Allí, de un plumazo, se ha abierto al traspaso de Rodalies -«no soy contrario», ha dicho- en una nueva semana marcada por el caos ferroviario y ha avalado la continuidad de la mesa de diálogo. Para él es un instrumento «positivo» que contribuye a «generar confianza» entre ambas partes. De hecho, el líder del PSC fue uno de los negociadores que la forjaron en diciembre de 2019. Esmerada en no quedar fuera del foco negociador, también la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, se ha plantado en Catalunya este jueves para remar a favor del traspaso de Rodalies y de la receta de «diálogo» y desjudicialización -sin mencionar directamente la amnistía- de la mano de los líderes de CCOO y UGT, una línea que sintoniza también con la de los republicanos.
Un mensaje estudiado
Pero Illa, un dirigente poco dado a las declaraciones extemporáneas, no solo hablaba en nombre del PSC al dar alas a un posible traspaso de Rodalies y defender la mesa de diálogo. El mensaje estaba pactado con la Moncloa, explican fuentes de la dirección del PSOE. El día anterior, el primer secretario de los socialistas catalanes se había reunido durante cerca de hora y media en Madrid con Pedro Sánchez, en un encuentro pensado para subrayar que ambos dirigentes van de la mano en un momento especialmente delicado para el PSC.
El exministro de Sanidad no está dentro de la comisión negociadora recién nombrada, y las conversaciones con Junts y ERC han estado hasta ahora pilotadas por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, pero el PSOE dejó claro que para las «cuestiones relacionadas con Catalunya» (de la amnistía a la mesa de diálogo pasando por la financiación) la «coordinación» del líder del PSC con el jefe del Ejecutivo sería «permanente».
Así que la toma de posición de Illa también es de Sánchez. «Todos operamos», señalaron los colaboradores más estrechos del presidente en funciones, subrayando así que el líder del PSC tiene un importante papel en esta compleja coyuntura. Tras el «susto» de la semana pasada, cuando ERC y Junts pidieron avances en el referéndum de autodeterminación como requisito para votar a Sánchez, las declaraciones de este jueves suponen un espaldarazo a los republicanos.
Los socialistas reconocen que pisan aquí un terreno delicado, con los dos partidos independentistas en igualdad de condiciones (tienen cada uno siete escaños en el Congreso) y pugnando por ver quién logra más contrapartidas a cambio de su respaldo a la reelección del jefe del Ejecutivo. Cualquier guiño al partido de Oriol Junqueras, en este sentido, tiene que ir acompañado de otro a la formación de Carles Puigdemont. «Habrá para todos», concluyen en el entorno de Sánchez. Pero la intervención de Illa no ha sido bien recibida por Junts. Tanto es así que Puigdemont ha espetado que «no podrá ser nunca un interlocutor válido para generar confianza».