Francia y otros ocho Estados miembro han planteado este martes una reforma del mercado eléctrico alternativa a la propuesta que distribuyó la presidencia española del Consejo el pasado 13 de septiembre y que complica el consenso que buscaba el texto español, que incluía concesiones a Francia, cuyo ‘mix’ energético tiene una fuerte presencia de la energía nuclear, al tiempo que introducía controles para evitar una distorsión del mercado que preocupa especialmente a Alemania.

La propuesta, a la que ha tenido acceso Europa Press, está firmada por Francia, República Checa, Bulgaria, Croacia, Hungría, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia, todos ellos miembros de la coalición autodemoninada ‘Alianza Nuclear’ –compuesta por un total de 16 países– que surgió en febrero en los márgenes del Consejo de Energía de Estocolmo (Suecia) con el «compromiso de seguir reforzando la cooperación europea en el ámbito de la energía nuclear como componente importante de la ambición energética y climática de Europa».

Unidos por la fuerte presencia de la energía nuclear en sus ‘mix’ energéticos, estos nueve países han mantenido en su nuevo texto las concesiones que otorgaba la propuesta española para alargar la vida de las centrales nucleares, pero elimina los controles que esta introducía a cambio para evitar una distorsión del mercado, algo que preocupa especialmente a Alemania.

La presidencia del Consejo buscaba así salvar las distancias entre Francia y Alemania, cuyo choque frustró el acuerdo de la reforma el pasado mes de junio tras el rechazo de Berlín a abrir financiación de contratos por diferencia –por los que el vendedor paga al comprador la diferencia en el precio de la energía desde el momento de la compra a la firma del contrato– a las plantas nucleares ya existentes por considerar que beneficiaba en exceso a París.

Para acercar ambas posturas, el texto español permitía fijar un precio en caso de que se produzca una extensión de la vida útil de las centrales nucleares que se beneficien de estos incentivos, de modo que preserva la autonomía de los Estados miembro para escoger su ‘mix’ energético al tiempo que introduce controles para que eso no suponga una distorsión del mercado.

Sin embargo, Francia y sus socios pronucleares quieren eliminar estos controles, así como el informe de rendición de cuentas que se planteaba presentar ante la Comisión Europea, aunque sí mantienen las concesiones para alargar la vida de las centrales ya existentes.