El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha defendido este miércoles que los Estados no pueden utilizar la «soberanía nacional» como argumento para no querer hablar del respeto a los Derechos Humanos en su territorio, al tiempo que ha reconocido que aún queda mucho por hacer para que todas las personas sean libres e iguales.
Durante su intervención en la conferencia de alto nivel organizada por el Ministerio de Exteriores con motivo del 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, Borrell ha reconocido que en sus viajes con frecuencia la respuesta que obtiene cuando plantea la cuestión de los Derechos Humanos a sus interlocutores es «no te metas en mis asuntos internos» o «preocúpate de lo tuyo».
Pero, ha sostenido, «sí es nuestro asunto, en todas partes, porque los Derechos Humanos no son una cuestión interna y los Estados no pueden esconderse detrás de la soberanía nacional». «La soberanía nacional no es una protección contra ello» dado que, ha reivindicado, «todas las personas tienen el mismo valor y un derecho está vinculado con la materialización de los otros».
El Alto Representante ha puesto en valor los logros alcanzados en estos 75 años desde que se firmó la Declaración Universal, como el voto para las mujeres, el fin de la colonización o el fin del totalitarismo, pero ha admitido que aún queda mucho por hacer.
«Aún hay problemas enormes», ha subrayado, incidiendo en que actualmente hay «desigualdad descomunal, extremismo, populismo, discurso de odio, un impacto catastrófico del cambio climático, un ritmo frenético del desarrollo digital, crisis por todas partes».
Hacer más por las generaciones futuras
«Tenemos que hacer mucho más por los jóvenes y las generaciones futuras», ha reivindicado, incidiendo en la necesidad de que estos «entiendan y crean que los Derechos Humanos definen nuestra humanidad y que no hay soluciones sin la protección de los Derechos Humanos».
Según Borrell, «los jóvenes tienen que entenderlo, pero quizá lo dan por garantizado dependiendo de donde vivan». Sin embargo, deben tener una visión más amplia del mundo y comprender que «buena parte de la Humanidad aún está viviendo privada de esos derechos que nosotros consideramos universales», ha advertido.
La Declaración Universal, ha recordado el Alto Representante, empieza con unas palabras «sagradas: «todo ser humano nace libre e igual en dignidad y derechos». Sin embargo, «durante muchos años eso no ha sido cierto y aún estamos lejos de que esta simple frase sea una realidad para millones de personas en todo el mundo«, ha lamentado. «Este debería ser nuestro compromiso», ha rematado.