La primera pregunta era obligada. «¿Qué hacen ustedes en Cosmopoética?», les espetó esta tarde el presentador, el periodista José María Martín, en tono jocoso, nada más ocupar sus asientos. Tras una extraordinaria sesión de lectura de Cosmoversos, el pretexto poético para incluir a los autores de Fariña y Costo, los reporteros del narcotráfico español Nacho Carretero y Ambros Lozano estaba aún por probar. Hace tiempo que el festival de poesía de Córdoba se abrió a otros géneros, pero a primera vista, parecía que un elefante se hubiera colado en una cacharrería. Nada más lejos de la realidad.

La Sala Orive se atestó de público interesado en conocer los secretos de dos narradores de historias reales que este martes, en el ecuador del festival, aprovecharon la ocasión para reivindicar más tiempo y dinero para el periodismo de verdad, el periodismo de calidad, el que se sumerge en los temas a gran profundidad y, sin prisas pero sin pausa, se dedica a intentar entender por qué pasa lo que pasa para explicárselo a los demás.

Primero uno y luego el otro, ambos apostaron por acercarse al narcotráfico desde distintos puntos de España. Carretero en Galicia y Lozano en Andalucía, uno en torno a la cocaína y el otro con el hachís y ambos consiguieron no solo respuestas a muchas de sus preguntas sino la fórmula mágica para convertir el periodismo puro y duro en historias atractivas para el gran público. Lo dijo Carretero, que en medio de tanta inmediatez, sigue habiendo gente dispuesta a detener el tiempo para leer, escuchar, visionar o hacerlo todo a la vez en modo de novela, serie, obra de teatro y podcast homónimos. «El periodismo en España sería mucho mejor si se destinara más tiempo y más dinero a estos temas» como se dedican a cubrir otros asuntos igualmente trascendentes como un mundial de fútbol, pongamos por caso. El marco poético les sirvió además para poner en valor las historias mínimas, «esas que no son importantes pero que son interesantes» y que hasta hace poco en España, no así en otros países como Estados Unidos, no encajaban en ningún género periodístico y eran denostadas en las redacciones de los medios porque no eran estrictamente una noticia. «Afortunadamente, eso ha cambiado porque el periodismo cada vez es más flexible y se toma a sí mismo menos en serio». 

En la conversación de los reporteros de los narcos no hubo versos, pero sí guiños y anécdotas de las que gustan al público, detalles como el realismo mágico que envuelve a los que viven de la droga o el afán ególatra de los personajes, capaces de enfadarse con el autor de Fariña desde la cárcel porque no lo incluyó en su historia. Los asistentes al evento que no habían leído Costo se enteraron también ayer de que Córdoba fue epicentro en el nacimiento del narcotráfico en el Sur, a partir de una empresa tapadera ubicada en la ciudad califal y de por qué el negocio fue mucho más visible durante años en Galicia, donde se generó una narcocultura en torno a la cocaína, que en Andalucía, donde el costo fue visto por muchos y durante mucho tiempo con indulgencia. 

El reporterismo y sus autores se colaron esta tarde en Cosmopoética, entre los vívidos poemas de Ana Castro, Irene Domínguez y Laura Pérez Marrero, que también abarrotaron la sala de Orive. El colofón de la quinta jornada cósmica lo han puesto los miembros del teatro La Barraca con el montaje Tres poetas para el amor y la muerte, que nace de poemas y textos teatrales de Antonio Machado, Federico García Lorca y Miguel Hernández. Entre todos demostraron que la cita con la literatura en cualquiera de sus formas siempre es apasionante y que conviene dejarse llevar de vez en cuando. Mañana miércoles más.