El grupo irlandés U2 inició el viernes su esperada estancia en Las Vegas (EE.UU.), una residencia de 25 conciertos que tiene como centro de Sphere, la mayor esfera led del mundo, un mastodóntico proyecto de James Dolan, presidente ejecutivo de Madison Square Garden Company, que ha contando con el conocimiento puntero de SACO Technologies y Oboria Digital, dos empresas aragonesas especializadas en aplicar la Inteligencia Artificial (IA) al diseño arquitectónico y que están dirigidas por el zaragozano Miguel Fontgivell.

Se inauguró ya el pasado 4 de julio, pero fue el viernes 29 cuando U2 saltó al escenario de esa esfera led gigante, que ha descubierto al mundo las posibilidades inmersivas de una infraestructura a la que ya apuntó hace unos años la imaginación futurista de Matthew Groening, creador de la serie Futurama, en la que sus protagonistas presenciaban un concierto de unos Beastie Boys encapsulados en un Madison Cube Garden.

Con unas cifras como los 2.300 millones de dólares de inversión, los 113 metros de altura, los 150 de ancho, los 360 grados de visión y la resolución de 19K x 13,5K, el proyecto, en el que el mayor montante se ha ido en investigación y desarrollo, tiene una clara vocación de ser exportado a otras partes del mundo, «por más que cada país tenga sus propias normas urbanísticas y de seguridad», apunta.

Para los grandes artistas se abre una puerta a otro mundo de giras sin apenas equipo y espectáculos contenidos en una memoria que maneje el petabyte como unidad de medida. Londres ya tiene una parcela reservada y seguramente varias esferas comiencen a acaparar la atención en varios de esos estados de Oriente en los que solo hay grandiosidad y artificio y apenas nada de la «arquitectura humanista» de Europa.

Con la satisfacción del trabajo entregado y el asombro de haber mantenido en secreto durante años un bombazo que ahora provoca continuos ecos en los medios, Fontgivell sitúa la Esfera como «un reto enorme» a partir del cual cualquier otro proyecto que cae en sus manos «parece más fácil». Al final hablamos de una superficie de doble curvatura, con curva en los dos ejes y eso matemáticamente es todo muy complejo, incluso las geometrías de la fachada exterior a partir de paraboloides hiperbólicos (una superficie cuya representación gráfica se asemeja a la masa de una pizza lanzada al aire). Una esfera imperfecta que, recuerda el arquitecto aragonés, exasperó a Dolan el día en que se conocieron: «Él quería una esfera perfecta y así se levantó a dibujarla en una pizarra».

Para semejante trabajo de grandes dimensiones detalladas al milímetro los equipos aragoneses han explotado sus conocimientos en IA. H