Poco después de salir del palacio de La Zarzuela y recibir el encargo de Felipe VI para formar Gobierno, Pedro Sánchez anunció que iniciaría una ronda de consultas para recabar los apoyos necesarios. Con todos los grupos políticos del Congreso de los Diputados, salvo con Vox. Antaño el cordón sanitario fue a Bildu, formación con la que el líder del PSOE aseguró que nunca pactaría. «No es no» y «nunca es nunca». 

La persona a la que llamó Sánchez para mantener la primera toma de contacto fue la responsable de Sumar y vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz; con la que espera reeditar el Gobierno de coalición. Acto seguido, hizo lo propio con el presidente del Partido Popular. Su intención era despachar a los dos gallegos en el mismo día. La primera por la mañana, el segundo por la tarde.

Pero no pudo ser. Porque Feijóo, convocado con menos de veinticuatro horas de margen, ya tenía prevista «agenda privada», según especifican fuentes populares a EL ESPAÑOL. Ante la imposibilidad de atender al presidente este miércoles por la tarde, le propuso como alternativa mantener el encuentro el jueves o viernes. Aunque tampoco pudo ser. Porque Sánchez tiene Consejo Europeo. 

El encuentro, por lo tanto, se tendrá que postergar como pronto a la semana que viene. Aunque, en realidad, se trata de una cuestión institucional. Un careo breve para cuidar las formas. Ya que nada hace indicar que los dos grandes partidos vayan a ser capaces de alcanzar un acuerdo para desbloquear la gobernabilidad de España. 

Cuando Feijóo recibió el encargo del Rey para someterse a la investidura, la primera reunión que concertó fue con Sánchez. El líder popular se presentó entonces con una propuesta para gobernar en solitario durante dos años y alcanzar con el PSOE seis pactos de Estado en diversas materias. Ambas cuestiones recibieron un portazo del presidente, que le emplazó a un único entendimiento: para renovar el Consejo General del Poder Judicial. 

La citada reunión duró poco más de media hora y no sirvió de mucho, a tenor de las declaraciones que ambos dirigentes se profirieron después. Esta vez, Sánchez ya ha avanzado que no pedirá el apoyo del PP para su investidura. Tampoco el líder de los populares ha desvelado si tiene pensado plantearle otra propuesta de acuerdo más imaginativa.