04/10/2023 a las 10:17

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No todos los jugadores tienen estrella para los negocios. MJ23 fue único e irrepetible en su especie

En la historia del baloncesto, una de las rivalidades más bonitas que han existido fue la que midió a los Chicago Bulls y los Detroit Pistons. Los conocidos como ‘Bad Boys’ ganaron el anillo de forma consecutiva en 1989 y 1990 eliminando por el camino al equipo del mítico ’23’, quien se tomó cumplida venganza en 1991 barriéndoles en la final de Conferencia Este y levantando el título.

La rivalidad entre ambos fue a niveles nunca vistos con el base de los Pistons protagonizando una encarnizada rivalidad con MJ hasta tal punto de que fue vetada su presencia en el ‘Dream Team’ de Barcelona 92, según las malas lenguas, por culpa del seis veces campeón de la NBA.

Ambos dejaron de hablarse tras estos hechos y la cosa no hizo más que empeorar porque la rivalidad iba hasta fuera de las canchas.

MJ, con el apoyo de Nike, era un as de los negocios gracias a su propia marca y a unos ingresos anuales récords como en su último año en la NBA con los Bulls con los que ganó 30 millones de dólares, más que lo que había conseguido su archienemigo de los Pistons en toda su carrera deportiva.

Un ‘all-in’ en toda regla

El base no pudo superar todos esos elogios hacia el ’23’ y quiso demostrar que él también tenía colmillo para los negocios. Invirtió todos sus ahorros en la compra global por 10 millones de dólares de la Continental Basketball Asociation (CBA), la que hasta entonces había sido la liga de desarrollo de la NBA y donde estaban muchos equipos filiales de las grandes franquicias.

La idea no estaba mal pensada, puesto que la CBA era una competición con muchísima tradición -desde 1946 había existido-, y fue la primera que admitió a jugadores afroamericanos, línea de tres puntos o canastas plegables. Además estableció los contratos duales o de 10 días que todavía se utilizan en la NBA para sustituir a jugadores lesionados por otro de la liga de desarrollo.

IT, que tiene retirado su número ’11’, empezó a ejercer como ‘Dios Absoluto’ de la competición al ser el dueño de las todas las franquicias. Su primera decisión fue recortar 400 dólares semanales el salario a los jugadores de la competición con el fin de hacerla viable y fomentar que hubiese más jugadores jóvenes disponibles para la NBA.

Quería que los veteranos se marcharan a Europa u a otros mercados donde pusieran más dinero.

Malas decisiones

Este hecho, sin embargo, hizo que muchas franquicias perdiesen identidad al marcharse los buques insignia de los equipos. El nuevo dueño de la CBA montó ese año el primer All-Star de la historia de la competición llamando la atención de la NBA, quien en marzo hizo una oferta por el paquete completo del exjugador de los Pistons.

El hermano mayor de la CBA ofreció 11 millones y un porcentaje de beneficios futuros. El negocio era redondo para el exjugador, quien en pocos menos meses había conseguido un millón gracias a sus ideas. En lugar de vender, rechazó y retó a la NBA aceptando una gira de tres partidos por tierras chinas en mayo de 2000.

Ese movimiento fue interpretado como una enorme peineta ojos de la NBA, quien se lo haría pagar al base poco tiempo después creando su propia Liga de Desarrollo, la National Basketball Development League.

Por primera vez en 20 años, la CBA dejaría de surtir de jugadores a la NBA despojándola de todo su sentido y el modelo de negocio que tan bien había funcionado.

La puntilla

Por si fuera poco, a la otrora leyenda de los Pistons le surgió una oferta para dirigir a los finalistas de la NBA de esa temporada, los Indiana Pacers, decidiendo firmar un contrato con la franquicia y cediendo el control de la CBA a un fideicomiso ciego. Las normas NBA impedían a un entrenador poseer su propia liga.

18 meses después de la compra, la CBA se declaraba en bancarrota, iniciando un proceso donde los antiguos propietarios podían recomprar su equipo por un dólar. La competición, tras perder el amparo de la NBA, dejó de tener sentido teniendo que echar el cierre en 2009 tras haberse llamado temporalmente incluso International Basketball Asociation (IBA).

La carrera en los banquillos del dueño de la extinta CBA ha sido irrelevante hasta tal punto que ni sus amados Pistons le han dado una oportunidad de dirigir su barco. Quizá MJ tenía razón con él.