La escalada del petróleo está siendo una de las principales narrativas que está dando forma al mercado. La subida del crudo desde el verano, que recientemente provocó que el barril de Brent rebasara los 97 dólares, parece no tener un final a la vista. Numerosas firmas de análisis pronostican una gran tensión en el mercado mientras la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+), especialmente Arabia Saudí y Rusia, mantengan los recortes de producción. Pero para ver su fin, es probable que tengamos que esperar algo más.

Los expertos de Nomura advierten que se espera que la demanda de productos petrolíferos aumente de cara a invierno y, dado que la producción sigue siendo limitada, el precio «podría seguir tendiendo al alza».

La firma nipona no contempla otro escenario a menos que se reduzcan las medidas para reducir la producción, algo poco probable según los analistas, ya que la OPEP rara vez reconduce su política en la primera mitad del año; o la demanda se ve frenada por factores exógenos como un invierno más cálido de lo esperado o una continua escalada de los tipos de interés, un desenlace que los estrategas no terminan de ver claro a pesar de las advertencias de la Reserva Federal (Fed).

PREVISIONES GENERALMENTE ELEVADAS

El escenario base de la mayoría de expertos apenas difiere: el crudo no va a pisar el freno en lo que resta de año… y está por ver cuando lo hará en 2024. Recientemente, los expertos de Bank of America (BofA) elevaron su previsión para lo que resta de 2023, situando al Brent en 91 dólares de media y 96 dólares en el último trimestre como consecuencia del reciente aumento de los márgenes de refino en conjunción con los recortes voluntarios.

«Con el compromiso de la OPEP+ de frenar la oferta de petróleo hasta finales de año y el estímulo de China a punto de ampliarse en el cuatro trimestre de 2023, esperamos que las existencias mundiales de petróleo disminuyan en 70 millones de barriles en los próximos 3 meses», señala Francisco Blanch, responsable global de materias primas y derivados del servicio de estudios de BofA.

No obstante, la compañía norcarolina mantiene su previsión respecto al próximo año en los 90 dólares. Según estos expertos, la proximidad de las elecciones presidenciales en EUU podría alterar la dinámica interna de la OPEP+; por otro, un nuevo repunte de los precios podría desatar una mayor inflación y, en consecuencia, provocar mayores turbulencias financieras. Con todo, la caída de precios, advierten, puede ser «limitada».

De su lado, RBC tampoco ve al barril de crudo escalando por la marca psicológica de los 100 el próximo año. Según la firma canadiense, el crudo Brent cerrará el año en los 91 dólares a pesar de la escasez de oferta y subrayan que el mercado del ‘oro negro’ «a menudo se sobrepasa y se corrige en exceso».

Por el contrario, los expertos de Goldman Sachs sí ven al barril de referencia en Europa rebasando las tres cifras. La firma neoyorquina apunta que el recorte de producción y el aumento de la demanda proveniente de EEUU y China compensa «con creces» el aumento de oferta proveniente del país norteamericano. Y la cosa podría seguir igual en 2024.

En este sentido, los analistas de Goldman Sachs esperan que el crudo repunte un 1,5% en los próximos 12 meses debido a varios factores, como una «visión constructiva» de la economía mundial, ya que esperan que el PIB global crezca un 2,5% en 2024. En concreto, apuntan hacia la expansión del sector servicios, especialmente del transporte, una actividad «crítica» en la demanda de petróleo. Además, también esperan una mayor demanda a nivel global pero en particular de Asia, a medida que la desaceleración de la economía china muestre signos de «tocar fondo», y un «gran aumento» de la demanda de India y Oriente Medio.

Esta tesis difiere ligeramente de la planteada por los expertos de Morgan Stanley, que reconocen que el crudo podría alcanzar los 100 dólares en lo que resta de año, pero no ven un barril de Brent muy por encima de esta marca. Según la firma estadounidense, hay pocos precedentes históricos que apoyen un escenario tan alcista para el petróleo y creen que la tensión que está induciendo la OPEP+, y en concreto Arabia Saudí, podría tener un efecto rebote como ocurrió en la década de 1980.

De igual modo, estos estrategas señalan que los recortes y sus respectivas ampliaciones habían sido ampliamente descontados por el mercado, por lo que no hay demasiados motivos para pensar en un crudo en niveles mucho más altos de los actuales. Por ello, prevén un mercado petrolero «tenso», pero no uno «que necesite la destrucción de la demanda para equilibrarse».

¿OPORTUNIDADES DE INVERSIÓN?

Sea como fuere, llegue el precio a nuevas cotas o no, una cosa está clara: el mercado está nervioso. La escalada del crudo tiene un importante efecto sobre la actividad económica a través de varios y diversos canales y, por lo general, unos precios más altos suelen conllevar una inflación más alta. Y una inflación más alta, podría conllevar una Fed más dura.

No obstante, los expertos de Goldman Sachs no esperan que un posible aumento de los precios de la energía «descarrile» el aterrizaje suave de la economía estadounidense. «Probablemente ya se haya producido la mayor parte del repunte del petróleo, las medidas de las expectativas de inflación parecen estar bien ancladas y la Reserva Federal está centrada en la inflación subyacente (que no incluye la energía). Además, se espera que el impacto del petróleo en EEUU y Europa sobre el crecimiento sea moderado, y que los precios del gas natural se mantengan bajos», destacan.

Con todo, los mercados ya han empezado a reaccionar y la renta variable ha estado retrocediendo en las últimas sesiones. Ante esta situación, los expertos recomiendan diversas estrategias para proteger las carteras de los inversores y la mayoría coinciden en una cosa: apostar por empresas energéticas, a pesar de su irregular rendimiento a lo largo del año.

Desde Nomura, estiman que las perspectivas del crudo dibujan un escenario «positivo» para las empresas petrolíferas, pero no tanto para las energéticas. Asimismo, apuntan que una posible subida del gas en caso de que el invierno sea más duro de lo previsto beneficiaría a las empresas petrolíferas, ya que ambos precios están íntimamente relacionados. En concreto, la firma nipona recomienda ‘comprar’ Eneos, ya que sus inventarios se revalorizarán en este escenario, y mantenerse ‘neutral’ en Inpex, ya que cada subida de un dólar en el precio «aumentará sus beneficios en más de 13 millones de dólares».

Por su parte, Stephen Innes, socio director de SPI Asset Management, sugiere exponer las carteras a bonos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS), tanto a corto como a largo plazo, ya que «se perfilan como los instrumentos preferidos para protegerse de los riesgos de estancamiento a corto y largo plazo». Además, recomienda ‘sobreponderar’ activos energéticos debido a «un sentimiento positivo continuado» hacia el sector.