En apenas unos días empieza en Castellón la campaña de recolección de la clemenules, la variedad reina de la citricultura de la provincia, y pocas veces ese arranque había tenido un sabor tan amargo. En el último mes dos empresas del sector, la cooperativa Cítrics de Nules y la planta de Greenmed de Almassora (antigua Martinavarro) han anunciado que cesan su actividad y ahora quien va a echar el cierre es otra histórica. Agrios de Nules, especializada en la exportación de cítricos y con sede en Burriana, acaba de presentar un preconcurso de acreedores y ya ha comunicado a sus trabajadores que ni siquiera va a empezar la temporada.
Con más de medio siglo de trayectoria, este comercio privado que lleva el nombre de Nules por la procedencia de sus fundadores, ha solicitado el preconcurso voluntario, una figura previa al concurso que permite a una empresa que no puede hacer frente a sus deudas iniciar conversaciones con sus acreedores para alcanzar un plan de reestructuración en un periodo de máximo de 3 meses.
El final de la actividad de Agrios de Nules, según ha podido saber Mediterráneo, del grupo Prensa Ibérica, implicará la salida de la empresa de toda la plantilla, integrada por unos 90 trabajadores entre collidors, personal encargado del manipulado de la fruta y administrativos.
El cierre de este comercio privado de Burriana, que pertenece a Asociex, la Asociación Profesional de Exportadores de Fruta de Castellón, supone un nuevo revés para un sector que en las últimas semanas no para de encajar golpes y que, poco a poco, se está quedando sin operadores citrícolas.
A finales del pasado agosto, la junta directiva de la cooperativa Cítrics de Nules, que había nacido dos años antes fruto de la unión de Cipla y el gigante Nulexport, anunció su desaparición tras presentar el concurso de acreedores. La cooperativa (la última que quedaba en este municipio de la Plana Baixa) acumulaba una deuda de 21 millones de euros, de los que algo más de 14 era con los bancos y 6 millones con proveedores. Además, y de manera complementaria, la entidad planteó un ERE para el 100% de la plantilla, compuesta por algo más de un millar de trabajadores.
Negociación en Greenmed
Al cierre de Cítrics de Nules se unió, menos de un mes después, la decisión de la citrícola Greenmed de Almassora de cesar el manipulado fruta y trasladarla a otros tres almacenes de Valencia. Una operación que conllevará que en la planta de Castellón solo se queden 23 profesionales (se encargarán de labores de refrigeración de la fruta) mientras que al resto (180) se les ha ofrecido ir a trabajar a Sollana, Xeraco o Villalonga o abandonar la compañía. Y aunque las negociaciones que han iniciado empresa y sindicatos todavía no están cerradas, todo apunta a que la inmensa mayoría de la plantilla (integrada por mujeres de entre 55 y 60 años) rechazará la movilidad geográfica.
La decisión que han tomado estas tres empresas en tan pequeño intervalo de tiempo va a suponer un duro revés para un sector que va perdiendo músculo empresarial y que hace justo un año ya asistió a la desaparición de otra grande: Peris Agost Hermanos de Almassora, que bajó la persiana tras casi un siglo de historia. Y es que, y según datos de la patronal Asociex, en apenas dos décadas han desaparecido en la provincia prácticamente la mitad de las cooperativas y comercios privados, al pasar de 121 a 68 operadores. Y los expertos insisten en que el sector asiste a un cambio de ciclo y que en los próximos años esta cifra todavía será mucho menor.
Una campaña con precios altos
Este nuevo varapalo que encaja la citricultura en Castellón coincide con el arranque de una campaña que es más que probable que deje un buen sabor de boca a los productores. Los precios en campo, que este año empezaron a fijarse una semanas antes de lo normal, se sitúan ahora entre 15 y 20 céntimos por kilo más altos que la campaña pasada. Así, y por citar un par de ejemplos, variedades como la clemenules, marisol o arrufatina alcanzan los 0,50 euros y la oronules, hasta 0,81.
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