Este miércoles se ha celebrado la primera fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, inaugurada por el Papa Francisco en la que, por primera vez, se ha dado voz y voto a las mujeres y a los laicos.

En él, participan hasta 464 representantes de la Iglesia católica, 365 de ellos con derecho a voto, el 75% de este número son obispos. Por primera vez, podrán votar 54 mujeres y 70 laicos. Entre ellos, destacan algunas personalidades ya conocidas dentro del mundo católico. La primera mujer en ascender a la Secretaría General del Sínodo, Nathalie Becquart, confía en que se consolide una mayor presencia femenina en los espacios de decisión de la Iglesia católica. A la par, el sacerdote jesuita James Martin, conocida por su trayectoria como defensor de los derechos del colectivo LGTBI, reclama más inclusión dentro de la institución.

El Sínodo es una consulta sobre el estado y el futuro de la institución religiosa y, entre sus integrantes, se está contando con la presencia de tres obispos chinos -dos elegidos por Pekín-, aunque el gigante asiático ya tuvo representación en 2018, en el Sínodo de los Jóvenes.

Así, el máximo pontífice ha arrancado la primera sesión del Sínodo instando a sus participantes a que dejen a un lado la “hipocresía”, que digan en alto lo que piensan si no están de acuerdo con algunos de los principios que se llevarán a debate y que, por ende, prioricen la “escucha”: “La charla es la enfermedad más común, si no dejamos que el Espíritu Santo nos sane esa enfermedad difícilmente podremos emprender un camino sinodal bueno. Por lo menos aquí dentro, si no estás de acuerdo con la hermana, el obispo, el laico, que lo digan en la cara porque esto es un Sínodo, decir la verdad, no la hipocresía, no hablar bajo la mesa a escondidas”, ha subrayado en su discurso.

Esta primera fase de la asamblea de alto rigor de la Iglesia se prolongará hasta el próximo 29 de octubre, por lo que ha invitado a que todos los presentes hagan “un ayuno de palabra pública” para que llegue a los medios de comunicación, que espera que actúen como “reflejo de esa vida en el Espíritu Santo” y para “ayudar” a la labor de los periodistas a difundir su mensaje.

Claves temáticas del Sínodo

El ‘Instumentum Laboris’ del Sínodo, presentado el pasado mes de junio, pondrá sobre la mesa el acceso de hombres casados al sacerdocio, así como de mujeres al diaconado o las medidas que puede tomar la Iglesia para acoger mejor a las personas LGBTI.

No es la primera vez que un Sínodo analiza cuestiones como celibato opcional o diaconado femenino, debido a que ya se planteó en el anterior Sínodo de la Amazonia en 2019. En el texto actual, que no es un documento del Magisterio de la Iglesia ni una encuesta sociológica, se deja claro que «la mayor parte de las asambleas continentales y las síntesis de numerosas conferencias episcopales piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado«.

En el mismo, también se incluyen otros temas acuciantes dentro de la institución católica y que, en el caso de los abusos sexuales, son de primer orden. Además, se ahondarán en cuestiones de poder y de conciencia, económicos e institucionales como «heridas abiertas», en aras de instar, así, a la Iglesia a unirse al creciente compromiso de conversión y reforma «para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro».

El Papa plantea un escenario distinto a Sínodos anteriores

En este sentido, el máximo representante del Vaticano ha hecho balance de las cuestiones que coparon asambleas previas, tales como la comunión de las personas divorciadas o la ordenación de hombres casados. Llegados a este punto, el Papa Francisco ha introducido, levemente, “algunas hipótesis”, en relación con la inclusión femenina en la institución, tal como “el sacerdocio para la mujer”, aunque ha matizado que temáticas como esa “son cosas que se dicen fuera”.

En aras de remarcar el fin último del Sínodo, ha matizado que este “no es un parlamento” ni “una reunión de amigos para resolver algunas cosas o dar opiniones”, ya que el principal protagonista debe ser el Espíritu Santo, pese a que se debe dejar constancia en la duración del mismo todas las “voces” reflejadas, sean “similares” o “diferentes”.

Representación española, con dos mujeres

En lo que concierne a España, estará por estatutos el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Además, acuden el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez Mora; el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello; y el obispo de Solsona, Francisco Simón Conesa Ferrer, elegidos por la Asamblea plenaria de los obispos españoles.

Asimismo, nombrados por el Papa, acuden Enrique Alarcón García, presidente de la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad; Luis Miguel Castillo Gualda, rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia; la teóloga Cristina Inogés Sanz y el vicario para la Vida Consagrada de la Archidiócesis de Madrid Elías Royón Lara. Junto con ellos, actuarán de facilitadores la religiosa Luisa Berzosa González y el profesor y sacerdote Eloy Bueno de la Fuente.