Boltaña lloró este martes la muerte de Fernando Úrbez Sarrablo, «un zagal de toda la vida» que fue acuchillado mortalmente este lunes por la noche a manos de un vecino llegado hace pocos meses a este municipio oscense. El pueblo se levantó conmocionado a primera hora de la mañana con esta noticia en forma de «tragedia» que se llevaba por delante a un joven de 28 años «muy querido» y arraigado en la localidad, hijo y hermano de dos miembros de La Ronda de Boltaña: Francisco y Francho.
Según pudo saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, el homicida y la víctima protagonizaron una discusión en el bar La Plaza hasta que el primero de ellos abandonó el establecimiento en dirección hacia su casa. Volvió provisto de un cuchillo, se lo clavó en el corazón y huyó en coche hasta que, poco después, fue localizado y detenido por los agentes de la Guardia Civil. Mientras tanto, los sanitarios trataban de hacer todo lo posible por salvar la vida de este veinteañero hasta que solo pudieron certificar su fallecimiento.
A partir de ese momento, el pueblo enmudeció y se quedó «sin palabras» hasta que los vecinos protagonizaron una concentración de repulsa a las 19.00 horas y clamaron ante un improvisado altar a las puertas del Centro de Estudios del Sobrarbe. Allí se depositó un centro de flores, flanqueado por seis fotografías de la víctima y varias filas de velas en señal de duelo que fueron depositadas, poco a poco, por los más de 500 participantes. De la pared también colgaban cartulinas con mensajes reivindicativos como «no es justo», «te vamos a echar muchísimo de menos» o «nos quedamos con tu sonrisa» que sus amigos se encargaron de escribir a mano.
El manifiesto ensalzó la figura de Úrbez –«era noble, generoso y cariñoso», relataron– y su «cariño por Boltaña», donde ayer no había nada ni nadie que pudiera consolar los llantos de sus vecinos. En total se guardaron cinco minutos de silencio acompasados, primero, por Imagine de John Lennon y, luego, por los sollozos de sus allegados, quienes se fundieron en sentidos abrazos hasta casi formar una cadena humana en primera línea. «Ayer (por el lunes) te arrebataron la oportunidad de vivir tus sueños. Tu manera de partir ha sido tan inesperada que hace que el dolor sea más profundo. No te olvidaremos nunca porque siempre te necesitaremos», se leyó ante una plaza abarrotada que rompió a aplaudir, se resistió a marchar y comenzó a desfilar para mostrar su afecto a los amigos de Úrbez. Hoy se oficiará un responso a las 13.00 horas en el tanatorio para darle el último adiós.
El Instituto Armado ya ha abierto una investigación para tratar de esclarecer las causas que desembocaron en el crimen y la causa será dirigida por el juez titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Boltaña. Al cierre de la edición de este diario, el homicida –Sergio, de 38 años de edad y con una empresa de multiaventura a su cargo en el pueblo desde hace unos pocos meses– todavía no había prestado declaración judicial y, desde su detención, el plazo máximo es de 72 horas.
«Es un zagal de toda la vida. Las relaciones de pueblo son más cercanas. ¡Un pueblo es un pueblo!»
Tan de sorpresa pilló esta «tragedia» a los boltañeses que ayer a primera hora de la tarde todavía hablaban en presente de Úrbez y le describían como un chico «muy simpático, muy amable y muy atento con todos». «La sensación es de consternación y de mal rollo. Es un tío bastante apreciado», señaló un vecino que decía no saber «muy bien» lo que había pasado. «Es un zagal de toda la vida. Las relaciones de pueblo son más cercanas. ¡Un pueblo es un pueblo!», exclamó este.
Aunque el crimen se desató en plena plaza Mayor de Boltaña –«había gente en la terraza como todos los días», dijo otro vecino–, algunos lugareños con residencia en este emplazamiento no fueron conocedores de ello hasta primera hora de la mañana siguiente. «Yo vivo en la plaza, pasé a las siete y media con la bici, me metí en casa y ya no escuché nada», afirmó uno de ellos.
A otros les sorprendió en plena visita turística y quedaron consternados con solo escuchar pequeños chascarrillos vecinales que se comentaban a lo largo de las calles de Boltaña. «Venimos a ver el pueblo y nos lo han contado. Esto es horrible… un chavalín en plenitud de su vida y que se lo cargue un sinvergüenza», decía un matrimonio.
Quien sí conocía a Úrbez era la propietaria del bar contiguo a la escena del crimen –«como si fuera familia» aclaró– e incluso dio un paso adelante durante los cinco minutos de silencio para abrazar y tratar de consolar a sus amigos. «Todo el mundo lo conoce desde que nació y todo el mundo lo quiere un montón. Esto nunca pasa en los pueblos…», suspiró. «Era de las peñas y en este pueblo todos los jóvenes somos amigos», replicó una joven. «A todos nos ha tocado de más cerca o más lejos. Era un buen chico, lo conocía de verlo de fiesta y de que me pusiera coca-colas», añadió otro.
A escasos metros, el bar La Plaza permaneció cerrado todo el día con ocho sombrillas negras plegadas que, casualmente, simbolizaron el duelo en el que ha quedado sumido el pueblo. El consistorio decretó un día de luto oficial desde las 12.00 horas de ayer hasta las 12.00 horas de hoy, las banderas del balcón ondeaban a media asta y las del interior de la casa consistorial lucían un crespón negro.
Boltaña se convirtió ayer en un pueblo «completamente roto» y «desconsolado» en el que nadie podía imaginar que Úrbez –«¡es que es más majo que las pesetas!», susurró una jubilada– ya no estuviera entre ellos. «Nadie se lo puede creer, podría haberle pasado a cualquiera. ¡Lo conocía todo el mundo!», clamaban una y oatra vez.