El calentamiento del clima está favoreciendo el transvase del consumo de vino al consumo de cerveza: ya representa el 54% de todas las bebidas alcohólicas, por solo el 27% para el vino. La primera bebida ha innovado y multiplicado su oferta en los últimos años, mientras que la segunda apenas hace nuevas promociones y su marketing sigue ignorando el mundo digital.

¿El vino se ha dormido en los laureles mientras que el consumo de cerveza parece un tsunami imparable? El calentamiento del clima sin duda está favoreciendo este transvase.

Pero es que, además, la cerveza ha innovado y multiplicado su oferta en los últimos años, mientras que el endiosado vino, que mantiene unas cifras de facturación en el exterior muy respetables, apenas hace nuevas promociones y su marketing sigue ignorando el mundo digital.

Veamos algunas cifras: el consumo de vino en nuestro país sigue en la cuesta abajo desde hace años. En el pasado 2022 cayó el 8,2% en volumen, hasta 9,59 millones de hectolitros. Solo la inflación contuvo la caída en euros.

Cerveza con mucha espuma

La cerveza crece como la espuma. Cada español se bebe dos cervezas a la semana de media, a pesar de los abstemios. Ya se destaca como la reina absoluta de las bebidas alcohólicas, teniendo en cuenta que la cerveza sin alcohol ha escalado hasta el 13% de todo el consumo.

La industria cervecera patria está escalando hacia el cielo, con un aumento de las exportaciones de nada menos del 37% en el último trienio. Somos el segundo país del mundo bebedor de cerveza. Producimos 41 millones de hectolitros. En Europa solo nos gana Alemania.

La cerveza representa ya entre el 25% y el 40% de la facturación de los bares. Da trabajo a 450.000 personas y los ingresos fiscales fueron de 5.840 millones de euros en 2021 (incremento del 24% sobre el año anterior).

Primer viñedo del mundo, pero…

España es el primer viñedo del mundo, con más de 40 millones de hectolitros, el 13% del total mundial. Hay más de 4.000 bodegas, para una facturación de 8.107 millones de euros. Emplea nada menos que a 427.000 personas.

Exportamos, gran cantidad de vino, nada menos que 20 millones de hectolitros, pero la mayor parte es a granel, con precios que en algunos casos están por debajo de los coste de producción. Hemos mejorado algo. El vino se encareció el 9% a enero de este año.

El vino retrocede en el mercado porque no ha evolucionado. Vinotecarium en Pixabay.


Conservadurismo

El sector peca de conservadurismo y cierto inmovilismo en el marketing, con escaso empleo de tecnología. Llama la atención que todavía el 30% de las bodegas españolas no tienen página web.

Solo el 5,5% de la facturación de las bodegas españolas se hace por esta vía, estamos por detrás de Francia e Italia. El 76% de las bodegas no disponen de tecnología para monitorizar el viñedo y la vendimia.

Un 24% de las bodegas declaran que se han planteado invertir en blockchain para el seguimiento para la trazabilidad de las transacciones.

A nivel mundial, el vino vendido por Internet representó 3.200 millones de euros de facturación, un tercio a través del móvil, la vía que más crece.

Grandes oportunidades

España tiene muy buenas oportunidades para acciones comerciales avanzadas en el gran mercado norteamericano.

Es especialmente interesante el enorme mercado chino, donde el vino apenas representa el 3% de las bebidas alcohólicas.

Que no nos pase como a su majestad el vino de Burdeos, que se ha estancado y ahora les sobran una 30.000 hectáreas de viñedo. Habrá que arrancar viñedo y podar en verde.

El Gobierno galo destinará 200 millones de euros en ayudas. Hay que tener en cuenta que, según “The Guardian”, Europa ya subvenciona con 1.060 millones de euros al sector.

Cambios rápidos

El sector mundial está cambiando rápidamente, con un notable cambio generacional. Los jóvenes se pasan a la cerveza.

Hay que innovar sin cesar, con vinos más ligeros, más rosados, menos botellas pesadas, menos corcho, envases muy diversificados. Dar a probar los productos en mercados emergentes.

España es muy competitiva en botellas de menos de cinco y siete euros en bodega. Pero tienen que probarlos. Los grandes vinos se venden solos, incluso con precios elevados. Pero el futuro no puede limitarse a ese segmento.